A los 33 añosCristian Lema, el primer refuerzo del Boca de Diego Martínez: un año de mayor a menor del segundo futbolista más expulsado del mundo

Un patadón a Alejo Véliz -hoy en el Tottenham de Inglaterra- en una cómoda victoria 3 a 0 sobre Rosario Central, un ligero empujón a Mateo Retegui -otro que partió al Viejo Continente- que interrumpió una oportunidad manifiesta de gol en una derrota 2 a 1 ante Tigre, un insulto al árbitro Pablo Echavarría en la caída 2 a 0 ante Colón que significó la eliminación en los octavos de final de la Copa Argentina y un infantil codazo a Roger Martínez antes de que se ejecutara un penal en un traspié 2 a 0 ante Racing fueron los detonantes de las expulsiones de Lema, quien por esa última recibió en noviembre tres fechas de suspensión, que no deberá completar (cumplió solo una) por una amnistía general que dispuso el Tribunal de Disciplina de la Asociación del Fútbol Argentino la semana pasada.

Sin embargo, no son esos los atributos que llevarán a la dirigencia de Boca a desembolsar 400.000 dólares para conseguir los servicios de este espigado defensor (mide 1,90 metros), nacido el 24 de marzo de 1990 en Puerto Madryn, dueño de un gran juego aéreo y una muy buena pegada, que inició su recorrido grande justamente en un encuentro ante el Xeneize.

#CopaArgentinaEnTyCSports⚽ ¡EXPULSADO LEMA EN EL GRANA! El central discutió vehementemente con el árbitro Echavarría, que terminó mostrándole la roja directa.
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— TyC Sports Play (@TyCSportsPlay) August 15, 2023

En su ciudad natal, Lema se incorporó a los ocho años a las categorías infantiles de Guillermo Brown. Fue ascendiendo, completó su ciclo de inferiores y a principios de 2007, cuando todavía tenía 16 años, tuvo su primera experiencia en el conjunto mayor que estaba disputando el viejo Torneo Argentino A: fue en un amistoso contra Boca el 4 de febrero de 2007 en el estadio Raúl Conti de Puerto Madryn.

Hasta allí había llegado, como parte de su pretemporada, el conjunto que dirigía Miguel Ángel Russo y que unos meses después ganaría su sexta y (hasta ahora) última Copa Libertadores. Con un equipo integrado mayormente por futbolistas que habitualmente no eran titulares, Boca se impuso 4 a 0 con dos goles de un joven Mauro Boselli, uno de Jesús Dátolo y otro de Marcos Mondaini. Esa tarde, el técnico de la Banda, Omar Jorge, hizo ingresar en el segundo tiempo a Lema por Omar Ríos.

Un año y medio después de aquella primera experiencia, el defensor, a quien apodaban Jambao -por su parecido con el cantante de esa banda de cumbia-, se había afianzado en la Primera de Guillermo Brown. Una muy buena actuación en un duelo ante Rivadavia de Lincoln por el Argentino A le valió una convocatoria del fallecido representante Jorge Cyterszpiler para hacer una prueba en el predio del Centro de Entrenamiento para Futbolistas de Alto Rendimiento (CEFAR) en San Justo. Esa prueba le abrió las puertas de Newell’s, que lo incorporó a principios de 2010.

Tras casi un año jugando en la Reserva que dirigía Ricardo Johansen, el chubutense debutó en el equipo superior de la Lepra, que entonces era conducido por Roberto Sensini, el 6 de noviembre de 2010 en un empate 0 a 0 con Godoy Cruz en Mendoza. En ese tiempo, le costó hacer pie, por lo que a mediados de 2011 cerró el primero de sus tres ciclos en el conjunto rosarino con apenas 11 encuentros en el currículum.

Su siguiente destino fue Tigre, donde tampoco encontró continuidad. Disputó apenas 11 encuentros en una temporada, aunque también marcó su primer tanto en Primera: como parte de una alineación alternativa que presentó Rodolfo Arruabarrena en un duelo de los octavos de final de la Copa Argentina, convirtió, de penal, el gol con el que el Matador batió 1 a 0 a Argentinos Juniors en Sarandí el 11 de abril de 2012.

Más fluida fue su participación en Quilmes: con el Cervecero jugó 40 partidos y marcó dos tantos entre 2012 y 2014. Ello le valió un pase a Belgrano de Córdoba, que lo contrató para reemplazar a Luciano Lollo, quien había sido vendido a Racing. En el Pirata vivió cuatro años excelentes, en los que disputó 120 encuentros, anotó 16 tantos y se convirtió en ídolo de la hinchada, al punto que Graciela Miranda, una fanática del Celeste de Alberdi, se tatuó el apellido del jugador en uno de sus brazos.

Después de una gran temporada 2017/18, en la que fue el máximo anotador de su equipo en la Superliga (hizo ocho, tres más que Matías Suárez), fue comprado por el Benfica portugués. Partió siendo el defensor más goleador de Belgrano en partidos de Primera División de la AFA y el segundo en toda la historia del club, solo superado por Rubén Dionisio Coletti (hizo 17 en 323 partidos entre 1972 y 1981).

“Esto es otro mundo. En Argentina no hay tanta organización. Benfica es un club ejemplar, el movimiento que se vive acá es increíble. Cada día que pasa estoy más contento, ahora espero aprovechar la oportunidad”, se ilusionó el defensor poco después de sumarse al plantel que también integraban sus compatriotas Germán Conti, Eduardo Salvio, Franco Cervi y Facundo Ferreyra.

Sin embargo, su estadía en Portugal fue fugaz: apenas disputó dos encuentros en un semestre (frente a AEK por la Champions League y contra Porto por la liga local). A principios de 2019 fue cedido a préstamo a Peñarol de Uruguay, con el que fue campeón del Torneo Apertura uruguayo y tuvo un muy positivo desempeño. A mediados de ese año, cruzó el río para volver a Newell’s.

Su segundo ciclo en el Parque Independencia duró poco más de un año. En ese período, fue uno de los pilares del conjunto que conducía Frank Darío Kudelka y que consiguió la clasificación para la Copa Sudamericana. Tras 22 partidos, en los que anotó cinco goles, tuvo que volver a Portugal en septiembre de 2020, cuando el fútbol argentino estaba en pausa por la pandemia de coronavirus. “Me despido con la frente en alto y tranquilo por haber cumplido los objetivos que había en un comienzo, cuando no era fácil venir a jugar”, aseguró entonces.

Su nueva estadía en Lisboa fue brevísima, ya que Benfica logró venderlo solo unos días después al Damac FC de Arabia Saudita. Tras ser expulsado en su debut ante Al-Raed, no pudo afianzarse, permaneció solo cinco meses en Medio Oriente y, en febrero de 2021, fue cedido a préstamo nuevamente a Newell’s, que había sentido su ausencia en la Copa Diego Maradona.

Sesenta y cuatro encuentros y cuatro goles en un equipo muy irregular (y que cambió cinco veces de entrenador en menos de dos años) configuraron ese último paso, que se cerró en noviembre de 2022. Sabiendo que no sería tenido en cuenta por Gabriel Heinze, Lema dejó Rosario y se incorporó a Lanús, pedido por Frank Kudelka para reforzar la zaga de un equipo que empezaría la temporada 2023 complicado en la tabla de promedios.

En este último año, el desempeño del madrynense fue en sintonía con el del Granate. Fue un baluarte en el conjunto que terminó cuarto en la Liga Profesional, se ganó el cariño de los hinchas e incluso algunos confeccionaron estampitas y caretas con su rostro. Pero su rendimiento decayó en la Copa de la Liga, en la que su equipo finalizó último en el grupo B. A ello se sumaron la seguidilla de tarjetas rojas, diferencias con Kudelka (quien renunció a principios de septiembre) y hasta problemas con algunos de sus compañeros, sobre todo después de la expulsión ante Racing la noche en que se despedía José Sand.

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Si bien en agosto había extendido su contrato con Lanús hasta el 31 de diciembre de 2025, Lema decidió, tras el final de la Copa de la Liga, que no continuaría en el club. De hecho, no se presentó a ningún entrenamiento desde que el plantel comenzó la pretemporada el 26 de diciembre. Se habló del interés de Independiente y de Peñarol, hasta que apareció Boca. “Si ponen el dinero, nosotros lo dejaremos salir”, avisó el martes Luis Chebel, presidente del Granate. Cuatrocientos mil dólares fueron los que permitieron romper el vínculo para que el defensor sea el primer refuerzo con el que contará Diego Martínez para su nueva estructura.