La Casa Blanca solicitará unos 85.000 millones de dólares para enviar armas y ayuda humanitaria a las zonas en conflicto; también pedirá presupuesto para fortalecer la seguridad en el Indo-Pacífico y en la frontera con México.
El gobierno de Joe Biden le pedirá al Congreso de Estados Unidos que apruebe un megapaquete de US$105.000 millones en gastos adicionales para ampliar la asistencia militar a Israel y Ucrania, enviar ayuda humanitaria a la Franja de Gaza, fortalecer la seguridad en la región Indo-Pacífico –dominada por las tensiones con China–, y reforzar la seguridad en la frontera con México, un frente sensible donde la Casa Blanca mantiene una dura disputa en el Congreso con el Partido Republicano.
El nuevo paquete llega cuando el gobierno de Biden intenta sostener el respaldo decisivo de Estados Unidos en los dos principales conflictos globales, la guerra en Ucrania desatada por la invasión de Vladimir Putin, y el nuevo enfrentamiento entre Israel y Hamas en Medio Oriente que abrió el último ataque de la organización terrorista. El plan busca además “desalentar” otro conflicto en Taiwán o en el mar Meridional de China en medio de la creciente rivalidad entre Washington y Pekín.
El plan que la Casa Blanca envió al Congreso incluye US$61.400 millones para Ucrania; US$14.300 millones para Israel; US$9500 millones para ayuda humanitaria para Ucrania, Israel y Gaza, y 13.600 millones de dólares para fortalecer la seguridad y las operaciones en la frontera con México –incluido sumar 1300 agentes fronterizos–, combatir el tráfico de fentanilo y acelerar los trámites y procesos migratorios, incluidos los pedidos de asilo.
Anoche, en un solemne discurso desde el Salón Oval de la Casa Blanca, Biden convocó a los norteamericanos a encolumnarse detrás de Israel y Ucrania al advertir que el mundo está en un “punto de inflexión en la historia” y el éxito en los conflictos que enfrentan ambas naciones aliadas de Washington contra Putin y Hamas es “vital para la seguridad nacional” de Estados Unidos.
“La historia nos ha enseñado que cuando los terroristas no pagan un precio por su terror, cuando los dictadores no pagan un precio por su agresión, causan más caos, muerte y más destrucción”, alertó Biden.
We cannot and will not let terrorists like Hamas and tyrants like Putin win.
I refuse to let that happen. pic.twitter.com/Ywjviuw3gF
— President Biden (@POTUS) October 20, 2023
El paquete marca un giro en las prioridades de la agenda de Biden. Mientras los dos primeros años de su presidencia estuvieron enfocados en el combate a la pandemia del coronavirus, la reactivación de la economía y su agenda doméstica, incluida la lucha contra la inflación y el cambio climático, la Casa Blanca ha dado claras señales de que, ante el complejo escenario global que enhebran la guerra en Ucrania, el nuevo conflicto en Medio Oriente y las tensiones latentes con China en el Pacífico, la política exterior –un terreno donde además Biden se mueve con comodidad– comenzará a ganar espacios, energía y tiempo en la bitácora oficial.
Biden y su equipo tienen una cuesta muy empinada por recorrer para lograr que el Congreso les firme un nuevo cheque para proveer armamento. En primer lugar, la Cámara de Representantes está virtualmente paralizada porque los republicanos no logran tejer un consenso para elegir a un nuevo líder que pueda asumir como presidente de la Cámara baja luego de que Kevin McCarthy fue desplazado, justamente, por las discusiones presupuestarias.
A eso se suma que una facción ultratrumpista de los republicanos rechaza enviar más dinero a Ucrania. Y el ala progresista de los demócratas pondrá, cuando menos, reparos en el envío de armamento para Israel, a la que ya criticaban desde antes de este nuevo conflicto por su política hacia los palestinos, y ahora le achacan el enorme impacto humanitario y la cantidad de víctimas civiles que está dejando su contraofensiva contra Hamas en la Franja de Gaza.
El discurso de Biden desde el Salón Oval apuntó justamente a reunir los apoyos necesarios para la aprobación en el Capitlio del nuevo paquete, que aspira a financiar “las necesidades de seguridad nacional”, en las palabras de Biden.
Pero todavía resta ver si la opinión pública será permeable a los argumentos de realpolitik que Biden desplegó con un tono de estadista sentado detrás del escritorio Resolute. Las últimas encuestas mostraban una caída en la predisposición de los norteamericanos para continuar apuntalando a las tropas ucranianas, y los primeros sondeos sobre el nuevo estallido de violencia en Medio Oriente muestran que la mayoría de los demócratas está en contra de enviar más armas a Israel, y a favor del envío de ayuda humanitaria a Gaza.
Un 53% de los demócratas cree que Estados Unidos no debería enviar armas a Israel, mientras que 70% cree que debería enviar ayuda a los palestinos en Gaza, según una encuesta de la cadena de noticas CBS y YouGov. Entre los independientes, cruciales en las elecciones presidenciales, predominaban las mismas posturas.
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