En el marco del Congreso de la Lengua, que comienza mañana en Córdoba, un recorrido por la utilización del voseo en Argentina. Sus inicios en la antigüedad, la “persecución” por parte del Estado y su relación con los medios de comunicación
El voseo es una parte esencial en la cotidianeidad del español -o castellano, para ser fiel a la corrección- que se habla en Argentina. Aquí, allá, hoy o mañana, el «vos», esa manera que tenemos de tratar al otro, de invocarlo a una conversación, se hace presente, pero a su vez es mucho menos utlizado en el resto del continente, donde el «tú» todavía es imperante.
Resulta familiar a los oídos argentinos escuchar frases como «¿Vos cómo estás?» o «¿Vos vas a venir?», por solo dar ejemplos sencillos, aunque el «tú» (el tuteo), cada vez más en desuso, permanece latente en algunas provincias del norte del país como también en todo el territorio nacional cuando la relación con el otro no es tan cercana: «¿Tú, cómo estás?» o «¿Tú vas a venir?».
Entonces, ¿de dónde proviene el voseo?, ¿por qué su uso es mucho más común en esta parte del mundo -de donde no es originario- que en otros países de hispanoparlantes?
La Real Academia Española de Letras es sintética y directa en el significado de vosear: «Dar a alguien el tratamiento de vos», que es utilizada para referir a la segunda persona de singular en el trato informal. De acuerdo al Instituto Cervantes «durante mucho tiempo el voseo no era aceptado, se lo consideraba una forma agramatical e incorrecta del español. Sin embargo, en las últimas décadas esa visión cambió y prueba de ello son los numerosos artículos donde se considera al voseo un elemento constitutivo de la lengua española. Hay también manifestaciones de voseo en la literatura y este ha aparecido con mayor frecuencia en películas y canciones».
Además, el organismo que es uno de los organizadores del Congreso de la Lengua, aclara que el pronombre vos «propio del voseo perteneciente al español americano actual», no es una forma abreviada de «vosotros» (pronombre de segunda persona plural): «esta apreciación no es cierta por cuanto en América, para indicar la segunda persona plural, se usa el pronombre ustedes». Além de Argentina, el Vos tiene presencia en regiones de Paraguay, Uruguay, Bolivia, Chile, Cuba, Ecuador, Colombia, Venezuela, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua, entre otros, y, de acuerdo a la RAE, en el mundo de habla hispana dos tercios utilizan «tú», mientras que el restante, el «vos».
Otra de las características del voseo es que se utiliza en todas las clases sociales y niveles culturales, todas las regiones del país y todos los contextos comunicativos, por lo que se lo considera diastrática, diatópica y diafásica, respectivamente. El «vos» atraviesa a todas las capas sociales y, como se dijo, reemplazó al «tú» e incluso al no hace mucho tiempo arraigado «usted».
El origen
El voseo si bien característico no es una forma de comunicación ni una transformación del lenguaje nativa. Sus orígenes se encuentran en el siglo IV y, contra lo que se podía suponer, tampoco surge en España sino en Roma, aunque la colonización -lógicamente- tuvo mucho que ver en su adaptación. Comenzó a ser utilizado en la época de Constantino el Grande, quien se convirtió en el primer emperador romano en convertirse al cristianismo y recuperó la unidad del imperio. Entonces, era el tratamiento de extremo respeto que se utilizaba con el monarca soberano.
Con el tiempo, otros sectores de la sociedad, los que se encontraban en los más altos estratos, lo incorporaron. En todos los casos, siempre era una expresión formal y de muchísimo respeto. Con la conquista de América, ya en el siglo XVI, los españoles los instalaron para el trato formal, tal como sucede con el usted contemporáneo y el tú, que es más informal. La aparición posterior de «vuestra merced» (luego, usted), produjo que el «vos» «bajara de categoría» y se igualara más al «tú».
El comienzo de la «persecución»
Más acá en el tiempo, a finales del siglo XIX comenzó a salir El Monitor de la Educación Común, cuyo director fue Domingo F. Sarmiento, que ya había sido presidente de la República. Aquella publicación del Consejo Nacional de Educación, que vio la luz en 1881, 7 años antes de la muerte del autor de El Facundo, buscaba proteger el idioma de la «descomposición» que se estaba produciendo en las escuelas debido a la convivencia de distintas lenguas y dialectos producto de las inmigraciones. En aquella época, el primer censo de 1869 reveló que la población argentina no alcanzaba los 2 millones de habitantes, para 1920, un poco más de la mitad de quienes poblaban la ciudad de Buenos Aires, eran nacidos en el exterior. En total, durante el período 1871-1940, el país recibió 8.002.370 inmigrantes.
Así las cosas, se buscó reafirmar la nacionalidad de los nativos y establecerla entre los extranjeros-inmigrantes, convirtiéndose así en símbolo de distinción y pertenencia a través de la adopción del español de Castilla como lengua oficial. Entonces en las escuelas, comenzó a enseñarse «Castellano», para fortificar el concepto de lengua culta.
El voseo encontró detractores en los responsables de organizar las políticas públicas por mucho tiempo. En un acta de un inspector de aquella época, y citada en El Monitor, este aseguraba: «Al visitar algunas escuelas, he hallado maestros que decían a los alumnos: sentate o parate. Este defecto debió ser corregido hace tiempo. El maestro tiene plena libertad para dirigirse al alumno empleando el pronombre tú o usted, pero debe hablar siempre en castellano» (julio de 1909, Nº 439). Vosear no era considerado digno y mucho menos culto. Al contrario, se lo consideraba un vicio del lenguaje, porque no era pertenecía a la «escuela española original», ni tenía peso en otros países de la región.
De ignorantes e incultos
Si bien el voseo siguió vivo en la lengua oral, al momento de escribir desaparecía. Hasta 1930, las personas elegían el Tú al momento de escribir una carta, sin importar el remitente; o sea, se lo utilizaba aún con las personas más cercanas. Esto también podía apreciarse en los medios de comunicación, como la radio, el cine y luego la televisión. El teatro, en cambio, fue el primero en tomar la posta y utilizar el voseo como seña distintiva de la oralidad.
Los movimientos inmigratorios generaron una «crisis» en el uso del lenguaje En ese sentido, durante la Década Infame, el Estado buscó regular el uso de la lengua en la radiofonía argentina con el fin de disciplinar a las masas populares y migratorias. Por supuesto el voseo fue también presa de persecución. Entre 1934 y 1946 circularon instrucciones en las que pedía reprimir el uso del «rioplatense» y el voseo, una vez más, fue asociado a la vulgaridad y la falta de formación.
El documento de 1934 se oponía completamente al voseo, aun admitiendo que era de uso común: «En todas las transmisiones, sin excepción alguna, debe cuidarse con rigurosa escrupulosidad una absoluta corrección en el empleo del idioma castellano, evitando los modismos que desvirtúan y son tan comunes en el decir corriente, como «salí», «andá», etc.» Para 1946, el Manual de Instrucciones de Radiodifusión consideraba al voseo como «una desfiguración sistémica del idioma nacional».
La aceptación
El mundo cambió en los ’60 a través de múltiples movimientos sociales y culturales y finalmente el «vos» comenzó a «oficializarse» en publicidades, periodismo e incluso hasta en sermones religiosos y discursos políticos.
La proximidad de la democracia trajo cambios en el país y uno de ellos fue que en 1982 la Academia Argentina de Letras finalmente le otorgó al «vos» la legitimidad que tanto le habían negado y lo incluyó en la norma culta o lengua estándar argentina.
*Material producido por estudiantes y profesores de los Profesorados de Lengua y Literatura, de gestión estatal y privada, de la Dirección General de Educación Superior del Ministerio de Educación de la Provincia de Córdoba, en el marco de acciones Rumbo al VIII Congreso Internacional de la Lengua Española
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