Según los primeros datos, alrededor de unas 650 mil personas participaron de la procesión. Con los pañuelos en alto y las emociones a flor de piel, culminó una de las celebraciones religiosas más grandes del país.
Con el repique de las campanas, la procesión comenzó con la salida de la Cruz Mayor, la Virgen de las Lágrimas, la Virgen del Milagro y el Señor del Milagro, a la explanada de la Catedral.
El gobernador Gustavo Sáenz, junto a su esposa Elena Cornejo, se unió al pueblo de Salta que realizó la histórica procesión y renovó el Pacto de Fidelidad a los Santos Patronos, el Señor y la Virgen del Milagro.
Desde allí fue seguida por miles de fieles que testimoniaron su amor y fe a los Patrones Tutelares de Salta, hasta el Monumento 20 de Febrero, donde se realizó la ceremonia central, presidida por el Pastor y Arzobispo de Salta Monseñor Mario Cargnello.
Al pie del Monumento, monseñor Cargnello habló sobre “la profunda crisis moral que atraviesa nuestra historia y su impacto destructor que golpea todo, especialmente a los más pobres, a los más necesitados”.
Luego reflexionó sobre la libertad profunda de Jesús que debe ser el ejemplo: “Somos verdaderamente libres en la medida en que hacemos el bien; el mal nos esclaviza y nos convierten en dañinos para los demás y para nosotros mismos; dejemos que Cristo libere nuestra libertad de toda atadura”.
Y agregó: “La persona alcanza su plena y completa realización en la vida social que es una dimensión esencial e ineludible para el hombre. Relacionarnos con los demás es una exigencia de nuestro ser humanos; por eso la convivencia civil y política están basadas en la amistad civil y fraternidad ciudadanas, en el desinterés, el desapego a los bienes materiales para ayudar al otro y en las justas relaciones entre patronos y empleados, entre gobernantes y ciudadanos, entre ricos y pobres”.
Abogó por “deseos de justicia y fraternidad en esta hora de la Patria y por apostar a transformar el clima de enfrentamientos que duele y traba la marcha hacia un futuro mejor, a cultivar relaciones sanas, respetuosas, que permitan un diálogo constructivo mirando el presente y el futuro, sin ideologías reductivas, sin negar las propias equivocaciones y responsabilidades, con capacidad de autocrítica”.
Afirmó que “los argentinos tenemos derecho a un futuro mejor y debemos recordar que la autoridad con la que se invistió, no es propiedad nuestra solo un mandato que Dios nos concede por un tiempo y que debemos rendir cuentas al mismo Dios y anuestros hermanos, sobre todo a los más pobres”. “No todo está perdido y ustedes lo testimonian estando acá”, finalizó.
Posteriormente Monseñor Cargnello pronunció la renovación del Pacto de Fidelidad con las palabras: “Hacemos nuestro el Pacto de Fidelidad, celebrado por nuestros antepasado, prometiendo que Vos dulce Jesús, serás siempre nuestro y que nosotros seremos siempre tuyos. Se extiendan vuestros brazos sobre este pueblo y la nación Argentina para protegernos y defendernos y hacer que las verdades de nuestra fe y enseñanza de la iglesia sean siempre el norte de nuestras acciones. Señor del Milagro salvad y bendecid a nuestro pueblo”. Luego, exhortó la protección de la Virgen María como madre y abogada nuestra.
Tras cantar el Himno Nacional interpretado por la banda militar del Ejército, “Coronel Bonifacio Ruiz de los Llanos”, comenzó el recorrido de los Santos Patronos a su Santuario.
Allí las imágenes fueron recibidas por los repiques de las campanas de la Catedral y antes de su ingreso, monseñor Cargnello otorgó bendición con indulgencia plenaria y agradeció a todos los que participaron en esta fiesta de Salta.
Luego los Santos Patronos ingresaron a su Santuario con la lluvia de pétalos, mientras los pañuelos de los fieles despidieron las Sagradas Imágenes hasta el próximo año.
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