El país era miembro de este foro que presiona a Venezuela. Así, toma distancia de Brasil, Chile y otras naciones sudamericanas. Fuerte diferencia también con el gobierno de Joe Biden, que continúa la política de Trump hacia Caracas
A través de un comunicado que expresa sus diferencias con la región sobre cómo encarar la crisis en Venezuela y la relación con el chavismo, el Gobierno decidió retirar al país del llamado Grupo de Lima. Argentina había sido uno de sus miembros fundadores bajo la administración de Mauricio Macri como modo de aislar al régimen de Nicolás Maduro. Pero desde que asumió Alberto Fernández, en diciembre de 2019, el Gobierno nunca firmó sus decisiones y documentos.
En el texto de renuncia se rechazan las políticas de sanciones y aislamiento como modo de presión al chavismo. Y también critica que el Grupo -nacido con la declaración de Lima de 2017- incluyera en su seno a la oposición nucleada en Juan Guaidó. El líder venezolano se autoproclamó presidente interino en 2019. Junto al Grupo de Lima, Macri lo reconoció, pero Alberto F. dejó de hacerlo.
En su campaña electoral, Fernández amenazó con irse del Grupo -que siguen integrando Brasil, Chile, Colombia, Perú y otros-, pero el tiempo pasó. Estados Unidos no es miembro pero tiene un peso activo y Joe Biden continúa la política dura de Donald Trump hacia Maduro. De hecho lo llamó «brutal dictador» y sigue reconociendo a Guaidó como presidente interino.
La política de Alberto F. , quien cuando se alejó del primer gobierno de Cristina Kirchner era un crítico del régimen venezolano, ahora está fuertemente condicionada por los lazos que unen a su vicepresidenta con el chavismo. El anuncio del Grupo se conoció en momentos en que el ministro de Economía, Martín Guzmán, está en Washington buscando apoyos en las negociaciones con el Fondo Monetario por la deuda externa argentina. Por cierto, en el Gobierno hay quienes abogan por elevar de nuevo el rango de las relaciones diplomáticas y reinstaurar en Caracas la figura de embajador. En 2015 Macri dejó la embajada al nivel de encargado de negocios.
Una alta fuente consultada dijo a Clarín que la decisión de irse estaba tomada «hace mucho tiempo». Que sólo faltaba el momento. «El Grupo está muerto», dijeron.
Las fuentes consultadas aseguran que hoy no hay intenciones de irse del llamado Grupo de Contacto Internacional sobre Venezuela, que el Gobierno integra desde mediados del año pasado, junto a la Unión Europea y algunos países de la región. Pero con este último ya hubo diferencias: Argentina avaló las polémicas legislativas del chavismo de diciembre pasado y el GCI no, y tampoco condenó la expulsión de la embajador de la UE en Caracas, la portuguesa Isabel Brilhante Pedrosa. Fue en un contundente respaldo a Maduro.
En el comunicado de la Cancillería de este miércoles en la que se informó la renuncia al Grupo, el Gobierno pidió «elecciones aceptadas por la mayoría con control internacional», lo que en realidad no permite al final Maduro.
El siguiente es el comunicado de prensa emitido por el canciller Felipe Solá, este miércoles.
«En el día de la fecha, la República Argentina formalizó su retiro del denominado Grupo de Lima, al considerar que las acciones que ha venido impulsando el Grupo en el plano internacional, buscando aislar al Gobierno de Venezuela y a sus representantes, no han conducido a nada. Por otro lado, la participación de un sector de la oposición venezolana como un integrante más del Grupo de Lima ha llevado a que se adoptaran posiciones que nuestro Gobierno no ha podido ni puede acompañar.
Una vez más, reiteramos que la mejor manera de ayudar a los venezolanos es facilitando que haya un diálogo inclusivo que no favorezca a ningún sector en particular, pero sí a lograr elecciones aceptadas por la mayoría con control internacional. Es claro que no pueden las autoridades venezolanas desconocer, sin embargo, que producir las condiciones para un diálogo que resulte productivo es primordialmente su responsabilidad. Un diálogo del que deben formar parte, pero del que no puede apartar a la oposición en su conjunto. Un diálogo que sin duda se vería enriquecido con voces provenientes de los principales actores sociales del país, como la Iglesia, el sector empresario y las organizaciones no gubernamentales, sin exclusiones.
En un contexto en el que la pandemia ha hecho estragos en la región, las sanciones y bloqueos impuestos a Venezuela y a sus autoridades, así como los intentos de desestabilización ocurridos en 2020, no han hecho más que agravar la situación de su población y, en particular, la de sus sectores más vulnerables. Es importante señalar que las sanciones han afectado el goce de los derechos humanos de la población venezolana, de acuerdo a lo que se constata en el informe de la Relatora Especial sobre las repercusiones negativas de las medidas coercitivas unilaterales en el disfrute de los derechos humanos.
Con este espíritu, la Argentina continuará sosteniendo su compromiso con la estabilidad en la región, y buscará encaminar soluciones pacíficas, democráticas y respetuosas de la soberanía y de los asuntos internos de cada Estado».
Al conocerse la noticias, la representante de Guaidó en la Argentina, Elisa Trotta Gamus -que ya no es más reconocido como embajador del líder opositor- tuiteó: «Lamentamos la decisión del Gobierno argentino de abandonar el Grupo de Lima que desde el 2017 ha sido fundamental para denunciar las graves violaciones a los DD.HH. en Venezuela, y para trabajar en la única solución real, que es recuperar la democracia en nuestro país».
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