Planteó que luego de ser Presidenta dos veces, “no son esas las cosas” que ahora la “seducen y animan”. “Estoy viva por Dios y la Virgen”, expresó en tono místico y junto a curas villeros.
«Quería que mi primera actividad pública, por así decirlo, fuera con ustedes. Yo siento que estoy viva por Dios y por la Virgen, realmente». Con esas palabras y el tono quebrado, Cristina Kirchner reapareció este jueves por primera vez públicamente tras el atentado que sufriera el pasado 1° de septiembre. La presencia de un grupo de curas villeros en el Senado acompañó la escena de la reaparición, que la Vicepresidenta aprovechó para lanzar un nuevo llamado al diálogo a la oposición para alcanzar acuerdos mínimos, en línea con la convocatoria formulada la semana pasada por el ministro Eduardo Wado de Pedro, pero que en la Casa Rosada aseguran que no es alentada por el presidente Alberto Fernández.
En su discurso, también puso en duda una posible candidatura presidencial para 2023.
»La máxima ambición que tiene un político en la Argentina, que es ser Presidente, yo ya la tuve por partida doble (….). No son esas las cosas que me seducen y animan», sostuvo.
Pese al planteo en favor del diálogo, en su mensaje -que la propia Cristina ironizó por cierto tono místico- no olvidó tampoco machacar sobre la dialéctica de los discursos del odio que el oficialismo desplegó tras el ataque en su contra, para lo que apeló incluso a recordar sus conversaciones con el Papa Francisco. «Me digo algo así como que los actos de odio y de violencia siempre son precedidos por palabras y por verbos de odio y de violencia. Primero es lo verbal, la agresión y después ese clima va creciendo, creciendo y creciendo y finalmente se produce bueno…», remarcó, para referirse de inmediato al atentado.
Entonces enfatizó: «creo que lo más grave no es lo que me pudo haber pasado a mí. Para mí lo más grave fue haber roto un acuerdo social que había desde el año 1983», dijo en referencia directa a la recuperación de la democracia. En paralelo a ese mensaje, en los tribunales federales la jueza María Eugenia Capuchetti dictaba el procesamiento de Fernando Sabag Montiel y Brenda Uliarte como coautores del intento de homicidio calificado en su contra.
«Si tenía que agradecer a Dios y a la Virgen, tenía que hacerlo rodeada de curas», se permitió la humorada ante los convocados, entre otros, los sacerdotes de Opción por los Pobres Lorenzo «Toto» de Vedia y Francisco «Paco» Olivera. En varios pasajes se mostró emocionada hasta las lágrimas.
La Vicepresidenta afirmó que la vuelta de la democracia «no fue solamente que podamos volver a votar, sino recuperar la vida y la racionalidad».
Acto seguido introdujo su aspiración por el diálogo. Fue cuando remarcó que el atentando en su contra constituyó «una ruptura» que obliga a un proceso de reconstrucción que «no lo vamos a lograr hablando únicamente entre los que pensamos de una manera». Y abundó en la idea, recordando incluso su encuentro reciente con el economista Carlos Melconian: «La gracia no es juntarse con los que piensan igual. La gracia es juntarse con los que piensan distinto y ver, si al menos en economía, podemos tener un acuerdo mínimo».
El planteo de la Vicepresidenta buscó reforzar las gestiones -hasta ahora poco efectivas- que el ministro Wado de Pedro encabezó en los últimos días con contactos con diferentes referentes de Juntos por el Cambio en la apuesta de articular algún espacio de diálogo. El objetivo, sin embargo, parece circunscribirse solo a la esfera más kirchnerista del Frente de Todos: desde el Gobierno remarcaron en las últimas horas que no se trata de una iniciativa impulsada por el Presidente.
«Hay que ponerse medianamente de acuerdo en eso para volver a reconstruir», insistió Cristina en esa misma línea y aseguró que, más allá de las diferencias, «as cosas que me animan son ver realmente si podemos salir» de la actual situación. Y añadió: «recuperar la democracia fue recuperar la vida y la racionalidad de que podamos discutir de política peronistas, alfonsinistas, peronistas renovadores, tradicionales… Lo que fue la democracia desde 1983, erradicando esa violencia».
No obstante, Kirchner se resistió a avanzar en detalles sobre el ataque del que fuera víctima. «No quiero hablar de eso, de ese día, quiero hablar de mi país, de nuestro pueblo, de lo que ustedes ven y viven junto al pueblo en los barrios, desde la inflación, los precios, de la necesidad de la gente», dijo. Aunque también agregó un mensaje claro. «El otro día cuando pasó lo que pasó fueron los militantes los que aprehendieron al que me intentó matar. No fue la Policía. Fueron los militantes. Fracasado el primer disparo, intentó accionar otra vez el arma y se lo impidieron», remarcó sobre Fernando Sabag Montiel.
La comparación con Yrigoyen y los discursos de odio
En otro tramo hizo un paralelo histórico entre su figura y la de Hipólito Yrigoyen, que sufrió un ataque en diciembre de 1929. «Hicieron un acto frente a la casa de Yrigoyen, cualquier similitud no es coincidencia», dijo. La vicepresidenta recurrió al diario de sesiones de enero de 1930 para continuar con sus críticas a los medios, a la oposición y a «grupos minoritarios que querían suprimir a quien pensaba diferente».
La Vicepresidenta relató el atentado que vivió Hipólito Yrygoyen. «1930. Va a ser un siglo y ya había amenazas de guillotina por no compartir una opinión política», opinó.
«Va a ser un siglo, ya había entonces amenazas de guillotina por no compartir ideas», destacó Cristina Kirchner. Más adelante, dijo: «Lo más notable es que no existía el peronismo. Ahora hablan de los 60 años del peronismo, de que es responsable… Evita tenía 11 años en ese momento y aun no había salido de Junín».
Tras el repaso histórico lanzó un llamado a la convivencia cívica y democrática. En ese sentido, pareció desestimar públicamente una ley contra los llamados «discursos de odio», una iniciativa impulsada por un sector del kirchnerismo. «No creo que tengamos que sancionar ninguna ley especial. Sinceramente, reconstruir eso que tanto trabajo nos costó lograr a partir de 1983 no requiere la sanción de ninguna ley. Las que ya están vigentes alcanzan y sobran», dijo.
Y continuó con una pregunta retórica: «¿Se puede reconstruir un país y reconstruir la economía en un país donde solo se insulta y se agravia?».
La Vicepresidenta aseguró que «los números son lo más fácil de discutir» y que, «cuando se pone tanto adjetivo, tanto insulto y tanto agravio es porque no se quiere discutir en serio de economía».
Al respecto, añadió: «No era Disneylandia ni el paraíso cuando gobernada Néstor o cuando me tocó ser Presidenta, pero había trabajo, esperanza, expectativa. Eso es lo que tenemos que volver a construir entre todos, y hacerlo con la actitud de hablar con todos, con los que nos gustan y con los que no nos gustan».
«Como hacía Cristo, en definitiva», acotó antes de aclarar que se puso «un poquito mística». «Convengamos que razones para serlo me asisten», se justificó.
Cristina Kirchner, el llamado del Papa y la Presidencia
La vicepresidenta reveló que el papa Francisco la llamó el día después del atentado en su contra. «Me llamó bien tempranito al otro día de ese jueves, el viernes tempranito estuvimos hablando por teléfono y me dijo algo así como: ‘Los actos de odio y de violencia siempre son precedidos por palabras y verbos de odio y violencia. Primero es lo verbal ¿no? La agresión y después ese clima va creciendo y finalmente se produce'», parafraseó al pontífice.
Notablemente conmovida, la Vicepresidenta habló por primera vez tras el atentado en su contra y explicó, además, por qué decidió no acudir a la misa en la Basílica de Luján.
En clave política, también recordó diálogos con el Papa. «Es cierto que todos los dirigentes políticos quieren ser presidentes, como dicen que los curas quieren ser todos Papa. Eso lo charlamos una vez con Jorge [Bergoglio], él se reía y al final yo tenía razón. En mi caso, yo ya fui Presidenta dos veces, o sea, la máxima ambición que tiene una política, un político en la Argentina que es ser Presidente, yo ya la tuve por partida doble y además mi compañero también fue Presidente. No son esas las cosas que me seducen, ni que me animan. Las cosas que me animan es ver si podemos salir», apuntó.
En el cierre, Cristina se permitió tomar una frase papal. «Le copié algo a Francisco. Ahora digo recen mucho pero mucho por mí. Recen porque lo necesito», les dijo a los curas villeros. Un de ellos la bendijo, tras que se orara con un Ave María.
Agregue un Comentario