Los de Jorge Almirón contaron con las mejores chances ante el equipo de Fernando Gago. En siete días definirán al semifinalista en Avellaneda.
El empate que se dibuja bajo el cielo de la Bombonera deja un sabor amargo para Boca, que mereció otro resultado, fundamentalmente por su prestación en el primer tiempo. Racing, que poco hizo en esos primeros cuarenta y cinco minutos y mejoró con los cambios en la etapa final, se queda muy conforme con ese punto.
A fin de cuentas, se sostuvo en las manos de Gabriel Arias y la seguridad de Leonardo Sigali y no sufrió tanto en el complemento, cuando ingresaron Juan Fernando Quintero y Agustín Almendra, sus refuerzos. Y tiene otro motivo para cruzar el Puente Pueyrredón a bordo de un resultado que genera expectativa para la revancha. Los cuartos de final de la Libertadores que protagonizan estos dos grandes de la Argentina se definirán en el Cilindro, nada menos.
Almirón sorprendió con la formación. Nadie esperaba los tres centrales, mucho menos la presencia de Valentín Barco como segunda punta para acompañar a Edinson Cavani. Y aunque el equipo en la planilla pareció algo conservador por las características defensivas de sus futbolistas, finalmente lo importante es la postura. Y Boca fue agresivo. Configurado con un 3-4-1-2, llevó el peso del partido ante un rival que siempre corrió detrás de la pelota.
Racing llegó a orillas del Riachuelo con su habitual esquema (4-3-3), pero lejos estuvo de preocupar a Sergio Romero. En los primeros cuarenta y cinco minutos, no sólo no remató al arco de Chiquito. Ni siquiera preocupó a su ex arquero con algún tiro de esquina. Fue un equipo inexpresivo que sufrió, especialmente, por el sector de Tobías Rubio.
Se suponía que Boca iba a volcar su juego por la izquierda, donde Frank Fabra es un lateral punzante y Barco, un jugador de toda la cancha, pero con una zurda penetrante. Por esa zona, entre el colombiano y el Colorado dejaron expuesto al pibe de 19 años, que nunca contó con la colaboración de Agustín Ojeda. En la planificación inicial, Gago falló.
Y si Boca no viajó en ventaja al entretiempo se debió, en definitiva, a su falta de resolución en el área de Gabriel Arias. De entrada, hubo una polémica que también denunció desatenciones en el fondo visitante. Un tiro de esquina que ejecutó Barco y Cavani cabeceó al gol. Wilton Sampaio lo anuló porque el alcanzapelotas acomodó el balón en el tiro de esquina.
Después, tuvo algunas situaciones claras. Un centro de Fabra que anticipó Cavani, de cabeza, y encontró una notable reacción de Arias. Más tarde, Barco lo vio adelantado al arquero neuquino que ataja para la Selección de Chile y buscó sorprender con un remate que se perdió apenas alto. Pero ninguna como la jugada que armó el colombiano y Nicolás Oroz, con la puntita del pie, le quitó a Cristian Medina, que había quedado de frente al arco sin oposición. Hubo otra de Fabra, tras un pase largo de Barco, que se encontró con un gran cruce de Leonardo Sigali.
Boca manejó la pelota con Pol Fernández y Equi Fernández en la mitad de la cancha, con Medina de enganche y Racing pocas veces pudo cortar ese circuito. Gómez y Oroz, futbolistas de buen pie, no lograron articular el juego y tuvieron que duplicar esfuerzos para la contención. Gabriel Hauche estuvo más preocupado en cuidarse de las trepadas de Luis Advíncula que de atacar. Y Maxi Romero, más allá de que le jugaron poco y nada, no aguantó una pelota. Ojeda, dicho está, no ayudó a Rubio y fue poco desequilibrante, bien absorbido por Nicolás Valentini.
Hubo otra jugada polémica. Un cortito de Marcos Rojo a Romero sin pelota. Para Sampaio fue suficiente la tarjeta amarilla. Ameritaba una revisión en el VAR.
En el segundo tiempo, hubo dos cambios que torcieron el rumbo del partido. Gago sacó a Rubio, incluyó a Gastón Martirena y movió de la derecha a la izquierda a Ojeda. El otro fue la salida de Barco, lesionado por una dura falta de Rubio en la etapa inicial. En su lugar ingresó Miguel Merentiel.
Sin el juvenil de 19 años, Boca perdió frescura, más allá de que ganó con la presencia física del uruguayo, que tuvo dos situaciones claras, un bombazo que Arias detuvo con su pecho y un disparo cruzado, tras un centro de Fabra que su compatriota Cavani le bajó con el pecho.
Racing discutió la pelota en el segundo tiempo. Creció Oroz, fue más profundo con Martirena, y luego descansó en el manejo de Quintero. Los cambios de Boca no funcionaron. Entró mejor Lucas Janson que Exequiel Zeballos. El ex Vélez remató apenas desviado desde la puerta del área.
¿Podría haber entrado antes Benedetto? Lo hizo en tiempo adicional y el último centro terminó entre los guantes de Arias. El clásico, con mucha espuma en el contorno, devolvió poco adentro. Y la llave quedó abierta.
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