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Indignación y escándaloCoronavirus, sexo y drogas en Venezuela: la fiesta en una isla paradisíaca de los hijos del poder que desató un brote de Covid-19

Los hijos de la cúpula gobernante se pasaron una semana de juerga en Los Roques con prostitutas traídas de España. Casi todos terminaron contagiados.

Pasaron la semana en una fiesta animada por el sexo y las drogas: bailando en playas de arena blanca y divirtiéndose en una isla del Caribe con prostitutas llegadas de Europa, mientras algunos se sacaban selfies con famosos artistas del reggaetón.

Pero sin que lo supieran esos hijos de la élite gobernante venezolana, el coronavirus se estaba propagando entre ellos.

Para algunos de los prósperos “bolichicos” de Venezuela –los hijos privilegiados de la revolución socialista- la fiesta no ha terminado en medio de una pandemia que se extiende en un país ya envuelto en una crisis.

Hasta la fecha, el virus se ha llevado sólo siete víctimas confirmadas en Venezuela. Pero es alta la posibilidad de que la pandemia sobrepase a un sistema de salud ya debilitado, en el que los hospitales carecen de agua, electricidad y suministros.

No está claro cuántas personas se enfermaron el mes pasado en el archipiélago de Los Roques. Pero esa fiesta ruidosa que se tradujo en una serie de contagios ha generado preocupación en el nivel más alto del gobierno y suscitado la condena de los venezolanos que llevan semanas encerrados en su casa.

“Hubo una fiesta, en una isla, y prácticamente todos los de la fiesta dieron positivo en los análisis”, dijo el asediado líder Nicolás Maduro en la TV estatal el 20 de marzo.

Tres días después, al filtrarse incómodos posteos en Instagram con el hashtag #CoronavirusParty, minimizó el hecho.

“¿Quién va a criticar una fiesta? No sabían que estaban enfermos”, dijo Maduro, que el mes pasado fue acusado de narcotráfico por los Estados Unidos.

Ya se trate de playas atestadas en Miami durante las vacaciones de primavera o de raves clandestinas en España e Italia en los primeros días de la pandemia, las fiestas entre los jóvenes y ricos han sido difíciles de frenar.

En América Latina, la región más desigual del mundo, se culpa a las élites que hicieron viajes de lujo por importar el virus. En México, por ejemplo, casi veinte personas se contagiaron después de un viaje para hacer esquí en Vail, Colorado. Pero son los pobres –que carecen de atención médica y tienen dificultades para conservar sus empleos informales- los que se llevan la peor parte.

En Venezuela, castigada por una escasez de alimentos y medicamentos que ha obligado a 5 millones de habitantes a huir, los festejos fastuosos son aún más indignantes. Esos bolsones de riqueza son también más difíciles de ver en medio de la incesante propaganda que ensalza a los trabajadores pobres.

Las fiestas de Los Roques fueron organizadas por varios hombres de negocios vinculados al gobierno, según dos personas con conocimiento de las reuniones que pidieron anonimato por temor a las represalias.

Si bien ninguna de las dos personas que hablaron con The Associated Press estuvo presente en la fiesta, sí han asistido a otras reuniones con el mismo grupo y están en contacto con varios de los que concurrieron.

Entre los jóvenes juerguistas estaba Jesús Amoroso, hijo del máximo funcionario anticorrupción de Maduro, que fue sancionado por el Departamento del Tesoro de los EE.UU. por presuntamente debilitar la democracia venezolana.

Las dos personas dijeron que prostitutas venezolanas de Madrid y Londres fueron llevadas a Venezuela en avión justo antes de que se suspendieran los vuelos a España, uno de los países más golpeados por la pandemia.

Un grupo más pequeño se cruzó con dos famosos artistas puertorriqueños del reggaetón, Zion y Justin Quiles, que aparecen con Amoroso en una lancha rápida en fotos y videos de los medios sociales.

Una portavoz dijo que Zion y Quiles estaban en la isla para filmar un video y no asistieron a ningún evento social. Ambos dieron negativo en los análisis para detectar el virus.

En un país asolado por la miseria, Los Roques es un oasis para los pocos que pueden permitírselo, entre ellos los colaboradores y parientes de altos funcionarios que viajan en aviones privados a ese grupo de islas diminutas. Las fiestas en las islas se han vuelto más populares en tanto Miami, Madrid y Nueva York ahora son inalcanzables debido a las sanciones estadounidenses que bloquearon el acceso a las cuentas de banco en el extranjero y los viajes fáciles. Los hijos de Maduro son de la partida, según las dos personas, aunque ninguno asistió a la fiesta más reciente.

La fiesta con cocaína rosa
En general, en las fiestas se consumen drogas psicodélicas 2C-B, conocidas como “cocaína rosa” por su alto precio y el polvo rosado con que están hechas, dijeron las dos personas.

Una de ellas proporcionó un video de la última fiesta, en el que se veía a mujeres en bikini bailando el 11 de marzo en una casa al borde del mar alquilada a un banquero venezolano exiliado.

Según una tercera persona con conocimiento de la situación, al día siguiente un grupo más numeroso partió en varias lanchas a un sitio popular que los habitantes locales llaman “Cayo Corrupto”. No sabían que el virus se estaba propagando.

“Sin duda, una de las chicas tenía el virus y nadie lo sabía”, dijo un habitante local que asistía a las fiestas en un mensaje de audio filtrado en los medios sociales. La persona, cuya autenticidad fue verificada por una de las dos personas que solían concurrir a las fiestas, relató cómo él y su novia debieron ser evacuados con fiebre alta. Dijo que seis personas dieron positivo en los análisis.

La fiesta terminó con resaca: a todos se les hizo el análisis y algunos, avergonzados, cerraros sus cuentas de redes sociales.

Otros defendieron sus acciones.

“Chúpenla chismosos”, dijo Amoroso en Instagram con una foto que lo mostraba frente a un SUV de lujo levantando los dedos medios.

La semana pasada, la policía detuvo a varias personas que habían estado en Los Roques, entre ellos la presunta madama de las prostitutas de alto vuelo, después de interrumpir una fiesta de varios días en una mansión de Caracas. Los agentes encontraron una pistola, pastillas de éxtasis y ocho mujeres que integraban una presunta red de prostitución, según el informe policial.

De los 18 detenidos por violar la prohibición de realizar reuniones multitudinarias establecida por Maduro, dos dieron positivo en los análisis del virus, según la policía.

El escándalo todavía irrita a los habitantes de Petare, un barrio de emergencia de Caracas. Miguel Rengifo, que conduce una moto-taxi, dijo estar consternado ante los informes de que los ricos organizaban fiestas mientras el país estaba en cuarentena.

“Tenemos dificultades para poder comer, pero ellos están en libertad, bebiendo, corriendo tras las chicas, sin pensar dos veces en el resto de nosotros”, dijo el hombre de 38 años. “Aquí, luchamos sólo para sobrevivir”.

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