El ex ministro Guzmán reabrió esta semana la discusión. El ex presidente tuvo un fuerte apoyo hasta mediados de 2020, pero allí empezó a caer. La derrota en las PASO 2021 detonó todo.
En un raid mediático en el que empieza a coquetear con la política, el ex ministro de Economía Martín Guzmán reabrió esta semana un debate adormecido. Dijo que el entonces presidente Alberto Fernández hizo de la cuarentena por el coronavirus «una bandera» y que resultó «más larga de lo que debió haber sido». ¿Fue así?
«Como ministro de Economía, a mí me tocaba velar por la economía, estaba todo el tiempo pidiendo que me dijeran cómo era la cosa. Porque esto (la cuarentena) está afectando a las posibilidades económicas de la gente (…) es desigualadora la pandemia», señaló Guzmán durante una entrevista en el portal Cenital.
«Entonces, por mucho tiempo era ‘no, no, no se puede (relajar la cuarentena)’. Y después creo que pasó a ser un tema más político. Una bandera política el hecho de que era la administración de la pandemia lo que hacía fuerte al Gobierno», agregó el exministro.
Se consultó periodísticamente a analistas y ex funcionarios de esa época para intentar rearmar la historia y encontrarle el título más ajustado. La conclusión es que Fernández estiró el encierro para evitar un colapso y cuidar a Axel Kicillof, que debutaba como gobernador en la provincia de Buenos Aires y era «el» protegido de la vice Cristina Kirchner. Un resultado electoral, cuándo no, cambió todo.
Los tres meses de gloria de Alberto
Cuando se repasan los números de aprobación de la gestión y la imagen de Fernández, y qué opinaba la gente de la cuarentena, para ver hasta dónde puede ser cierta la apreciación de Guzmán, hay que pararse primero en marzo de 2020.
Fue en ese mes cuando el Presidente anunció el encierro para evitar los contagios y las muertes por el incipiente Covid 19.
La aceptación inicial a la medida fue (casi) total. Así, la imagen de Fernández logró un hito inesperado para la época. Su figura rompió la grieta y con el apoyo de votantes macristas, tocó números récord.
Con ese aval, el mandatario fue prorrogando una y otra vez la cuarentena, muy restrictiva, aunque incorporando algunas flexibilizaciones. Hasta que entre fines de junio y julio de 2020 se produjo otro quiebre.
El 26 de junio, el Presidente anunció un nuevo/viejo endurecimiento del encierro en el AMBA, por tres semanas. Para ubicarse en tiempo y espacio: en ese momento, los muertos por covid en todo el país apenas superaban los 1.200 y la Ciudad y la provincia de Buenos Aires eran los lugares más observados. Por densidad población, pero también por política.
Un mes después, se contó un dato esencial: como el jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta medía bien en Provincia, Cristina Kirchner le había ordenado a Fernández que deje de llamarlo «amigo».
Fue el primer paso de una avanzada brutal, que terminó en septiembre con una poda en la coparticipación de la Ciudad para transferir esos fondos a la Provincia.
Las dos jugadas fueron para beneficiar a Kicillof. Y la cuarentena también se decidió con esa lógica. El Gobierno nacional quería evitar un colapso en los hospitales y la zona más sensible era el Conurbano. Por eso el gobernador y sus funcionarios de Salud (Daniel Gollán y Nicolás Kreplak) eran férreos defensores del cierre de las escuelas. Y con la sombra de Cristina en la cabeza, Fernández metía a Larreta en el combo para no dejar en off side a Kicillof.
La gestión en salud, la menos mala
Otro dato estadístico avala en un punto los dichos de Guzmán. Si bien ya para mediados de 2020 un sector de la población reclamaba mayores aperturas, en los años de pandemia la política de Salud fue lo más valorado del Gobierno.
Es muy interesante repasar los números de la encuesta que hace la Universidad de San Andrés (Udesa) y que evalúa, justamente, las distintas áreas de la gestión nacional.
En julio de 2020, la política de Salud lideraba con 47% de aprobación y 49% de rechazo. Las peores eran Economía (+ 28% y – 65%) y Seguridad (+ 22% y – 73%).
En agosto de 2021, previo a las PASO, Salud seguía en punta (sobre 10 rubros evaluados), pero ya con 31% de aprobación y 67% de rechazo.
La elección quemó la bandera
La derrota en las primarias legislativas de ese año trastocó la gestión y Fernández, tras la amenaza de renuncia de los principales funcionarios K, renovó el Gabinete y aflojó ostensiblemente el encierro. Luego vendría el famoso plan platita que se tradujo en una mejora en los votos.
En términos sanitarios, la derrota en las PASO quemó la bandera política. Pero la obstinación de Fernández con el encierro tenía una lógica: aún con las críticas, como se explicó, según las encuestas el área de Salud (por entonces sinónimo de pandemia) era lo menos malo del Gobierno; además, se había evitado el colapso al que tanto le temían Cristina y Kicillof.
Por eso, pese a que Guzmán ya había advertido en abril de ese año que la economía no soportaría otro cierre total, Alberto decidió mantener la misma fórmula.
Hoy están todos afuera del Gobierno.
Fuente: Clarín
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