Fue 2-1 para el Rojo, que llevaba 13 años sin poder ganarle como local al Ciclón. El gol de la visita fue obra de Oscar Romero. Coloccini y Benítez se fueron expulsados sobre el final. El cordobés es el máximo artillero de la Superliga.
Uno pudo al fin abrir bien grande la boca para sacar gritos de descargo, de broncas contenidas, de necesidad de exteriorizar tantas recientes frustraciones. Ese fue Independiente. El otro se fue de Avellaneda peor de lo que llegó, con más dudas y preocupaciones. Ese fue San Lorenzo. El clásico de los desahuciados entre estos dos gigantes desesperanzados se pintó de rojo con el 2-1 gracias a los goles de Silvio Romero. Y dejó más hundido a los azulgranas, que llevan cuatro derrotas consecutivas.
Cuesta encontrar diferencias entre las realidades de estos dos grandes caídos en desgracia deportiva. El simpático meme de Spiderman bien podría utilizarse en las redes sociales para bromear sobre este oportuno partido que cruzó al Independiente de Fernando Berón y al San Lorenzo de Diego Monarriz y Hugo Tocalli. El 2 de febrero de este año habían jugado por última vez entre ellos. Ese día, Ariel Holan estaba sentado en el banco rojo, mientras que Jorge Almirón era el DT cuervo. Ahora, ocho meses después, no solamente no están más estos entrenadores sino que pasó un técnico más por cada equipo (Sebastián Beccacece y Juan Antonio Pizzi) sin poder dar vuelta esta historia que lleva varios capítulos negros para ambos.
El Ciclón llegó al Libertadores de América con la premisa de parar de perder. Por eso, su dupla interina pateó el tablero y armó una línea de cinco defensores, más Gerónimo Poblete que mantenía su espalda pegadita a los del fondo. Por ahí arriba quedaron los hombres de ataque, totalmente desconectados del resto del equipo. Ahí andaba Adolfo Gaich, que por fin tuvo su chance desde el arranque, pero justo en un encuentro en el que le tocó arreglárselas solito contra los centrales locales. Y los hermanos Romero, deambulando por el borde del área, tocando entre ellos y nada más que entre ellos. No tuvo situaciones de real peligro en toda la primera mitad el visitante. Y estaba conforme con la igualdad.
Hasta que Silvio Romero sacudió la modorra de todos, ya entrada la noche dominguera. Una media vuelta letal se le metió a Sebastián Torrico (reemplazó a Nicolás Navarro, de bajo nivel) al lado de su palo derecho tras una muy buena jugada y un centro al medio de Juan Sánchez Miño. Independiente siempre fue el que buscó ganar. En su segundo compromiso de este interinato, Berón mantuvo el 4-2-3-1 con el que empató en Santa Fe. Tratar de encontrar una formación base que permita no hacer los cambios constantes que proponía Beccacece es el objetivo de este ciclo. No resulta sencillo, claro. El Diablo anda de capa caída y más allá de las buenas intenciones, desde el juego se refleja su estado de ánimo. Nicolás Figal sigue siendo lo más interesante con su salida limpia desde abajo, tanto como central como de lateral. Una trepada suya, dejando tres rivales en el camino, derivó en la más clara antes del gol: un disparo de Pablo Pérez cerquita del palo.
No entretenía ni a los de la tribuna ni a los del sillón este duelo de sufridos. Los del tablón se sentaron de la bronca mientas los del sillón saltaron en el empate de Oscar Romero, en el inicio del complemento. Inesperadamente, sin hacer cambios, los de Boedo crecieron y se acercaron cada vez más a Martín Campaña, que tuvo más trabajo. Y en el peor momento de los locales, Cachila Arias tocó la pelota con la mano y el Chino Romero se puso de nuevo la armadura de implacable para hacer el penal y poner a Independiente de nuevo en ganador.
Los desajustes de las dos partes le metió ritmo al tramo final. Creció Oscar y no se entendió por qué lo sacó Monarriz, que tardó en romper la línea de 5 defensores. Silvio Romero tuvo para hacer un par más y Poblete le hizo un penal que Patricio Loustau no cobró. Fabricio Coloccini hizo temblar el travesaño y después se fue expulsado por pelearse con Sebastián Palacios, también echado. Y este clásico de necesitados se quedó con el que quiso un poco más, con el Rojo, que terminó el fin de semana un poco menos desahuciado.
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