En los depósitos municipales de vehículos cunden las alimañas, los mosquitos y los ofidios. Hay una sola máquina desmalezadora. En contraposición y sin predicar con el ejemplo la Municipalidad de Salta intenta sancionar a vecinos que no desmalezan baldíos.
Los canchones municipales adonde se alojan los rodados secuestrados en operativos de Tránsito están en una situación crítica nuevamente. El crecimiento de las malezas, la falta de espacios, la proliferación de alimañas y hasta ofidios son algunos de los aspectos conspicuos de un estado de abandono preocupante.
En la época estival, que está transcurriendo por estos días, las tormentas, el calor y la humedad se combinan en ese escenario para crear las condiciones ideales para las larvas del Aedes aeyiptis, el mosquito que transmite el dengue, la fiebre Zika y la chikungunya.
El mayor Miguel Sosa, hombre con rango decisorio en el área de tránsito municipal, antes subsecretaría y ahora secretaría, reconoció que los pastizales desbordan los tres lugares de acopio de los vehículos incautados.
Le contó a El Tribuno que la Secretaría de Tránsito cuenta con una sola máquina desmalezadora, que la tercian una semana en cada canchón, el de calle Catamarca, el de avenida Artigas y el de Paraguay.
Son aproximadamente unas 1.600 motos y otros mil autos los que se reparten en esas tres dependencias. Esos 2.600 vehículos no son el punto más crítico que padeció la infraestructura para la guarda de las incautaciones viales. En noviembre de 2011, a poco de que se sancionara la última ordenanza en materia de tránsito -la 14.395-, el propio Sosa aseguraba que tenían en custodia 3.462 rodados, de los cuales unos 2.500 eran motocicletas.
De todos modos, la situación actual no tiene nada de idílica. El mayor reconoció que han tenido que apelar a usar las instalaciones de calle Santa Fe para guardar motos confiscadas. Ese inmueble de la Secretaría de Tránsito, titularizada por el recientemente cuestionado como misógino Juan Carlos Garrido, tiene estructura de oficinas y un estrecho espacio de estacionamiento para la aún más escuálida planta motora de la dependencia. Es un reclamo recurrente de los trabajadores del área la falta de equipamiento y mantenimiento de coches, camionetas y motos para patrullar.
Los trámites para recuperar los rodados secuestrados, según explican trabajadores de Tránsito, se vuelven un escollo para que muchos de los multados desistan de recuperar sus vehículos. Comprar un transporte nuevo se constituye en la opción elegida.
Desmalezar
Lo tragicómico es un género que consigue aunar las ganas de reír con el impulso de llorar. Las paradojas son tragicómicas en esencia: la gestión municipal emprende un importante operativo de DESCACHARRADO en barrios de los cuatro puntos cardinales de la ciudad, en simultáneo los pastizales de sus propios canchones los desbordan.
Una sola desmalezadora tiene la Secretaría de Tránsito, que llega una vez cada tres semanas a cada lugar.
Las lluvias y el calor, propios de todos los veranos, pueden más que la planificación comunal.
La pobre máquina de cortado de maleza no da abasto, el paisaje de los canchones es una prueba irrefutable. Sosa lo admite, en algunos tramos los pastizales ascienden a metro y medio, y los encharcamientos surcan el suelo.
«Si pedimos que se haga el desmalezado a través de la Municipalidad, se demoran un montón», relata el fundamento de por qué no coordinan tareas con las áreas gubernamentales correspondientes, como la Secretaría de Ambiente, aquella que emprende los operativos de descacharrado en diversas barriadas de la capital.
La dilación entre el pedido a la repartición de Ambiente y la concreción del desmalezado sería mayor a la rotación actual, de una semana en cada canchón.
Los trabajadores de Tránsito afectados a los tres receptáculos de vehículos son los que ejecutan el desmalezado, se les impone como una tarea extra a sus funciones originales. Es otra explicación, además de la lluvia y el calor, de por qué no se consigue mantener en condiciones los canchones, que tal como están son el hábitat natural de alimañas, mosquitos y ofidios.
Multas y secuestros de vehículos
«De cada 100 motos que ingresan, 40 son recuperadas por sus dueños», señala el mayor Sosa. Esa proporción significa que una gran cantidad de los rodados incautados nunca es recuperada por los propietarios, superando la capacidad de reserva del municipio. Sosa especificó que la Secretaría tiene que esperar al menos dos años hasta que la Procuración General determina que pueden avanzar en el desguace (ya no se hacen remates, dijo Sosa).
Según la ordenanza 14.385 que regula el tránsito municipal, una vez que se cumplieron quince días desde la estancia del vehículo confiscado, empieza a correr un alquiler diario por el aparcamiento. Como la regularización de los papeles requeridos para recuperar el coche suele demorar o ser tortuosa, la mayoría de los dueños termina acumulando una deuda extra a la multa por este concepto. Sosa afirmó que para facilitar esas deuda, su dependencia se apresta a reconocer hasta el 60% del total acumulado por días de custodia en los canchones. La multa original, sin embargo, se mantiene inmutable conforme a la rigurosidad del Tribunal de Faltas. Los montos, a valores de hoy, oscilan entre los mil y los cien mil pesos. En marzo de 2015, el bloque del Partido Obrero en el Concejo Deliberante consiguió que se aprobara una ordenanza para que los rodados fuesen retirados con el pago del 20% de la multa, obligando a los infractores a que hicieran un curso de seguridad vial de dos meses. Fue aceptado unánimemente, pero posteriormente vetado por el entonces intendente Miguel Isa.
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