Provinciales

Desemboca en el dique Cabra CorralContaminar con desperdicios es moneda corriente en el río Rosario

Pobladores de la zona de Carabajal están hartos de los comercios y particulares que arrojan de todo.

Impunemente se arroja cualquier tipo de desperdicios a las márgenes del ya contaminado río Rosario, cuyo caudal desemboca aguas abajo en el dique Cabra Corral.

Ayer la escena fue dantesca, aunque los vecinos aseguran que a diario ocurre la mismo. Desde una camioneta, una gran cantidad de restos cárnicos fueron lanzados al poco cuidado cauce, conocido a esta altura de la cuenca como río Carabajal.

Cabezas de vacas, cuero, vísceras y demás restos fueron esparcidos en el camino que cruza el cauce de este río, dejando contaminado el ambiente, en esta acción desaprensiva y criminal. Pero el horizonte de esta playa de río es amplio, por lo que esta artimaña, se suma a otros focos infecciosos y contaminantes que abundan en esta zona del cauce.

El agua viene con mucho caudal y su fuerza termina por trasladar la inmundicia con la correntada hacia donde convergen todos los ríos, arroyos y acequias de la zona rural y urbana del Valle de Lerma: el embalse del Cabra Corral.

Vecinos del otro lado del río, aseguran que son muchos los comerciantes y particulares con esta costumbre prepotente de menoscabar el lecho del río, el mismo que es utilizado para dar vida al medio ambiente tan contaminado de la región.

«No es la primera vez que sucede. Los carniceros son los primeros en venir a tirar los desperdicios de sus carnicerías. Otros comercios arrojan hasta mercadería vencida al río. Nadie controla, y como el cauce crece se lleva todo en cuestión de horas», cuenta Juan, uno de los tantos hombres dedicados a recolectar lo útil de los residuos urbanos.

A pocos metros de estos focos contaminantes, está el basural municipal. Allí se podrían depositar estos desperdicios, pero nadie lo hace.

«El basural está abierto y hay espacio. Pero pareciera que es más fácil tirarlo al río, para joder a los demás. Hay gente conocida que viene a tirar basura al río. Hasta ataúdes arrojan en Carabajal», cuenta a El Tribuno el vecino que acercó las fotos de los desperdicios.

Hacía el norte de este ingreso al río, las máquinas de una ripiera dibujaron un camino por donde sacar el material de áridos extraído del cauce. Por este camino, apenas se transita, se observa gran cantidad de microbasurales de fungicidas, restos de tabaco estufados, botellas plásticas por doquier y chatarra urbana. A los pocos metros de estos basureros improvisados hay una gran cantidad de ratas.

Todo esto es arrastrado por las crecidas. Y cada vez surgen nuevos focos de vertederos urbanos diseminados a lo largo y ancho de este río.

Abundan las moscas verdes y los mosquitos de todo tipo.

“Ahora no se puede ni pescar”

“Antes el río era para disfrutarlo, ahora no se puede ni pescar. Todos los desperdicios y la sobra de los comercios vienen a parar al cauce, no sé por qué toman esa actitud de venir y arrojarlos con total impunidad”, comenta otra vecina que vive del otro lado del Carabajal.
Este río nace en la Quebrada del Toro, lleva allí el nombre de Toro, al pasar a jurisdicción de Rosario de Lerma, se llama Rosario, a esta altura recibe las aguas del Corralito y Agua Chuya, mientras en el límite con Chicoana hasta La Merced toma el nombre de La Florida, y luego desemboca en el Dique Cabra Corral. 

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