Sólo una de cada cuatro personas mayores de 50 años se hacen los controles que permiten detectar y tratar en forma temprana este tipo de tumor, el segundo más frecuente en Argentina.
Nueve de cada 10 casos de cáncer de colon podrían evitarse. Sin embargo, en nuestro país se diagnostican más de 13.000 nuevos casos al año y provoca la muerte a más de 7.000 personas (unas 20 por día), según el Instituto Nacional del Cáncer. Las pruebas de rastreo son claves en el abordaje temprano de la enfermedad, pero todavía el miedo y el pudor, entre otros factores, actúan como barreras al acceso. Por eso, en vísperas del Día Mundial del Cáncer de Colon, varias campañas apuntan a generar conciencia sobre su importancia y a desterrar mitos y temores.
La posibilidad de prevenir la mayoría de los casos de cáncer colorrectal (CCR) radica en que en alrededor del 90% de los casos lo antecede una lesión precursora, el pólipo adenomatoso, que crece en forma lenta (puede demorar una década), lo que configura una ventana de tiempo para detectarlo, extirparlo y evitar que se transforme en un tumor. ¿Cómo? A través de los métodos de pesquisa -el test de sangre oculta en heces y la colonoscopia, entre otros. No obstante, según la última Encuesta Nacional de Factores de Riesgo, sólo el 27% de las personas de entre 50 y 75 años se realizó alguna vez una de esas pruebas.
Lisandro Pereyra, gastroenterólogo del Hospital Alemán, miembro de la asociación científica Endoscopistas Digestivos de Buenos Aires (ENDIBA) y capacitador del Programa Nacional de Prevención y Detección del Cáncer Colorrectal (PNCCR), en el área de calidad en colonoscopia, explica que el test de sangre oculta en materia fecal «lo puede realizar el paciente en su casa mediante un dispositivo proporcionado por el médico». La colonoscopia, en cambio, «es un estudio de de mayor precisión y efectividad, que es la primera opción para pacientes considerados ‘de riesgo’ por tener antecedentes familiares de la enfermedad o haber padecido enfermedad inflamatoria intestinal».
En tanto, Leandro Steimberg, médico del Hospital Durand y de la Fundación Favaloro, también miembro de ENDIBA, aporta que “el estudio de sangre oculta en materia fecal detecta los cánceres en etapas tempranas, mientras que la colonoscopía puede, además, dar evidencia de los pólipos, que son las lesiones precursoras que dan origen al cáncer de colon”.
Juan Carlos Patrón Uriburu, miembro del servicio de Coloproctología del Hospital Británico, en base a estudios destaca que que el examen realizado en lugares y por profesionales debidamente certificados y entrenados, es altamente seguro y de calidad. Pese a que se trata de un procedimiento bien tolerado y con una incidencia mínima de complicaciones (menor a 0,1% en casos de estudios por prevención) los especialistas ven con preocupación que todavía existe «infundado miedo, incomodidad y hasta pudor», lo que retrae a la mayoría de los pacientes a efectuarse esta práctica.
Además de la vergüenza y los temores, Pereyra identifica otra barrera: «Por falta de tiempo u otros factores, los médicos no indagan de manera completa al paciente y, por consiguiente, no pueden evaluar los riesgos para sugerirle realizarse los controles adecuados”.
Por su parte, Fabián Nachman jefe del servicio de gastroenterología del Hospital Universitario Fundación Favaloro, subraya que de acuerdo a trabajos recientes, «la colonoscopia puede disminuir hasta en un 75% la mortalidad por cáncer de colon». Y que «la detección temprana del cáncer puede tener una curación de hasta el 90% de los casos. Inclusive con la colonoscopia y la detección de lesiones precursoras al cáncer el tumor es evitable».
Si durante la práctica no se evidencia anomalía, no será necesario volver a realizarla hasta diez años después, explican desde ENDIBA. En tanto, de resultar positiva, se evaluará el riesgo para determinar la frecuencia de los próximos estudios. “En el 80% de los casos lo que se encuentra son pólipos benignos que se extraen en el mismo procedimiento. Según sus características, se decidirá cuándo debe repetirse el procedimiento”, señala Pereyra.
Desde la Fundación Gedyt destacan que algunas personas con antecedentes tienen mayor predisposición a desarrollar cáncer colorrectal, sin embargo, el 75% de los casos se dan en personas sin antecedentes familiares o personales de cáncer. De allí la importancia de realizarse el estudio preventivo, en especial a partir de los 50 años, edad en la que aumenta la incidencia de la enfermedad.
Como medidas preventivas para la aparición de pólipos colónicos, se sugiere: llevar un estilo de vida saludable que incluya realizar alguna actividad física, mantener un peso adecuado, evitar fumar, llevar una alimentación rica en fibras, frutas, verduras y leche así como disminuir el consumo de carnes rojas muy cocidas. Y como herramienta principal de prevención secundaria, se recomienda visitar al gastroenterólogo a partir de los 50 años. Las personas que presenten síntomas (cambios en la manera de evacuar, sangrado en la defecación, dolores abdominales o rectales frecuentes, anemia y pérdida de peso sin motivo aparente) o tenga antecedentes personales o familiares, deben hacer una consulta antes de esa edad.
Para concientizar sobre la importancia de los controles, desde ENDIBA lanzaron la campaña #HaceteUnaColonoscopía. Reconocidas personalidades, entre las que se incluyen Julián Weich, Mario Pergolini, María Julia Oliván, Luis Rubio y Marcelo Bonelli participaron voluntariamente de la realización de un video en el que se busca viralizar la importancia de los beneficios del diagnóstico prematuro de esta enfermedad.
Desde la Fundación Favaloro, en tanto, lanzaron #YoAmoLaVida, a la que se sumaron Mariana Fabbiani, Andy Kusnetzoff, Leo Montero y Ángel de Brito, entre otros.
En Gedyt invitan a vestirse este viernes de azul, color que simboliza a este tipo de cáncer y a sumarse a la iniciativa en redes sociales bajo el hashtag #VestiteDeAzul.
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