El mejor jugador del mundo marcó por duplicado y dio una asistencia para uno de los dos festejos de Lautaro Martínez. La Albiceleste había empezado perdiendo por el tanto en contra de Lisandro Martínez.
La selección argentina se repuso al duro comienzo de remontar el compromiso por el gol en contra de Lisandro Martínez. Dio vuelta el trámite en la etapa inicial con los tantos de Lionel Messi y Lautaro Martínez. Ambos se dieron el gusto de convertir sus dobletes en la parte final para sentenciar el resultado.
Los conducidos por Lionel Scaloni fueron de menor a mayor en Washington y ahora se enfocarán en el debut de la Copa América: el jueves 20 de junio enfrentarán a Canadá en Atlanta por la primera fecha del Grupo A, también compartido por Chile y Perú.
Jugar es una cosa seria. De todas las virtudes que enhebró en estos años la selección argentina, allí reside una fundacional. Jugar siempre en serio, aunque enfrente esté un par que no es tal cosa y el premio por golear -4 a 1, al final- no figure en ningún lado. Ese gen competitivo es la marca registrada de este equipo desde mucho antes de ser campeón del mundo. Pero que lo siga exhibiendo es un mérito extra, porque el tiempo pasa y la tensión no cede: Argentina siempre quiere ganar. Y gana, además. No hay mejor carta de presentación posible ahora que viene lo más importante del año. Ser serio en cualquier circunstancia.
Lo inesperado ante un rival menor -que empezó siendo Guatemala y terminó como Guatepeor- estuvo planteado al inicio: de pronto, la selección tuvo que trabajar para revertir un resultado. Una curiosidad, un esperpento estadístico. Entonces, el último amistoso antes de salir a defender el título de campeón continental encontró un atractivo más que el de calentar las piernas. El gol en contra a los 4 minutos, tras un tiro libre defendido por Dibu Martínez que rebotó en Molina y Lisandro Martínez no pudo corregir, no alcanzó para encontrar una reacción rápida; en todo caso, el empate pronto -a los 11′- vino por un error de Hagen: el arquero centroamericano le regaló una pelota a Messi, que dio el pase a la red para estirar su cuenta goleadora en Argentina a 107 tantos.
¿Para qué sirve un partido así? Para que Scaloni le diera una oportunidad de oro a Valentín Carboni al borde del corte de 29 a 26 jugadores en la lista para jugar la Copa América, un trámite administrativo que la AFA cumplirá este sábado obligatoriamente. ¿Trámite? El juvenil de 19 años y 1,83 metro, que pertenece a Inter, tuvo una buena temporada en Monza -a préstamo- y se estrenó en marzo en la Mayor, devolvió la invitación con valentía. Empezó de a poco, igual que el equipo, y de a poco se animó a gambetear, asociarse y hasta armar una pared con Messi que terminó en el penal que a él mismo le cometieron: lo festejó como si estuviera en juego un título, consciente del valor que puede tener aprobar semejante examen. Si no es ahora, puede subirse al tren de los campeones del mundo más adelante. Lo dejó escrito como respuesta sobre el césped del estadio FedEx Field, de Washington.
El entrenador utilizó el partido para probar a Nicolás González como lateral izquierdo, también, y darles minutos de entrada a titulares habituales que no habían arrancado ante Ecuador, el domingo: Molina, Otamendi, Mac Allister, Enzo Fernández y el propio Messi. Cuestión de dosificar cargas, en el lenguaje de los preparadores, y llegar con todos a pleno al debut ante Canadá en Atlanta, el jueves próximo.
El ensayo entregó, en ese ida y vuelta de apellidos, la confirmación de que Lisandro Martínez -repitió como titular- ya está listo para el primer nivel otra vez, luego de una temporada demasiado accidentada para su cuerpo en Manchester United. Tiene fiereza y determinación para marcar y jugar, además de un perfil zurdo que ningún otro central dispone en la nómina de Scaloni. Un pase firme y arriesgado en tres cuartos de campo y ante el ciempiés en que se transformaba Guatemala en defensa, destinado a Messi, fue el botón de muestra del salto de calidad que el entrerriano ofrece. Completa sobradamente el formulario de sucesor de Otamendi para cuando llegue el retiro del cacique. ¿Y si el DT quisiera adelantar los tiempos y armar la dupla Cuti Romero-Lisandro? La mesa está servida.
Recuperada su confianza goleadora en la selección ante Costa Rica en marzo, Lautaro Martínez también le sacó petróleo a este especie de entrenamiento exigente con público. Messi, capitán también en eso, le cedió la ejecución del penal en el primer tiempo para que sumara millas de energía positiva a su equipaje. Y ya en el segundo tiempo le entregó la asistencia del tercer gol tras una gran jugada colectiva que incluyó también un pase delicioso del recuperado Enzo Fernández -operado en abril, disfrutó de 70 minutos-. Así, Lautaro llegó a 24 goles en 58 partidos en la selección: es el segundo anotador de la era Scaloni, detrás del rey.
¿Qué rey? El mismo que, cuando el show estaba terminado, se juntó con su amigo Di María, recién ingresado, para hacer tic-tac, recibir en el área y picar la pelota ante el arquero, que vio el golazo sin poder hacer nada. O en todo caso, pudo haber tenido un gesto más el tal Hagen: aplaudir a ese hombre que es capaz de encontrar estímulo incluso en un partido así, que vale aparentemente nada. Un detalle que ayuda a explicar la inmensidad de su obra: es tan grande porque ya es grande y quiere seguir siendo grande.
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