La expresidenta se presentó en Comodoro Py acompañada de dirigentes peronistas; consiguió que Kicillof volviera a apoyarla; la ausencia de Máximo y lo que se evaluó puertas adentro.
En la puerta del Instituto Patria, donde Cristina Kirchner tiene su oficina desde que dejó el poder, se respiró un clima de reencuentro. No se impuso esa militancia eufórica que caracterizaba los “patios militantes” de la Casa Rosada ni la que colmaba la Plaza de Mayo, sino otra más calma que viene masticando con bronca la derrota electoral a manos de los libertarios de Javier Milei y que le empieza a reclamar a la expresidenta un mayor protagonismo político para darle forma a una oposición que, por ahora, solo es parlamentaria.
Pero no fue un pedido espontáneo: el kirchnerismo, acompañado por otros sectores de un peronismo que busca sobrevivir a las desventuras de Alberto Fernández, se encargó de movilizar a la militancia, que se aglutinó en una mezcla de camporistas, sindicalistas y dirigentes políticos, algunos de los cuales iban y venían desde el Congreso, que está a la vuelta de la sede del Patria. El mensaje fue doble: se escuchó el clásico “si la tocan a Cristina, qué quilombo se va a armar”; y quedó en el ambiente la idea de que “la jefa está de regreso”.
Según pudo constatar LA NACION en el lugar, la intención de la expresidenta y sus seguidores fue mostrar un alineamiento político en torno de la causa del atentado, que buscarán replicar en otros aspectos de la vida interna del PJ, para aplacar los cuestionamientos a su conducción, justo cuando llueven críticas por la falta de idoneidad de Alberto Fernández, su elegido en 2019. La presencia de Axel Kicillof resultó significativa en este sentido, porque el gobernador venía distanciado de La Cámpora y también de Cristina Kirchner.
Axel Kicillof saluda a Cristina Kirchner en la puerta de los tribunales de Comodoro PyRicardo Pristupluk
Sin embargo, hubo algunos contratiempos en la organización, propios de un espacio que todavía busca asimilar la derrota de 2023 y no logra un acuerdo sobre cómo encarar el desafío de 2025. Por caso, la agrupación La Patria es el Otro, que lidera el ministro bonaerense Andrés Larroque, fue la única que movilizó hacia los tribunales de Comodoro Py, tal vez para no enfrentar rencillas con La Cámpora, que custodió el ingreso al Instituto Patria junto a sindicatos como La Bancaria y los Judiciales de la rama kirchnerista.
No obstante, la reaparición de Cristina Kirchner -que volvió a saludar a los militantes, tal como lo hizo la noche del atentado contra ella en 2022- tuvo una impronta fuertemente bonaerense. No solamente estuvo Kicillof, sino también su vicegobernadora Verónica Magario y una veintena de intendentes del conurbano, entre ellos Mayra Mendoza, Federico Achaval, Gastón Granados, Gustavo Menéndez, Leonardo Nardini, Federico Otermín y Julián Alvarez, que no es el flamante 9 del Atlético Madrid sino el jefe comunal de Lanús.
Justamente la fuerte presencia bonaerense entre los dirigentes que acompañaron a Cristina Kirchner hizo despertar especulaciones en torno de una posible candidatura de la jefa del kirchnerismo a senadora nacional por la provincia de Buenos Aires, de cara a las elecciones legislativas del año próximo. Pero la condición sine qua non que pondría la expresidenta para avanzar en esa dirección es que todo el peronismo se encolumne detrás de esa postulación. Desde Kicillof, pasando por Sergio Massa y hasta el impredecible Juan Grabois.
También los albertistas que se quedaron sin referencia política, como los porteños Eduardo Valdés y Víctor Santa María, que este miércoles estuvieron en Comodoro Py respaldando a Cristina. Si bien la sintonía con Massa sigue siendo buena, hubo en cambio poca representación del Frente Renovador en la delegación peronista que desfiló por los tribunales y luego por el Patria: Cecilia Moreau se quedó en el Congreso por la sesión y apenas se la vio a Sabrina Selva, una dirigente que no es de la primera línea del massismo.
Puertas adentro
“La evaluación que hicimos de su declaración fue positiva, porque pudo plantear sobre lo que le falta a la investigación”, dijeron esta tarde a LA NACION desde el interior del Instituto Patria, donde Cristina Kirchner analizó su presentación junto a varios de los dirigentes que la acompañaron a Comodoro Py, como el propio Kicillof y el jefe del bloque de senadores de Unión por la Patria (UP), José Mayans. Llamativamente, no fue de la partida -que incluyó un almuerzo- Máximo Kirchner. “La vio antes, en la casa”, afirmaron las fuentes.
En la calle, en tanto, los militantes coreaban consignas contra el presidente Javier Milei. “Traigan al gorila de Milei, para que vea, que este pueblo no cambia de idea, pelea, pelea por Evita y Perón”, cantaron repetidamente. Entre los manifestantes, que cortaron la calle Sáenz Peña pero no se les aplicó el protocolo antipiquetes -la Policía se ubicó en las inmediaciones del Congreso- se pudieron ver carteles con frases tales como “justicia sí, venganza no”; o “justicia para Cristina”.
En los tribunales, en tanto, no pasó inadvertido Emilio Pérsico, el barbado líder del Movimiento Evita, que supo tener una mala relación con Cristina y La Cámpora pero tras una reunión con Máximo Kirchner la recompuso. Como se preveía, la expresidenta convirtió su declaración testimonial en un acto político. No solo apuntó contra el frustrado tirador Fernando Sabag Montiel ni cuestionó al fiscal Diego Luciani, sino que logró exhibir el apoyo que concita su figura en el peronismo, pese a que se debate si seguirá siendo su conductora. Cristina viene de afirmar que Fernández “no fue un buen presidente” y advertir que las fotografías que retrataron los golpes a Fabiola Yañez “delatan los aspectos más sórdidos y oscuros de la condición humana”.
En forma paralela, el kirchnerismo desparramó su teoría de que Fernández no aceptó la conducción política de Cristina por su condición de mujer. En el plano interno del PJ, la definitiva caída en desgracia de Alberto Fernández no hará más que potenciar la idea de que fue el principal responsable por el fracaso del gobierno del Frente de Todos, la alianza panperonista que luego pasó a llamarse UP. Menos importará el señalamiento de que fue la propia Cristina Kirchner quien lo ungió como candidato en 2019 y que se colocó ella misma como su compañera de fórmula. Para el kirchnerismo fue Alberto Fernández el que “la chocó toda”.
En su declaración ante el tribunal oral federal número 6, Cristina Kirchner abundó en cuestionamientos porque no se siguió la “trama del encubrimiento” del ataque en su contra. Y volvió a denunciar que “se borró el contenido del celular de Sabag Montiel al día siguiente del atentado”. Además, apuntó contra el diputado bullrichista Gerardo Milman e hizo notar que el perito Jorge Teodoro, luego designado fiscal informático de Juntos por el Cambio y director de Tecnología de la Información y Comunicaciones del Ministerio de Seguridad, a cargo de Patricia Bullrich, los ayudó a borrar los teléfonos del legislador y sus secretarias.
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