Martínez metió tres cambios en el segundo tiempo y se lo dio vuelta a los dirigidos por Pipi Romagnoli con goles de Giménez, Saracci y Merentiel. Vombergar había adelantado al Ciclón y Leguizamón descontó, ambos de penal.
De los silbidos al “dale Bo…”. De un primer tiempo desangelado como este domingo gris a la luminosa sonrisa de sus hinchas. De ser superado y llegar al intervalo sólo un gol abajo –y en parte gracias al bochornoso arbitraje de Pablo Echavarría- a cambiar el chip con tres variantes, dominar el partido y terminar celebrando. Boca pasó de uno de sus peores momentos en el ciclo y exponer el largo invicto en casa a una gran victoria en el clásico ante San Lorenzo.
Fueron clave las modificaciones que hizo Diego Martínez para encarar el complemento. Ingresaron Luis Advíncula, Cristian Medina y Miguel Merentiel, Boca se energizó y San Lorenzo, que había ganado el duelo táctico y estaba en ventaja en la etapa inicial, se vio superado. En diez minutos, los xeneizes dieron vuelta el viejo duelo que tuvo de todo: goles, vaivenes emocionales, errores no forzados y polémicas que configuraron un partidazo abierto hasta el último instante.
San Lorenzo había borrado a Boca de su propia cancha con gran agresividad en la presión en el primer tiempo. Y en gran parte se debió a un hombre fundamental en la zona neurálgica: Nicolás Tripichio, el líder de la recuperación.
Entonces, le copó el medio, asfixió al debutante Ignacio Miramón y salió rápido ante un rival que mostró graves desacoples. Marcos Rojo y Aaron Anselmino, la dupla central que eligió Diego Martínez, arrastraban una gran inactividad. El capitán no jugaba desde el 31 de julio y el joven zaguero vendido al Chelsea no tenía minutos desde el 14 de junio. Se notó, claro. Ante un equipo intenso, con un “9” grandote como Andrés Vombergar, Boca sufrió atrás.
El penal llegó, justamente, por un anticipo de Tripichio a Miramón. El ex lateral volante de Defensa y Justicia habilitó a Vombergar y el remate del atacante de raíces eslovenas se desvió en la mano de Rojo. Pablo Echavarría, que estaba de frente a la jugada, esperó inexplicablemente la definición del VAR. Finalmente, tras el llamado de Héctor Paletta y la revisión en el monitor, cobró la falta que el propio Vombergar canjeó por gol.
Boca lució desarticulado a bordo de un esquema que tuvo a Miramón como punto de partida y tres mediocampistas más adelantados, Tomás Belmonte, Agustín Martegani y Kevin Zenón para asistir a Exequiel Zeballos y Milton Giménez, única referencia.
San Lorenzo se desdoblaba, ganaba el mano a mano y generaba una permanente sensación de peligro sobre el área de Leandro Brey. Boca no tenía el habitual despliegue de sus laterales titulares porque Nicolás Figal y Marcelo Saracchi estaban abrumados por la velocidad de Nahuel Barrios y Ezequiel Cerutti.
El “movete, xeneize, movete” tronó en la Bombonera. Y a la media hora, el árbitro no cobró un claro penal de Brey sobre Vombergar. Fue a partir de otra recuperación de Tripichio y un pase de Cerutti. El “9” quedó mano a mano, remató por debajo del brazo del arquero, que lo volteó con la rodilla. Fue un grave error de Echavarría, un despojo para San Lorenzo.
Recién en el final de la etapa inicial, Boca empujó sobre Facundo Altamirano, al que no le patearon al arco en cuarenta y cinco minutos. Sin embargo, los dos centrales estuvieron firmes y Elías Báez también fue muy sólido en el costado izquierdo, donde contó con la colaboración de Barrios en el retroceso.
Un diluvio de chiflidos invadió a los jugadores camino al túnel y Martínez movió el banco para el segundo tiempo. Consciente de la falta de profundidad que había mostrado su equipo, mandó la cancha a Advíncula y corrió a Figal a la cueva, espacio que dejó Rojo, todavía lejos de su mejor condición física. Y también entraron otros dos titulares, Merentiel y Medina. Boca robusteció el medio y tuvo una actitud avasallante.
Con una pelota parada, ejecutada con la categoría de Zenón, encontró el empate. Anselmino ganó en el cielo del área y Giménez, con dos movimientos, resolvió abajo del arco de Altamirano, que no atoró. Hubo control y remate violento del ex atacante de Banfield.
Enseguida, llegó el segundo a través de una pelota larga de Figal que otra vez dominó Giménez para asistir a Saracchi, quien sacudió de zurda al primer palo. Es cierto que la pelota rebotó en Cerutti, que cruzó para intentar bloquear el tiro del uruguayo, pero la respuesta de Altamirano fue flojísima.
Romagnoli, consciente de que su equipo estaba siendo superado, hizo variantes. Ya estaba Elián Irala sobre el césped y metió a Alexis Cuello, Nahuel Bustos y Matías Reali. La búsqueda estuvo en potenciar un ataque que ya no preocupaba a Brey porque el mediocampo azul y oro se había acomodado y Anselmino –con un compañero sano- se había transformado en un muro.
Hasta que justamente el pibe, que se irá a la Premier League el año próximo, jugó un pase filtrado que Merentiel controló y transformó en gol con una guapeada y un disparo de zurda que Altamirano, de nuevo, no pudo contener con su mano débil.
La última jugada de la tarde fue un penal de Saracchi a Leguizamón que Echeverría, esta vez, cobró sin dudar. Y el propio paraguayo, con un fierrazo, descontó para San Lorenzo, que terminó enojado con el árbitro y con sus propias falencias. Boca volvió a ganar a orillas del Riachuelo, donde es invencible desde octubre, más allá de sus desniveles.
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