Luis Arce (del MAS, partido de Evo Morales) y el expresidente Carlos Mesa son los principales candidatos. En Salta votan más de 3500 mil bolivianos en la escuela Agrícola.
Un total de 7.332.925 bolivianos están habilitados para elegir presidente y otros cargos, como corolario de un proceso electoral atravesado por la crisis económica y el coronavirus, en el que se enfrentan en un clima tenso varios candidatos que representan sustancialmente dos modelos antagónicos de país: uno estatista y plurinacional y otro neoliberal y de élites.
Bolivia llega a esta elección luego de un año dramático, que comenzó con la indefinición de las presidenciales de 2019, con acusaciones de fraude para reelegir a Evo Morales, que fueron avaladas por la Organización de Estados Americanos (OEA) y sirvieron para forzar su renuncia, el 10 de noviembre, y la instalación de un gobierno irregular.
En ese marco de tensión, con al menos 33 personas muertas, la pandemia de coronavirus forzó la postergación de dos fechas electorales, en medio de denuncias contra el gobierno de Jeanine Áñez de intentar utilizar la crisis sanitaria para socavar las posibilidades del Movimiento Al Socialismo (MAS).
El candidato del MAS, Luis Arce, aparece en los sondeos como el probable ganador, aunque deberá alcanzar el 40% de los votos con 10 puntos de diferencia de su seguidor para ganar directamente en esta primera vuelta.
En caso de ir a segunda vuelta, convocada para el 29 de noviembre, las chances del MAS de volver al gobierno son menos ciertas.
Tal como en las frustradas elecciones del año pasado, el segundo en las intenciones de voto es el expresidente Carlos Mesa, candidato de Conciencia Ciudadana, un liberal moderado que representa a las elites del oriente boliviano.
Y el tercero, que puede incidir en el resultado, es el exprefecto de Santa Cruz de la Sierra Luis Fernando Camacho, que se postula por Creemos y representa a la derecha más radical y elitista.
El resto de los candidatos son Chi Hyun Chung, del Frente para la Victoria; Feliciano Mamani, del Partido Acción Nacional Boliviana, y María de la Cruz Bayá, de Acción Democrática Nacionalista.
Además de presidente y vice se eligen 36 senadores y 130 diputados, entre otros cargos.
El candidato del MAS, en una entrevista con el diario Los Tiempos, aseguró que no confía en el Tribunal Supremo Electoral (TSE) y condicionó el respeto a los resultados de los comicios a que se transparente todo el proceso electoral. Aseveró que el Movimiento Al Socialismo ganará en primera vuelta y que solo con fraude se le podría vencer.
Por su parte, el candidato y expresidente boliviano Carlos Mesa considera a la elección de este domingo como una de las «más importantes» de la historia de Bolivia, un «desafío histórico» para su democracia que pondrá a prueba la «vocación cívica» de los 7,3 millones de electores habilitados para votar.
Mesa, líder de Comunidad Ciudadana, el principal contendiente del Movimiento al Socialismo (MAS) de Evo Morales, considera que «más del 60 por ciento del país» se opone al regreso de este partido que gobernó Bolivia por casi catorce años.
Cabe recordar que tiempo atrás la actual presidenta interina Jeanine Áñez se bajó de la carrera para no dividir el voto opositor a Morales y confía en que Mesa saldrá ganador ante Arce.
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