La coalición de izquierda del presidente Gabriel Boric, en tanto, se mantuvo detrás en el conteo; “volvemos a tener la oportunidad de construir con diálogo y encuentro una nueva Carta Magna”, dijo el mandatario tras cerrar los comicios.
Con el 99% de los votos escrutados, el Partido Republicano, que siempre se opuso al cambio constitucional, fue el más votado de la jornada con el 35% de los sufragios, señaló el Servicio Electora local (Servel). El avance conservador se incrementa si se suma la votación que obtuvo la derecha tradicional, de un 21%, y 11 consejeros. Por su parte, la coalición de izquierda que apoya a Boric alcanzó el 29% de los apoyos y logró 17 representantes.
“Esto es mucho más de lo que cualquier pronóstico había esperado”, dijo a la agencia AFP Claudia Heiss, jefa de la carrera de Ciencias Políticas de la Universidad de Chile, sobre la representación que alcanzó la derecha ultraconservadora. Tras el rechazo de un primer texto en septiembre, impulsado por el Gobierno y sus aliados, los chilenos se inclinaron esta vez por las fuerzas conservadoras, en un nuevo intento por renovar las bases constitucionales luego del violento estallido social de 2019, que dejó ver una sociedad desigual y fracturada.
Con 22 consejeros, el Partido Republicano, que se opone al aborto y tiene un discurso contra los migrantes, “no necesita negociar con nadie, pueden escribir la Constitución que quiera” y “tiene poder de vetar cualquier modificación”, agregó Heiss.
Tras conocerse los resultados electorales, Boric invitó a los constituyentes electos a actuar “con sabiduría y templanza” y les pidió evitar cometer los mismos errores que hicieron fracasar el primer intento de cambio constitucional a partir de una Asamblea Constituyente dominada esa vez por la izquierda. El borrador de esa nueva Constitución fue rechazado por un 62% de los votos en un referéndum realizado el 4 de septiembre del año pasado.
Analistas y políticos opinan que la elección también sería un virtual plebiscito a la gestión del presidente Boric, cuya desaprobación bordea el 70%, según sondeos. Entretanto, las dos coaliciones políticas del mandatario, una de izquierda y la otra de centroizquierda, aspiraban a obtener 21 cupos para obtener poder de veto y obligar a la oposición a negociar las normas del texto.
Partidos tradicionales de la izquierda chilena, como el Partido Radical, la Democracia Cristiana o el Partido por la Democracia -que dominaron la escena política tras el retorno a la democracia después de Pinochet (1973-1990)- quedaron fuera del Consejo. El populista Partido de la Gente tampoco consiguió ningún escaño.
Por una nueva Constitución
El nuevo Consejo Constitucional tendrán 50 miembros -25 mujeres y 25 hombres- y los artículos necesitarán una mayoría de tres quintos para ser aprobados e incluidos en la propuesta, que se someterá a plebiscito en diciembre. Una vez conformado el organismo recibirá, para su revisión y ajustes, un proyecto elaborado previamente por expertos con 12 principios esenciales que no podrán ser modificados, por ejemplo, el que consagra a Chile como una economía de mercado con participación estatal y privada.
El camino constituyente se abrió tras el violento estallido social de 2019, que fue controlado por el Congreso con la convocatoria a un plebiscito en el que el 78% del electorado votó a favor de una nueva Constitución.
Sin embargo, los electores chilenos parecían apáticos esta vez con la elección del Consejo Constitucional, cuyos miembros redactarán la nueva propuesta de texto constitucional, que deberá ir a un plebiscito el 17 de diciembre. Con la jornada de ayer, los chilenos suman siete elecciones en tres años y medio y esta es la segunda convención que eligen en dos años.
En esta elección, el pacto o partido que obtenga 30 de los 50 escaños del Consejo Constitucional tendrá en sus manos la redacción de la nueva Constitución sin tener que negociar con otras fuerzas, mientras el que logre 21 cupos tendría el poder de veto y podría presionar por la búsqueda de consensos.
A diferencia del primer proceso constituyente, cuando los redactores del texto partieron de una hoja en blanco, los 50 consejeros trabajarán sobre un anteproyecto constitucional elaborado por 24 expertos designados por los partidos políticos.
Entre las bases están la que establecen que Chile es un Estado unitario, el respeto de derechos como a la vida, la propiedad y la igualdad ante la ley. Los consejeros, que deberán enmarcarse en las mismas bases, tendrán cinco meses para elaborar una nueva propuesta.
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