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Lamentable violencia de los barraBoca, semifinalista por la Copa Argentina: Leandro Brey asombroso héroe al atajar cuatro penales

Leandro Brey acaba de atajar un cuarto penal de Gimnasia y Boca festeja en Rosario la clasificación para una semifinal de Copa Argentina. Marcelo Manera

Tras la barbarie en Rosario, el conjunto diseñado por Fernando Gago pasó por penales un cuarto de final en el que fue superior a Gimnasia.

Lo que debía ser una fiesta estuvo a punto de transformarse en tragedia. Porque otra vez ganaron los violentos. Porque, como hace cinco días en la cancha de Defensores de Belgrano, las barras coparon la escena y mostraron la peor cara de un fútbol argentino en decadencia. La hinchada de Gimnasia La Plata rompió un portón en el estadio de Newell’s y quiso acceder a la platea de Boca, La 12 cruzó todo el largo de la cancha por esa platea y avanzó sobre un endeble cordón policial, que intentó disipar con gases y balazos de goma. La imagen, dantesca, culminó cuando Juan Román Riquelme y los integrantes del Consejo de Fútbol (Marcelo Delgado, Raúl Cascini, Mauricio Serna) descendieron de su palco para ordenarles a los violentos que regresaran a la popular. Una noche de terror que, como tantas otras, continuó como si nada hubiese ocurrido: el jefe del operativo dio el OK y Boca y Gimnasia completaron un cuarto de final de Copa Argentina desnaturalizado en el que el juego y el resultado quedaron en segundo plano.

Antes y después de eso hubo un cruce decisivo que tuvo de todo. Pierna fuerte, situaciones, polémicas arbitrales, la lesión de Kevin Zenón (no pudo terminar el encuentro) y una nueva definición por penales en la que Boca se impuso, con un Leandro Brey imponente, que atajó cuatro disparos sobre cinco. Al cabo de un 1-1, el cuadro azul y oro venció por 2-1 en la serie de remates en Rosario.

Fernando Gago archivó el manual del buen juego y obtuvo un triunfo sanador que le permite tomar oxígeno tras un inicio de ciclo convulsionado (0-3 a manos de Tigre por la Liga Profesional). Un Boca práctico y sin estridencias superó con sufrimiento a un Gimnasia prolijo y sacó el pasaje a las semifinales de la Copa Argentina, la principal vía de acceso a la Copa Libertadores de 2025 para el club azul y oro. Su rival será Vélez, líder de la Liga Profesional y de la tabla general de la temporada.

Boca tuvo la efectividad que le faltó a Gimnasia y se clasificó tras un partido intenso, caliente y por momentos bien jugado. Empezó mejor, asumió el protagonismo y aprovechó el momento de confusión del Lobo para golpear en su primera llegada clara. Un centro perfecto de Luis Advíncula encontró libre en el área a Aarón Anselmino, que dijo que sí con la cabeza a la pelota para vencer a Marcos Ledesma. El zaguero de 19 años que está en préstamo de Chelsea, aunque formado en Boca, venía de una floja actuación en la derrota frente a Tigre.

Gago pateó el tablero y armó una formación ofensiva pero a la vez más pragmática. Afuera Sergio Romero y Zenón por bajo rendimiento y también Cristian Medina, que pidió no jugar contra el Lobo ante la falta de respuesta de la dirigencia a una oferta enviada por Fenerbahçe. Con Tomás Belmonte e Ignacio Miramón y cuatro delanteros en la cancha, que fueron Exequiel Zeballos, Miguel Merentiel, Brian Aguirre y, por delante de ellos, Edinson Cavani, Boca mostró una cara en ataque y otra muy distinta al momento de retroceder. Un equipo audaz pero descompensado, que volcó el juego por las bandas y sufrió por el mismo sector, con laterales subidos (Advíncula mejor que Lautaro Blanco, reemplazado en el entretiempo) y sin respaldo de los volantes.

Boca fue un equipo acelerado, pasado de revoluciones, que jugó sin pausa y cometió errores en defensa que Gimnasia no usufructuó. Belmonte y Miramón aportaron sacrificio y equilibrio en el medio pero no llegaron a cubrir el ancho de la cancha. Y el Lobo, por afuera, empezó a lastimar. Primero, con centros; luego, con desbordes y centros atrás. Pero Brey se mostró seguro arriba, y abajo abortó todo atisbo de llegada. Y también Marcos Rojo, cuestionado en lo previo, se mostró firme en los mano a mano y en los cruces lejos del área.

Boca fue levemente superior en la primera mitad y hasta pudo ampliar la ventaja con un par de aproximaciones que no terminaron en gol. Cavani, punta de lanza, no estuvo en su noche. Y a Merentiel, detrás del 9, le costó encontrar la posición.

Gago tomó nota en el descanso y desarmó el 4-2-3-1 para reforzar el medio con la entrada de Zenón y, luego, el ingreso de Guillermo “Pol” Fernández en lugar de Cavani. Boca se plantó mejor en la mitad, pero perdió peso en los metros finales. Tuvo el 2-0 en los pies del Merentiel, pero el uruguayo no llegó a conectar un rebote de Ledesma y dejó con vida a un Gimnasia herido que, con desorden y vergüenza deportiva, encontró el empate vía pelota parada, tras una salida en falso de Brey y un involuntario pase de Rojo a la red.

Pero Brey, el pibe de Lomas de Zamora, el que se inició en Racing como zaguero central, el que descolló en la B Metropolitan en Los Andes y llegó a Boca cambio de 450.000 dólares, subsanó todos los errores con una actuación consagratoria: adivinó en una punta el destino del primer penal, de Pablo De Blasis, y les ganó los duelos a Rodrigo Castillo, Franco Troyansky, Leonardo Morales y David Salazar. Un desempeño como para el recuerdo en una noche como para el olvido.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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