«Cada vez el fuego llega más cerca de las viviendas y cuando ocurra ya no vamos a poder hacer nada». Así graficó la preocupante situación el bombero voluntario Gustavo Sandoval, mientras combatía el fuego en los campos cercanos a la ruta nacional 51 a la altura de La Silleta.
La amenaza a los inmuebles de cientos de vecinos de ese pueblo perteneciente a la jurisdicción de Campo Quijano, hizo que una docena de bomberos voluntarios reforzaran su trabajo en la última semana.
Sin ellos hubiera sido imposible controlar las llamas en estos últimos eventos de incendios avivados por el viento, la sequedad y las altas temperaturas. El cuerpo llamado «Combate de La Silleta» es ni más ni menos que un ejemplo de vocación de servicio puesta a disposición de los miles de habitantes de El Encón, Villa Lola, La Silleta, San Antonio y San Luis. La población por esta parte del Valle de Lerma, casi pegada a la capital salteña, es numerosa. Entre el lunes y este viernes de la semana que terminó, estos voluntarios silletanos sofocaron el fuego en alrededor de 50 hectáreas totalmente tomadas por los incendios.
Sandoval explicó a El Tribuno que todo se puede prevenir con dos puntos a tener en cuenta: equipamiento para los bomberos y conciencia ambiental de los vecinos. «La basura plástica en los terrenos baldíos es la que provoca el fuego. Con el viento y la sequedad del ambiente el fuego aparece por cualquier lado. Cada vez las llamas se acercan más a las casas. Algunos de los inmuebles no son ocupados a diario y al no estar sus moradores se nos hace imposible ingresar a la propiedad con fuego en los jardines.
Cada día se hacen más peligrosos los incendios en los campos». El bombero señaló que la basura y los yuyales en los baldíos ayudan para que los incendios se produzcan en cualquier momento. El jefe de bomberos junto a cinco hombres y cinco mujeres salieron a combatir las llamas con el llamado «Tiburón Azul», una camioneta que fue adaptada como autobomba ligera. Con pocos elementos y una enorme vocación de servicio sofocaron a lo largo de varios días varios focos ígneos de envergadura.
«Como todos los efectivos provinciales estaban en el cerro 20 de Febrero, en Salta, para esta zona no había nadie. Menos mal que estábamos nosotros preparados y pudieron cumplir con nuestro compromiso», dijo orgulloso Sandoval. Este grupo tiene sobre sus espaldas varias capacitaciones y cursos de perfeccionamiento en combatir siniestros naturales. Son vecinos comunes que combatieron mano a mano el fuego en la zona de la ruta 51. «El fuego llegó hasta cerca de la Iglesia de San Luis y pudimos controlarlo.
Nuestro equipo es suficiente para combatir siniestros pequeños. Desde que nos organizamos gracias a Martín Padilla, jefe de Defensa Civil de Campo Quijano, vamos por nuestra personería jurídica para obtener mayores recursos para el cuerpo», explicó Sandoval, que es albañil, apicultor, mecánico, agropecuario y, sobre todo, posee una inmensa vocación de servicio. Él arregló una camioneta modelo 68, armó una cisterna y junto a sus vecinos combate incendios desde hace dos años.
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