Una de las preguntas habituales que se hacen los bebedores de vino es cuáles son las etiquetas que conviene guardar y cómo hacerlo. Es mucha la gente que fantasea con poder descorchar un vino especial cuando las situación lo amerita y eso es solo posible con tiempo y paciencia. Por ejemplo, en varios países de Europa, los vitícolas principalmente, cuando llega un nuevo integrante a la familia se le regala un cajón de vino de su año de nacimiento para que los descorche en su adultez. Costumbre que por estas tierras comienzan a tomar forma para sorpresa de muchos. «Quiero un vino para guardar y compartir con mi hija cuando cumpla los dieciocho», nos comentaba en una de las últimas degustaciones de Club BONVIVIR un socio, padre de una niña de apenas un año.
Ahora bien, después de mencionarle varias etiquetas nos sentimos en la obligación de anticiparle que toda su ilusión puede terminar en un sorbo muy amargo si los vinos que guarda no son los adecuados. Mucho más si las condiciones en las que se los conserva no cumplen con ciertos requisitos. Veamos entonces a qué se debe prestar atención para saber qué vinos guardar.
Qué si, qué no
Los parámetros que se deben considerar para saber qué botellas conviene guardar son varios y se relacionan directamente con el varietal, la elaboración y la región. Un mito para derribar de paso es el potencial de los vinos blancos que muchos imaginan vinos de consumo rápido solamente, pero que bien elegidos pueden evolucionar maravillosamente.
Origen
En Argentina a la hora de armar una cava sobran buenas opciones y para todos los presupuestos. La mayoría de las regiones vitivinícolas de país gozan de condiciones climáticas ideales para la elaboración de vinos con suficiente potencial de añejamiento. Básicamente por que el hábitat soleado y caluroso que se traduce en buena concentración, carga tánica y acidez suficiente para que los tintos evolucionen correctamente. Para destacar algunos orígenes que no fallan se puede mencionar el noroeste del país y Luján de Cuyo, Maipú y Valle de Uco en Mendoza. En materia de blancos convendrá buscar en los provenientes de zonas frescas como Valle de Uco en primer lugar, Patagonia y también Luján de Cuyo. En estas zonas los blancos logran conservar niveles de acidez que ayudan durante el envejecimiento.
A la hora de los tintos hay que ser justo y decir que la gran mayoría puede soportar dignamente el paso del tiempo aunque en algunos casos el método de elaboración será mas crucial que en otros. Por ejemplo, Cabernet Sauvignon, Malbec, Merlot y Cabernet Franc son cepas que en Argentina siempre aseguran un añejamiento digno. Básicamente se trata de uvas con buena carga fenólica y concentración, factores responsables de la sanidad dentro de la botella. Otras que hoy se pueden aprovechar por que ya dan cuenta de gran potencial son Bonarda, Petit Verdot, Tannat o Ancellota. Un caso especial es el del Pinot Noir que a pesar de tener un color ligero que no reviste demasiada concentración, es la acidez la que asegura su longevidad. Vale destacar que un Pinot Noir bien añejado es una verdadera gloria.
Para los blancos habrá que elegir entre los Chardonnay, Semillón y Riesling que son los que históricamente ofrecen mejor performance. Pero hay que estar atentos con el método de elaboración ya que el contacto con el roble suele aportar mucho a este aspecto.
Vinificaciones
Hay una máxima del mundo del vino que insiste que todo gran vino debe ser criado en roble. Polémicas de lado, lo cierto es que la crianza en barrica es un parámetro que permite augurar un potencial de añejamiento a un vino. Por esto mismo términos como Reserva o Gran Reserva son de gran ayuda cuando su uso está legislado y la sola mención implica 12 o 18 meses de crianza. Siendo que en Argentina esto no es así, la recomendación es buscar entre información que detalle el tiempo que el vino reposó en barricas, fudres o tonel. A mayor tiempo las posibilidades de una crianza prolongada aumentan. Pero también existen vinos que sin ser criados en roble pueden sorprendernos con los años pero en estos casos será la experiencia lo que nos ayudará a identificarlos.
Etiquetas
Es común que las bodegas indiquen en sus etiquetas cuál es el potencial de guarda de sus vinos, sin embargo este dato hay que leerlo con ciertas reservas. No significa que las bodegas no ofrezcan información veraz sino que todo dependerá de cómo se ha conservado la botella y desde cuándo esta en le mercado. Ahora bien, cuando se adquieren botellas que cumplen condiciones suficientes para una buena estiba, su potencial no debe ser menor a los cinco años o siete años. en los mejores casos un vino puede superar los quince años de vida aunque son muchos los que sobreviven décadas.
Cómo guardarlo
Habitualmente insistimos con la importancia de las condiciones de guarda. Ni el mejor vino del mundo resiste una estiba incorrecta. Por lo tanto, antes de decidirse por el armado de la cava propia conviene buscar un espacio correcto o adquirir una cava domestica de las que existen muchos modelos y tamaños. Estos equipos aseguran la temperatura, humedad y demás condiciones vitales para las botellas.
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