En enero de 2017, Gabriel Boric sorprendió a todos en el Congreso chileno cuando ingresó al hemiciclo con un corte de pelo tipo mohicano. No era la primera vez que el parlamentario rompía los moldes en ese aspecto.
El 2014 ya había jurado como diputado sin usar corbata y vistiendo una chaqueta de gabardina. “Me importa bien poco cómo me juzguen por mi pinta”, dijo en ese entonces el exlíder estudiantil. A siete años de ese episodio, y luciendo un look bastante más formal, Boric se convertirá en el presidente más joven de toda la historia de Chile.
Boric asumirá el 11 de marzo de 2022, días después de festejar sus 36 años, por lo que se convertirá también en uno de los jefes de gobierno más jóvenes del mundo.
“No le tengan miedo a la juventud para cambiar este país”, dijo el egresado de derecho, tras dar la sorpresa y vencer al Partido Comunista en las primarias de la oposición en julio de este año. Esas elecciones, según los analistas, comenzaron a trazar un punto de inflexión en una candidatura que surgió casi de manera accidental, pero que por el contexto terminó aunando a todas las fuerzas de izquierda pese a las múltiples diferencias que existen en el bloque.
Precisamente, el giro que tomó la candidatura de Boric en mitad de año ocurrió cuando su opción presidencial fue tomando fuerza y luego de derrotar con claridad a Daniel Jadue, del Partido Comunista. Los cambios, además de lo programático y el discurso de unión con el que Boric comenzó a trabajar, también incluyó una estrategia para que el parlamentario -a ojos de la ciudadanía- pudiera proyectar una imagen de gobernabilidad pese a su juventud y dejar atrás ese look más informal.
Junto a ello, Boric moderó el tenor de sus propuestas para conquistar a los indecisos votantes de centro y les sumó matices a sus ideas primigenias, cuya base es el fortalecimiento del Estado para garantizar los derechos básicos de los ciudadanos.
“El programa de Boric es socialdemócrata, pero el problema es su nivel de gradualidad”, señaló José Antonio Viera-Gallo, exembajador en la Argentina entre 2015 y 2018 y figura histórica del conglomerado que lideró Chile tras la dictadura de Pinochet.
Para la analista política y académica de la Universidad de Santiago (Usach) Pamela Figueroa, el camino que tomó la carta de la izquierda consolidó su posición expectante de cara a la elección.
“Al acercarse a la exConcertación y a la Nueva Mayoría, Boric intenta mostrar que para poder gobernar se requiere una alianza política amplia y eso necesita hacerse con la centroizquierda, con los sectores progresistas que ya han tenido experiencia de gobierno en Chile, aunque por otro lado me imagino que no necesariamente todos los integrantes del bloque Apruebo Dignidad tienen la misma evaluación”, dijo Figueroa.
“En ese sentido Boric ha tenido un importante liderazgo en mostrar que el camino de cambio, de transformaciones que podría tener Chile, es a través de un modelo gradual y con alianzas políticas amplias, que es muy similar a lo que hizo Michelle Bachelet en su segundo mandato”, añadió Figueroa.
De igual modo, el giro de Boric también ha generado ciertos temores en el comando ante el riesgo que la izquierda más dura le pase la cuenta a Boric. Sin embargo, las representantes de la nueva generación del Partido Comunista, como las diputadas Camila Vallejo y Karol Cariola, han sido activas colaboradoras en la campaña, mientras que vieja guardia del PC se ha mantenido más en un plano secundario.
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