Por Carlos Saravia Day
El famoso DNU, cuestión que nos ocupa, fue utilizado por la CGT y el kirchnerismo para contrastarlo con un orden delicioso que hizo o dejó hacer todo en beneficio de una máscara y ficción de orden y se amamantó de la ubérrima lactancia del Estado para todos y todas. Después de la deliciosa época de las vacas gordas, sino la época de las vacas flacas, como en los tiempos del faraón. La economía volvió a ser la ciencia de la escasez, ya no era el Estado la vaca ubérrima y fecunda, sino la vaca vieja, flaca y estéril.
Es la herencia sin beneficio de inventario que la nueva generación tiene que asumir, y que acaba de hacerlo con el oportuno reproche a través de la urna electoral convertida en urna cineraria para el kirchnerismo. Solo le queda a la CGT la jactancia de haber (perdido la elección) y a su dirigencia política el anonimato, la distancia y un atronador silencio a los que gobernaron y solo lema que el revolucionario ingles Cronwell diera a sus tropas: Vestigia nulla retrorsum (Ninguna huella hacia atrás)
Los que vienen atrás que arreen
Arrieros somos y en la senda andamos
No obstante, después del paro fallido, anuncia otro y un plan de lucha, olvidando que el paro no es arma de repetición y que repetirlo conduce al desprestigio aún mayor en la escala social de sus dirigentes y se obstina en hacer adoptar su destino propio como destino nacional, confundiendo la parte con el todo.
La esencia del particularismo es que cada grupo deja de sentirse a sí mismo como parte y en consecuencia deja de compartir los sentimientos de los demás.
La nación toda está en emergencia, lo que se entiende como “Estado de Excepción” que se informa en la “necesidad y transitoriedad» de medidas que el gobierno tiene que adoptar y la oposición actual regatea.
Ya Roma lo tenía previsto y legislado, “Urbi et orbi” y para los tiempos.
Hay legisladores que reconocen la gravedad de la crisis a la par que niegan al gobierno las herramientas para combatirla y son justamente los que abusaron de los DNU en una Argentina donde lo accidental se hace permanente y lo efímero duradero: (la Ley de Alquileres y la Ley de Réditos), siempre cobijados por la bandera neutral que cubre el contrabando de la mercadería.
El 14 de marzo de marzo del año 44 Antes de Cristo, Julio Cesar se encamina al Senado, un mes antes había sido designado dictador perpetuo, lo esperaban 60 puñales dispuestos a salvar a la República de la dictadura perpetua y esta despareció en pocos minutos tras el breve lapso de un mes.
Cesar había confundido lo permanente con lo transitorio. El senado le había encomendado la dictadura para poner orden, pero no ad aeternum.
Casio y Bruto, cabecillas de la conjura, estaban seguros de haber salvado la República.
Fue la nueva generación la que inició la “Pax Romana” con Augusto, el tiempo más largo y fecundo de la historia de Roma.
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