Ganó 1 a 0 en la revancha, tras el empate sin goles en Ecuador, gracias a un tanto de Cavani. Ahora se enfrentará con Cruzeiro de Brasil.
El desahogo de la tribuna tiene con ver con el final de los padecimientos. Boca terminó clasificando a los octavos de la Copa Sudamericana en una serie marcada por las dificultades. La colección de lesiones, las citaciones de sus figuras a los Juegos Olímpicos, los refuerzos que no se pudieron inscribir y media con un hombre menos por la expulsión de Milton Delgado. Es cierto que Independiente del Valle no estuvo a la altura. Ni en Quito, donde no aprovechó los 2.650 metros sobre el nivel del mar, ni en la Bombonera, donde no supo lastimar a su pesado rival y terminó deshecho en centros. Ahora, se viene Cruzeiro, nada menos, el 14 y 21 de agosto.
El gol que buscó con intensidad, pero sin tanta claridad, llegó gracias a inspiración de una de sus joyas. Delgado gambeteó la presión con un doble enganche y a partir de esa extraordinaria jugada, combinaron Lautaro Blanco, Jabes Saralegui, Miguel Merentiel y Edinson Cavani.
Hubo conexión uruguaya en la última puntada, una asistencia de Merentiel y la definición de Cavani, que no llegó a controlar con comodidad la pelota, pero encontró una floja respuesta de Wellington Ramírez. Se sabe, un error en el mano a mano ante un delantero de la jerarquía del uruguayo es imperdonable. Y Edi lo aprovechó. Se gritó con suspenso porque su compatriota, Martín Soppi, levantó la bandera y observó una posición adelantada que el VAR corrigió.
La victoria azul y oro era el resultado más justo para el desarrollo. Muy a pesar, claro, de los problemas que tuvo el equipo en la gestación. Sus bajas en la mitad de la cancha son indisimulables, más allá de que Delgado haya sido clave en la apertura del marcador o Julián Ceballos se haya mostrado muy activo.
Con Equi Fernández, Cristian Medina y Kevin Zenón en los Juegos Olímpicos, Boca decidió ser bien directo. En este contexto, Pol Fernández jugó demasiado retrasado. Aunque fue una salida permanente, perdió influencia en el armado. Entonces, las mejores situaciones se generaron a través de Blanco.
El lateral fue el jugador más determinante de Boca. Partiendo por la izquierda, cruzando con centros punzantes o desbordando, lo hizo sufrir a Antonhy Landazuri. Y cuando no se soltó el rosarino, aparecieron Ceballos o Merentiel. El primer tiro al arco fue del juvenil de 19 años nacido en Malagueño. Recibió un lateral ante una defensa dormida y sacudió de zurda, pero Ramírez tapó con esfuerzo.
Independiente del Valle llegó a orillas del Riachuelo con un plan audaz. No se metió atrás. Por el contrario, desplegó ese 4-2-3-1 con su última línea lejos de Ramírez. Hubo un gran trabajo de Joao Ortiz, volante de Selección. Con Beder Caicedo por la izquierda y la movilidad de Michael Hoyos, obligó a los centrales, que tuvieron que lidiar con Jeison Medina. No obstante, inquietaron muy poco a Sergio Romero
Y en el final del primer tiempo, Landazuri quiso jugar hacia su arquero, el pase quedó corto, pero Cavani se enredó y terminó perdiendo con Richard Schunke cuando tenía a Merentiel abierto para recibir y definir con comodidad.
El segundo tiempo no ofrecía dificultades para Boca hasta que Delgado opacó todo lo bueno que hizo en la jugada que abrió el partido. No pudo controlar la pelota que recibió hacia adentro y buscó la recuperación con vehemencia. El pibe le metió un planchazo a Renato Ibarra y Andrés Matonte, de descolorido arbitraje, tuvo su primer acierto. Sin dudar, le mostró la tarjeta roja.
El escenario cambió, lógicamente. Saralegui se cerró, Merentiel se instaló en la posición de lateral bis y Boca trató de no darles espacios a los ecuatorianos. En este contexto, en el que se necesitaba multiplicar esfuerzos, creció Advíncula en su andarivel. Y como del otro lado el chico Ceballos había mermado el ritmo, ingresó Frank Fabra para colaborar con Blanco.
Gandolfi también movió el banco. Buscó mayor volumen de juego con Junior Sornoza y amplitud con Matías Fernández. Después, entró Renzo López y terminó jugando a tirarle centros al uruguayo y a Michael Hoyos.
No obstante, solo dos veces logró ganar en el área, pero los cabezazos de Fernández y el propio Hoyos se perdieron desviados. La mayoría de los envíos aéreos fueron pan comido para Rojo y Lema.
Boca terminó con línea de cinco, ya con Lautaro Di Lollo en la cancha, y reforzó el mediocampo con Mauricio Benítez. Con Cavani sudando en la marca. Y logró su objetivo. Contra todos sus problemas.
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