Kevin llegó creyendo que había estado más arriba en el clasificador, pero se enteró que ocupaba el 13° lugar y se preocupó, más allá de mantenerse quinto en la general. Luciano tuvo que cambiar el motor y se retrasó.
En el trailer de los Benavides no había el mejor clima este miércoles. El problema de Kevin se minimizó al lado del de su hermano, Luciano. El actual campeón mundial de la especialidad, como nunca, dejó la moto y se encerró. Pasaron muchos minutos. Se bañó, almorzó, algún que otro llamado, y finalmente habló con la prensa.
“Es un día muy triste. Ayer había hecho la estrategia para salir desde atrás en la arena. Y podía recortar mucho tiempo en las dos etapas de la Maratón. A partir del kilómetro 50 empecé a tener problemas con la moto. Llegué de suerte”, relató Luciano Benavides a Clarín.
Con los ojos llorosos, como prueba de un rato de profunda tristeza en la intimidad de su trailer, el salteño agregó: “Hice lo imposible para llegar, con los cambios altos para que no se detuviera. Pero terminó fallando y deberé cambiar el motor. Y con eso llegará la penalización y me retrasará. Son fierros y estas cosas pasan. Ahora hay que salir con todo”. Y recordó: “Me empecé a asustar porque creía que no llegaba. Tuve que hacer mucha fuerza para llegar. Se paró tres veces y pensé que no arrancaba. Pero llegué”.
Luciano Benavides llegó en el 9° lugar en la etapa y 7° en la general, pero si le otorgan 15 minutos de sanción, pasaría al 12° lugar, a 45 minutos del líder, Ross Branch (Hero).
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