El dobles había ganado a primera hora del domingo, pero Cerúndolo perdió y todo quedó en manos del bonaerense, que había sido reservado ante la chance del quinto punto. El 25° del ranking mundial salvó dos match points ante Popko (338°) y se impuso en el tie break del último set, del último partido de la serie en Rosario.
Parece que para Argentina en la Davis si no es con sufrimiento y con drama, no vale. Parece que los triunfos solo son triunfos si antes de conseguirlos se camina por el borde del abismo. Quedó claro, como ya varias veces en los cien años de historia albiceleste en esta competencia, en el cierre de la serie este domingo ante Kazajistán por los Qualifiers 2024. Una serie que en los papeles parecía relativamente fácil para el seleccionado nacional. Incluso cuando, se sabe, en la Davis muchas veces no pasa lo que debería pasar y subestimar a un rival puede transformarse en un trago amargo. Guillermo Coria y sus jugadores tenían todo para resolver el duelo por la vía rápida. Sin embargo, tuvieron que esperar hasta el tie break del último set del último punto para respirar aliviados y fundirse en un abrazo en el centro de la cancha, en una mezcla de felicidad y alivio.
El reloj marcaba las 19.48 de un domingo nublado y no tan caluroso cuando Sebastián Báez, 25° del mundo y el gran héroe argentino, concretó su primer match point y firmó el 6-4, 3-6 y 7-6 (8-6) ante un durísimo Dmitry Popko (338°).
Esa victoria selló el 3-2 de Argentina, que se clasificó a la fase de grupos de las Finales de septiembre y le bajó el telón a una jornada que fue una montaña rusa de emociones para el equipo albiceleste, en la que se jugó -y se alentó- con el corazón en la garganta.
“Se sacó adelante con mucho huevo”, reconoció Coria, que vivió este duelo de manera especial, ya que fue el primero de la Davis que se disputó en esta ciudad, que él adoptó como propia.
“Nunca vi perdida la serie, sí muy complicada. Pero los chicos se comprometieron, como hacen siempre. Cuando las cosas iban cuesta abajo y no salían, cuando había mucha tensión y los partidos se escapaban, estuvieron firmes, se la bancaron, nunca se rindieron. Eso es lo que me llena de orgullo de esta serie. Tenemos un equipazo”, agregó el capitán.
Aunque el sofocante sábado dejó algo de preocupación de cara al desenlace -Francisco Cerúndolo (22°) venció con demasiado trabajo a Popko y Tomás Etcheverry (28°) luchó pero tropezó con Timofey Skatov (278°)-, la lógica hacía pensar que los argentinos podrían encaminar el match sin muchos problemas. Pero la Davis no entiende de lógica.
Máximo González y Andrés Molteni hicieron lo que tenían que hacer. Sin embargo, la dupla, 13° del mundo y ganadora de cinco títulos el año pasado, necesitó un gran esfuerzo para derrotar por 6-7 (3-7), 6-4 y 6-0 a Aleksandr Nedovyesov, un doblista que está 48° en el ranking de la especialidad, y a Popko, una pareja confirmada horas antes, para darle descanso a Skatov, pensando en el resto de la jornada.
“Esto fue tan duro porque es la Davis, seguro. Pero con corazón y con la ayuda de la gente pudimos darlo vuelta”, reconoció Machi. “Fue más corazón que tenis en el principio. Es un desahogo y una alegría por darle este punto a Argentina, para que Fran salga más tranquilo a la cancha”.
Cerúndolo salió tranquilo, empezó imponiendo condiciones ante Skatov y hasta llegó a sacar 5-3 para el set inicial. Pero su rival, que jugó todo el fin de semana muy por arriba de lo que indica su ranking, insistió hasta que consiguió quebrarlo tenística y mentalmente. Y ante un porteño ofuscado, errático y desenfocado, el kazajo se impuso por 7-6 (7-1) y 6-4 para igualar el duelo y forzar el quinto punto.
Y se gano, nos vemos en las finales en septiembre! Mucho sufrimiento pero se cumplio el objetivo. Orgulloso de ser parte de este equipo que lo da todo. Gracias a todos los que nos apoyan cuando las cosas salen y cuando no.
Vamos Argentina🇦🇷❤️ pic.twitter.com/UvCcevvv6G— Francisco Cerúndolo (@FranCerundolo) February 5, 2024
Y llegó el momento de Báez, “el jugador durísimo de enfrentar” que Coria había elegido guardarse para el domingo por si lo necesitaba.
Báez cumplió, pero no sin hacer sufrir a las 3.500 personas que llenaron por segundo día consecutivo el estadio. Aunque la culpa de ese sufrimiento fue en parte de Popko, que en su segundo partido del día jugó hasta cuando las piernas casi no le respondían y llevó al límite al argentino. De nuevo, a la Davis tampoco le importan los rankings.
Y si los quiebres que iban y venían y las pelotas disputadas no hubieran sido suficientes, una situación que se vivió en el tramo final del tie break decisivo paró el corazón de más de uno. Popko sacó 6-4, con dos match points a favor. Báez los levantó. Finalmente, después de 2 horas y 48 minutos de una durísima batalla, cuando el sol casi no alumbraba en el del Jockey Club, Báez selló el triunfo y desató la locura argentina.
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“Siempre me gustó representar a Argentina. Al escuchar a toda la gente y ver a los chicos haciendo fuerza en el banco, sentía que no podía perder el partido, no podía permitir que terminara así. Eso me hizo sacar un poco más”, confesó Sebas tras el agónico triunfo.
Y es que para Argentina en la Davis, si no es con sufrimiento, la victoria no vale.
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