Las potencias regionales no respaldaron el texto que apoya la integridad territorial de Ucrania; el mandatario volvió a reclamar el aumento de la ayuda occidental; el Kremlin llamó a Kiev a “reflexionar”.
Un mensaje fuerte y un llamado a la participación y al diálogo “entre todas las partes” marcó la primera cumbre internacional por la paz en Ucrania que se realizó este fin de semana en Suiza, con la ausencia de Rusia y de China, y sin unanimidad en la declaración final, debilitada por la falta de respaldo de Brasil, México, la India y Arabia Saudita. El texto reafirmó “los principios de soberanía, independencia e integridad territorial de todos los Estados, incluida Ucrania”.
Más de dos años después de la invasión rusa, la gran mayoría del centenar de participantes reunidos desde el sábado en un complejo hotelero en el centro de Suiza acordó sobre el contenido de un comunicado final que esboza las pistas para poner fin al conflicto armado más importante en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.
Sin embargo, la cuestión de “cómo y cuándo implicar a Rusia” sigue abierta, según lo reconoció la presidenta de Confederación helvética y anfitriona de la cumbre, Viola Amherd.
El texto final no contó con la adhesión de más de una docena de los países participantes, además del Vaticano, la mayoría del Sur Global: la India, Brasil, Sudáfrica (del bloque Brics), México, Colombia, Indonesia, Libia, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, Tailandia y Armenia.
El aliado clave de Rusia, China, que no asistió, y Brasil han buscado conjuntamente trazar rutas alternativas hacia la paz. Desde su regreso al poder en 2023, el presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, mantiene una postura crítica hacia Occidente por el apoyo a Ucrania que lo ha levado a mantener tensos enfrentamientos con Zelensky y sus aliados.
El presidente argentino, Javier Milei, participó del encuentro acompañado por la canciller, Diana Mondino.
Zelensky afirmó al final de la cumbre que Rusia y sus dirigentes “no están listos para una paz justa”.
“Nosotros debemos hacer nuestro trabajo. No pensemos en Rusia. Hagamos lo que tenemos que hacer”, dijo el presidente ucraniano.
Según una cifra difundida por la pantalla oficial de la sala de prensa, unos 80 países apoyaron la declaración final.
El texto reafirma “los principios de soberanía, independencia e integridad territorial de todos los países, incluida Ucrania”. Denuncia “la militarización de la seguridad alimentaria” y exige el retorno de los niños ucranianos deportados a Rusia. También llama “a implicar a todas las partes” del conflicto para hacer cesar las hostilidades, a pesar de que Rusia, que no fue invitada, y su aliada China, que por esa razón desechó su participación, restaron importancia a la cumbre.
El presidente ucraniano expresó ayer su esperanza de federar la comunidad internacional en torno de una propuesta de paz que podría eventualmente presentar a Moscú.
“Debemos decidir juntos lo que significa una paz justa para el mundo y el modo en que la misma puede ser obtenida en forma duradera”, declaró.
Zelensky también afirmó que Ucrania “no era enemiga” de China, acusada de contribuir al esfuerzo de guerra ruso entregándole piezas para su armamento. “China podría ayudarnos”, insistió el presidente.
A pesar del desbloqueo de la ayuda militar norteamericana, suspendida durante meses, y los compromisos asumidos por otros aliados, sobre todo europeos, Zelensky considera que los volúmenes actuales no son suficientes para ganar la guerra. “Hay ayuda. Hay envíos importantes. ¿Es suficiente para ganar? No. ¿Las cosas llegan demasiado tarde? Sí”, deploró.
La víspera, Vladimir Putin había lanzado otra de sus provocaciones, asegurando que sus tropas se retirarían exactamente un minuto después que Kiev renunciara a adherir a la OTAN y aceptara desprenderse de todos los territorios ocupados hasta el momento por Moscú. Para Ucrania, esto significaría ceder más del 20% de su suelo. Una exigencia rechazada de plano por la mayoría de los presentes en Suiza y que el presidente Zelensky calificó de “ultimátum a lo Hitler”.
El vocero del Kremlin, Dmitri Peskov, estimó hoy que Ucrania debería “reflexionar” en la propuesta del presidente ruso, asegurando que no se trataba de un “ultimátum”, sino de “una iniciativa de paz que toma en cuenta las realidades del terreno”.
“La dinámica actual de la situación en el frente nos muestra claramente que continuará agravándose para los ucranianos. Es probable que un político que pone los intereses de la patria por sobre los suyos y el de sus patrones reflexionaría sobre semejante propuesta”, dijo Peskov, refiriéndose a Zelensky y a Estados Unidos.
En todo caso, los debates en Suiza se basaron en los puntos comunes entre el plan de paz en diez puntos presentado por Zelensky a fines de 2022 y las resoluciones de la ONU sobre la guerra, que obtuvieron un amplio apoyo de la comunidad internacional.
Para los especialistas, la cumbre fue un éxito diplomático, al cual se agrega el desbloqueo de la ayuda militar estadounidense después de meses de tergiversaciones, más un préstamo de 50.000 millones de dólares garantizado con los intereses de los activos rusos congelados por los occidentales.
A esas buenas noticias se agregaron durante la conferencia la promesa de unos 1500 millones de dólares suplementarios anunciados por la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, más unos 96 millones de euros prometidos por Noruega, con el objeto de ayudar a Kiev a reparar sus infraestructuras energéticas y garantizar el aprovisionamiento eléctrico del país el próximo invierno.
Hoy en la segunda y última jornada de la cumbre, las delegaciones se repartieron en varios grupos de trabajo sobre temas importantes: seguridad nuclear, seguridad alimentaria mundial –sobre todo en la necesidad de garantizar la libertad de navegación en el mar Negro–, y los aspectos humanitarios.
El comunicado final de la conferencia exige la liberación “mediante un completo intercambio” de prisioneros de guerra. Pero también “de todos los niños deportados e ilegalmente desplazados”.
“Hemos visto alrededor de 20.000 niños ucranianos arrebatados a sus familias, a su comunidad y a su país. Es aterrador decirlo. ¿Cómo puede el mundo darle la espalda?”, se indignó el primer ministro de Irlanda, Simon Harris.
El texto también reclama que todos los civiles ucranianos detenidos ilegalmente sean “devueltos a Ucrania”.
Los debates sobre la seguridad alimentaria se centraron en la crisis de la producción y exportaciones agrícolas, que creó un shock alimentario e inflacionista a comienzos de la guerra pues Ucrania es uno de los graneros del planeta. El comunicado final subraya que “la seguridad alimentaria no debe de ninguna manera ser militarizada” y que es necesario garantizar la libertad de navegación en el mar Negro y el mar de Azov.
Los intercambios no solo giraron en torno de la destrucción de tierras fértiles, sino también sobre los riesgos que representan las minas y las municiones no detonadas que convierten esos terrenos en futuros infiernos.
“Hallar una solución política en Ucrania es crucial para estabilizar los precios alimentarios en el mercado mundial”, advirtió Suiza, el país anfitrión.
Una nueva preocupación llegó al final de la cumbre desde el otro lado del Atlántico, después que Donald Trump criticó el apoyo a Ucrania durante un meeting de campaña en la ciudad de Detroit. A juicio del ex presidente, las exigencias de Kiev “no cesan jamás”.
“Pienso que Zelensky es tal vez el mejor vendedor de todos los políticos que hayan existido. Cada vez que viene a nuestro país, se va con 60.000 millones de dólares. (…) Resolveré esa cuestión antes de entrar en la Casa Blanca como presidente electo. La voy a resolver”, prometió.
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