El libertario resistió críticas y polemizó por los derechos humanos.Dijo que no hubo 30 mil desaparecidos. No negó su acuerdo con Luis Barrionuevo, y lo justificó. «Los que quieran sumarse son bienvenidos».
Blanco de críticas duras, sobre todo de Patricia Bullrich y por izquierda de Myriam Bregman, y siendo el rival a lastimar dado que fue el gran ganador de las PASO, Javier Milei logró un objetivo importante: mantenerse en su eje, acaso mordiéndose ante situaciones en las que suele estallar en algunas entrevistas o apariciones televisivas, cuando considera que “se lo ataca”.
En el tramo dedicado a la Economía, su punto fuerte, quedó claro cómo la “agenda Milei” caló hondo, al girar parte del debate sobre sus propuestas de dolarización, y de eliminación del Banco Central.
“Se cómo hacer crecer una economía, sé cómo terminar con la inflación”, se presentó el libertario, y a su compañera de fórmula Victoria Villarruel como «especialista en seguridad y defensa». Y cuestionó a todos por igual con un gesto envolvente: “Enfrente tenemos a la casta empobrecedora que nos va a hablar de un modelo que nos hunde hace 100 años”, buscó anticiparse al debate.
Así comenzó el debate, el candidato a presidente, Javier Milei.
“No es casta pero hace alianzas con (Luis) Barrionuevo, le arma las listas Sergio Massa, y ya se mudó a un barrio privado. Es un empleado d e los grandes empresarios… no es un león, es un gatito mimoso del poder económico”, lo fustigó Bregman, y Milei resistió en calma, para después buscar morder a uno de sus rivales a vencer, Massa, cuestionando su “plan platita”, el estado de las jubilaciones y la inflación. En una estrategia de moderación que apuntó a ampliar su base electoral -moderación al menos en lo gestual porque tuvo palabras duras, en eso no defraudó a su público de hierro- también esquivó a Bullrich negando con la cabeza pero contenido, cuando ésta afirmó que “sin dólares no se puede dolarizar”.
“La emisión monetaria es una estafa, un robo, este gobierno de delincuentes lleva 90 mil millones, por eso defienden tanto al Banco Central”, cuestionó.
A Massa lo fustigó también por hacer “cuentitos de hadas” y no bajar la inflación, y a Bullrich por la supuesta “falta de propuestas” económicas durante ese tramo del debate. Y le apuntó en este sentido a “los chantas que tiene como economistas, (que) ninguno de ellos dijo qué va a hacer con las Leliqs” del Banco Central.
En el capítulo de Educación, y en una semana difícil por los desatinos banalizadores del nazismo de su referente educativo Martín Krause, no habló de los famosos vouchers, sino de su idea del “capital humano” y criticó sin nombrarlos directamente a los planes sociales: “Vamos a enseñar a pescar, vamos por una solución donde los individuos no sean esclavos del Estado”. Se ve que Bullrich tenía preparada su “réplica” porque ella si le atacó los vouchers que “van a crear más desigualdad”, y defendió la escuela sarmientina y gratuita.
Afirmó que su modelo es reformar el ministerio con cuatro áreas delimitadas: Niñez y familia, salud, educación y trabajo.
En derechos humanos, Milei rechazó críticas: “Los liberales en la Argentina hemos sido acusados de cosas verdaderamente aberrantes, como fachos, fascistas, nazis, cosas que no tienen nada que ver con nosotros” y recitó el credo liberal de su inspirador, Alberto Benegas Lynch.
Pero fue tajante en el revisionismo de la violencia de los 70 que antes era marginal de su vice Victoria Villarruel y sectores castrenses: dijo que “no fueron 30 mil los desaparecidos, fueron 8.753… en los 70 hubo una guerra y las fuerzas del estado cometieron excesos” (la excusa de los “excesos” parecía zanjada desde el Nunca Más y las atroces revelaciones en el histórico Juicio a las Juntas Militares de 1985) y equiparó a las organizaciones armadas que según Milei, también “cometieron delitos de lesa humanidad”.
«Los terroristas de Montoneros y del ERP mataron gente, torturaron gente y cometieron delitos de lesa humanidad y tampoco estamos de acuerdo con el curro de los derechos humanos», polemizó. Poco después, Bregman le enrostró que «ensucia la palabra libertad».
Massa en un cruce y sin que se le vea la aureola lo instó a pedir perdón por haber ofendido al Papa Francisco, al que Milei en algún momento llamó «el maligno». Milei salió del trance con bastante naturalidad: dijo que ya lo había hecho, y devolvió al ministro-candidato: “Dejá de chicanear y bajá la inflación”. Bullrich a su turno lo apuró por su pacto con Barrionuevo, que Milei, algo descolocado, sin embargo, no negó: “Barrionuevo es casta, y vos sos más casta, acaso seguís siendo montonera, tirabombas”, contratacó y justificó sobre el gastronómico, que «los que quieran sumarse son bienvenidos».
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