Justo en el momento en el que se sentía arrinconado por sus propias inestabilidades anímicas y futbolísticas, el xeneixe sacó a relucir su estirpe copera, venció 2 a 0 y se metió en las semifinales por tercer año consecutivo.
El alivio es gigantesco, y el clima del cierre de año es igual al del comienzo: con alegría y desahogo. De aquel 7 de marzo, cuando le arrebató la Superliga a River en los últimos minutos de la última fecha, a esta víspera de Nochebuena con un lugar entre los cuatro mejores de América
Eduardo Salvio, a los 23 minutos abrió el marcador de un partido que Boca dominaba sin poder plasmarlo en el marcador. Un centro largo rebotó en Villa, quedó en el espacio aéreo del punto penal y allí apareció Salvio para reencontrarse con la red con un fuerte frentazo. A los 15 del complemento, Villa, de penal, sentenció la serie.
Boca salió a apretar a Racing. A Empujarlo contra su arco. Se vio a un equipo comprometido y enfocado en el objetivo. Un aguerrido Soldano corrió y presionó y exigió a la última línea académica. Y tuvo en sus pies la apertura del marcador cuando apenas iban 5 minutos. Pero después de hacer todo el movimiento bien (marcarle el pase largo a Lisandro López y no caer en posición adelantada) tardó demasiado en definir. Se arrimó hasta casi el área chica, lo que permitió que Arias realizara la primera salvada de la noche.
En un primer tiempo casi perfecto, Boca fue y fue. Pero paciente. Sin apresurarse. Sin pensar en el resultado adverso ni en el reloj. Controló los movimientos de Rojas y de Miranda. Aisló a Lisandro López. Y descolocó a Racing, que perdió la pelota y por momentos fue borrado de la cancha. También con una gran actuación de Diego González en el medio. Con ademanes y gritos, el Pulpo ordenó la zona donde tanto había sufrido el equipo azul y oro en Avellaneda. Todos colaboraron. Incluso Tevez o Villa colaboraron con la defensa y llegaron hasta la medialuna del área azul y oro para recuperar un balón.
Falto de reacción para modificar el rumbo, el equipo de Beccacece se encomendó una vez más a las manos de Arias, que a los 11 desvió un buen remate de Tevez desde la medialuna.
Con la serie igualada, Racing siguió buscando su negocio: un gol. Y a los 25, una excursión de Fabricio Domínguez por derecha terminó con un preciso pase a Melgarejo, que definió cruzado y apurado, muy desviado.
Pero Boca, sin descuidarse atrás, siguió yendo. Un muy lúcido Salvio aprovechó otro hueco que dejó la defensa racinguista, cedió atrás para el ingreso de Tevez por el medio del área, y el remate del Nº 10 hizo que Arias acapare todos los flashes con una volada espectacular. Otro intento de Tevez a los 36 terminó con la pelota en el pie diestro de Villa, y otra vez el arquero de Racing logró alejar el peligro.
El complemento comenzó con una intensidad similar a la de la primera etapa. El ingreso de Cvitanich le dio a Racing una alternativa más en su búsqueda del gol. Y entonces apareció un imponderable: a los 5 minutos, el Pulpito González se sentó en el campo y pidió el cambio. Y si bien se fue caminando por sus propios medios, ya en el banco se colocó hielo sobre su rodilla derecha y rompió en llanto. No era para menos, después de estar más de un año sin jugar por una grave lesión y haber sido descartado precisamente por el Racing de Beccacece.
El equipo de la Ribera siguió buscando el segundo gol. El que servía para sellar su pasaporte a las semifinales. Y el 2 a 0 finalmente llegó. A los 15, Salvio quiso desbordar ante la marca de Lisandro López, curiosamente parado como número 3. El Licha lo enganchó y Villa cambió el penal por gol.
Los 30 minutos restantes transcurrieron con la tensión de que un tanto le daba a Racing la clasificación. Y estuvo cerca, pero Andrada se estiró para ahogarle el grito a Alcaraz a 10 del final.
No fue una serie sencilla. Todo lo contrario. La derrota por 1 a 0 sufrida en Avellaneda una semana antes condicionó al equipo de Russo, que no solamente debía anotar dos goles más que su rival, sino que también debía mantener su valla invicta. Ambas cosas no fueron frecuentes en los últimos partidos. Pero desafió a esa historia reciente y sigue de pie en la Libertadores.
En el horizonte xeneize asoma Santos, uno de los dos equipos (el otro es Palmeiras) que más puntos sumó en la etapa de grupos (16), que viene de eliminar a Gremio con una actuación soberbia (empate 1 a 1 de visitante y goleada 4 a 1 de local).
Pero antes habrá un breve tiempo para disfrutar este merecido pasaje a las semifinales. Boca sabe que ya se acerca Nochebuena. Y puede celebrar la Navidad feliz.
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