Las dictaduras de Cuba, Nicaragua y Venezuela apoyaron el autogolpe de Pedro Castillo en Perú y se solidarizaron con la vicepresidenta de Argentina, Cristina Kirchner, condenada por corrupción. En el marco de la cumbre de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), unieron filas para denunciar en La Habana las “injerencias” y “campañas” para desestabilizar a los Gobiernos de izquierdas en la región.
La cita, que se realizó por motivo del aniversario 18 de la organización, sirvió como excusa para exponer la preocupación de líderes como Luis Arce, de Bolivia; Nicolás Maduro, de Venezuela; y Miguel Díaz-Canel, de Cuba; del “acoso” contra “candidatos” y Gobiernos progresistas por parte de EEUU así como de “sectores antidemocráticos” .
Esta cumbre se realizó a puertas cerradas en el Palacio de la Revolución y su agenda no fue pública. Sin embargo, sus principales líderes mostraron sus cartas al intervenir frente al parlamento cubano en una sesión extraordinaria que se celebró antes del inicio de la cumbre y que contó con la presencia del ex jefe de Estado cubano Raúl Castro.
La denuncia que hicieron en el Palacio de las Convenciones de la capital insular fue también un respaldo tácito a la vicepresidenta de Argentina, Cristina Kirchner; y el ahora ex presidente peruano Pedro Castillo. Eso quedó manifestado por escrito en un comunicado conjunto.
La primera fue condenada a seis años de prisión e inhabilitación perpetua por administración fraudulenta de fondos públicos, y el segundo fue destituido acusado de intentar un fallido golpe de Estado y cuenta con un pedido fiscal de 18 meses de prisión preventiva.
“Rechazamos los planes y acciones desestabilizadoras impulsadas por poderosos factores externos y oligarquías nacionales, quienes han logrado o intentan desconocer la voluntad de los pueblos de América Latina y el Caribe, expresada de manera democrática y legítima en las urnas”, indica el comunicado.
Y sigue: “Denunciamos la utilización de estrategias de guerra no convencional contra los gobiernos y líderes democráticamente elegidos de la región, empleando el uso de los procesos judiciales políticamente motivados y sin sustentación jurídica (lawfare), para destruir rivales políticos e ideológicos”.
“En ese sentido, expresamos nuestro más firme rechazo a las acciones judiciales políticamente motivadas contra la compañera Vicepresidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, líder clave de los procesos de integración de América Latina y del Caribe”.
Respecto a la situación en Perú, indicaron: “Rechazamos el entramado político creado por las fuerzas de derecha de Perú en contra del presidente constitucional Pedro Castillo, obligándolo a tomar medidas que fueron luego aprovechadas por sus adversarios en el parlamento para destituirlo”.
En su discruso, el presidente de Bolivia, Luis Arce, indicó: “La injerencia extranjera, la inestabilidad política y el irrespeto a la voluntad de las mayorías continúan siendo las principales amenazas que se abalanzan contra la región”, dijo refiriéndose a la situación en las otras dos naciones.
El mandatario boliviano agregó que lo que más lo alarma es “el uso vil” de “los poderes del Estado con fines políticos”, en alusión a los “intentos de destitución” del Congreso peruano contra Castillo y el proceso judicial contra Fernández de Kirchner.
Sobre la ex presidenta argentina, Díaz-Canel agregó que “el imperialismo” estimula “procesos judiciales políticamente motivados” contra políticos de izquierdas “como el que se desarrolla contra la vicepresidenta Cristina Fernández para que la enviamos un fuerte abrazo y todo el respaldo”.
Recalcó que “las oligarquías” se agrupan en apoyo de políticos “con programas de orientación fascista para impedir el triunfo electoral de la izquierda”.
Por su parte, el dictador venezolano, Nicolás Maduro, se limitó a hablar de los propios miembros de la ALBA, quienes, a su juicio, han soportado “conspiraciones, agresiones, campañas internas y externas”. Maduro pidió a los integrantes de la ALBA volver a concretar en proyectos prácticos su alianza, más allá del discurso político.
“(El ALBA) puede tener un sentido para la acción conjunta, y es lo que nosotros reivindicamos de manera permanente, la necesidad de que nuestro espacio -que nació como un espacio antineoliberal, anticapitalista- verdaderamente retome el impulso de los grandes proyectos”, declaró el venezolano, quien no apuntó ninguna iniciativa particular.
Así también lo expresó Díaz-Canel, quien dijo que es necesario “el impulso a la integración”.
La isla caribeña acogió en mayo último una cita similar, donde Arce propuso crear dos empresas trasnacionales para la producción conjunta de medicinas y alimentos, aprovechando las “potencialidades” de los distintos países de la alianza.
En esa ocasión, los países miembros del foro criticaron a Estados Unidos por excluir a Cuba, Venezuela y Nicaragua de la Cumbre de las Américas, que se celebró días después en Los Ángeles.
La ALBA cuenta actualmente con diez miembros: Antigua y Barbuda, Bolivia, Cuba, Dominica, Granada, Nicaragua, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, y Venezuela; y tres invitados especiales (Haití, Siria y Surinam).
El comunicado de la ALBA
Agregue un Comentario