El astro marcó dos goles frente a Perú y dejó destellos de su magia. Con 36 años, aún realiza jugadas de cuando era una joven promesa.
El tiempo es un factor desconocido para Lionel Messi. Aún con 36 años, sus fantasías y destellos con una pelota en los pies, como cuando era un chico, resultan ser una historia de nunca acabar. Ni el hecho de acabar de recuperarse de una lesión le puso techo a su calidad. El encuentro frente a Perú lo dejó en claro. Es que más allá de convertir dos goles, el astro realizó una jugada que demostró que el envejecimiento es un factor del que solo deben preocuparse los comunes mortales.
«Vamos a disfrutar de que Leo sigue jugando y está vigente, sino es como si nos hiciéramos el harakiri solo y ya lo quisiéramos retirar. Dejémoslo tranquilo», declaró Lionel Scaloni en su conferencia de prensa previo al partido contra el conjunto incaico. Y vaya si el ’10’ no le dio la razón.
Además de ser la bandera que lideró al equipo, una vez más, hacia la victoria, Leo dejó en evidencia el comentario del entrenador y coronó una actuación estelar a los 34 minutos del primer tiempo. Sí, menos de la mitad del partido le fue suficiente para divertirse con el balón.
Luego de anotar sus dos tantos, en un lapso menor a diez segundos, se encargó de dejar en el camino de forma magnífica a dos rivales peruanos, con uno de ellos hasta tirado en el piso.
Un doble amague y gambeta en el espacio de una baldosa, moviéndose de adentro hacia afuera, bastó para marear a sus contrincantes y que Leo pueda escapar pegado a la banda derecha con una elegancia distinguida.
Aquel destello permitió a los nostálgicos rememorar las épocas de velocista en las que el rosarino brilló en Barcelona cuando tenía 20 años, de la mano de Pep Guardiola. En el caso más reciente también se asemeja a la jugada donde dejó atrás a Josko Gvardiol, en el partido contra Croacia por las semifinales del Mundial, para asistir a Julián Álvarez. Fue una nueva actuación sublime en la que el joven de 36 pirulos volvió a anotar en la lista una de sus tantas jugadas.
NO LO PUEDEN PARAR AL PIBITO DE 36… pic.twitter.com/Et5mMdTJib
— TyC Sports (@TyCSports) October 18, 2023
Incluso, las cámaras permitieron ver a Scaloni, que se encontraba a menos de un metro de la jugada, que cuando Leo frotó la lámpara levantó sus brazos con efervescencia. El gesto abrió la duda en las redes sociales sobre si el estratega intentó reclamar una posible falta o simplemente se trató de una señal de reconocimiento ante una nueva obra del astro.
«Creo que este equipo es impresionante, sigue en crecimiento. Barcelona fue el mejor de la historia, ¿es mucho no? Este equipo está muy cerquita», afirmó Messi tras el partido. Pero hay una premisa indispensable que permite dar el primer paso a la comparación: contar con un Leo feliz, en un nivel estelar y para el cual los años no pesan. La magia está intacta, como cuando tenía 20 y hacía rendir a sus pies al Camp Nou.
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