La expulsión de Advíncula, a los 29 segundos, lo condicionó y quedó rápido dos goles abajo. Milton Giménez, con gol, y Chiquito Romero, con sus atajadas, fueron claves. Ahora todas las miradas apuntan a Diego Martínez.
Ese último penal que se fue por arriba de Miguel Merentiel puede marcar algo más que la eliminación de Boca ante Cruzeiro por los octavos de final de la Copa Sudamericana. Se empezará a hablar ahora del futuro de Diego Martínez, el entrenador que ya es mirado de reojo por el presidente Juan Román Riquelme. Tal vez quedará en nada el enorme esfuerzo de los futbolistas, que lograron llegar hasta los penales pese a jugar casi todo el partido con uno menos por la expulsión de Luis Advíncula a los 29 segundos. Boca mereció mejor suerte en la serie, pero perdió 2-1 (5-4 en los penales) ante un rival demasiado inferior. Por eso las dudas se posarán en el técnico de 45 años, que mostró fortaleza para seguir, justo cuando algunos nombres de posibles reemplazantes empiezan a circular.
Es complejo comentar un partido en el cual un equipo se queda con uno menos por expulsión antes del minuto, pero es aún más difícil jugar 10 contra 11 a lo largo de 90 minutos. Eso le pasó a Boca por la roja que recibió el defensor peruano por un planchazo a Lucas Romero y la primera jugada del duelo. Iban 9 segundos cuando al peruano la pelota se le fue tan larga como el pie. No dudó Wilmar Roldán y le mostró la roja. Hay que decir que la sanción estuvo bien y que por eso no fue revisada por el VAR.
Todo le salió mal a Boca en ese comienzo, justo cuando minutos antes había recibido la noticia de la clasificación al Mundial de Clubes 2025 tras la eliminación de Nacional de Montevideo en Copa Libertadores. Y ese envión no fue tal porque a la expulsión de Advíncula se le sumó el gol de Matheus Henrique a los 9 minutos. Encima, Figal, el que entró para suplir la ausencia del lateral peruano, falló al intentar gambetear en salida y provocó la primera alegría de los de Belo Horizonte.
El estadio Mineirão estaba en llamas y Boca inmerso en la confusión. Al equipo que comanda Diego Martínez le quedaba demasiado largo el partido y también el campo de juego. Pero como siempre se puede estar un poquito peor, Kevin Zenón se perdió un mano a mano con Cássio y a la acción siguiente Walace puso el 2-0 en un gol repleto de polémica porque la pelota pareció irse completa en la jugada anterior que derivó en el córner.
Pero una esperanza se despertó en Boca cada vez que pudo presionar a los defensores rivales, que se mostraron endebles. Cometieron uno y mil errores los brasileños y Milton Giménez estuvo a nada de descontar tras una personal. Tuvo premio el ex atacante de Banfield, que los corrió y los peleó a todos. Lema bajó de cabeza un pelotazo largo de Pol Fernández y Giménez anotó el 2-1 con una linda mediavuelta y con algo de ayuda de Cássio. Esa fue la segunda buena de la noche para el Xeneize, porque iban 45 minutos. Y la primera buena señal fue una atajada notable de Sergio Romero a Lautaro Díaz, que dibujó una pirueta en el aire que se estrelló en el palo luego de que Chiquito la manoteara.
En la segunda parte Boca fue un equipo inteligente y solidario. Corrió y jugó; no dejó crecer a Cruzeiro. Se quedó en silencio el Mineirão porque los argentinos impusieron las condiciones. Lema y Rojo sacaron todo, los del mediocampo la tuvieron y los dos de arriba corrieron para el aplauso. Además, casi lo empata sobre el final Boca luego de una corrida de Saracchi y de una definición pobre de Merentiel cuando Cássio ya estaba vencido.
Aguantó Boca con el corazón. Los futbolistas respaldaron adentro a Martínez dando hasta lo último en cada una de las jugadas. Romero salvó dos imposibles y por eso llegaron los penales.
La sensación de que sería otra de las noches coperas de Romero se hizo presente. Pero los cinco penales de Cruzeiro fueron ejecutados de gran manera. No adivinó ningún palo Chiquito, que en dos se quedó parado. Merentiel la mandó por arriba en el último. Y ahora el foco estará puesto en Diego Martínez.
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