El ex Presidente regresó esta madrugada procedente de España. Kicillof, Quintela e Insfrán quieren una nueva conducción. Cristina, atenta a la salida partidaria de su ex elegido.
Alberto Ángel Fernández volvió a la Argentina en la madrugada de este viernes. Procedente de Madrid, el ex jefe de Estado argentino regresó para resolver algunas cuestiones personales y para retomar, brevemente, la vida partidaria. El ex Presidente es blanco de críticas en el seno del peronismo pues es el actual titular del Partido Justicialista Nacional y ha pasado la mayor parte de este año en la capital española, donde se lo ha visto junto a su pareja Fabiola Yañez y su hijo Francisco.
Hoy, los principales actores de la fuerza que más años gobernó la Argentina quieren que Fernández renuncie al cargo mayor de la fuerza nacional justicialista. «Yo no tengo mala onda con Alberto. Pero después de lo que fue su gobierno y con esto de que se fue a pasear por Madrid, no da que siga a cargo del Partido», señala un gobernador peronista que se anota en la sucesión partidaria.
Al mismo tiempo que Alberto embarcaba en el Aeropuerto Barajas-Adolfo Suárez, en la sede partidaria histórica del peronismo (de Matheu 130), las demás autoridades partidarias se juntaron para comenzar a movilizar al partido. En medio de lo que la dirigencia de ese sector califica de «feroz ajuste de Javier Milei», es inaudito que el PJ Nacional y el Bonaerense no se reúna ni emitan declaraciones de oposición. En la noche de este jueves, hasta la sede de la calle Matheu se acercaron los gobernadores Axel Kicillof, Gildo Insfrán y Ricardo Quintela; los ex mandatarios provinciales Juan Luis Manzur y Lucía Corpacci; el senador nacional Wado de Pedro y el diputado Santiago Cafiero más la sobrina-nieta de Evita, Cristina Álvarez Rodríguez. Esto es, los vicepresidentes y los secretarios del Partido e Insfrán, el titular del Congreso partidario. Todo observado por el inquieto abogado Juan Manuel Olmos, el apoderado partidario, hoy a cargo de la Auditoría General de la Nación.
En esa reunión se habló de crear una «Comisión de Acción Política», una idea que le acercaron hace poco a Cristina Elisabet Kirchner como una manera de eclipsar el cargo presidencial partidario de Alberto Fernández. Pero el ex mandatario repitió lo que ya le dijo a varios: «OK, yo renuncio al PJ nacional pero que Máximo haga lo mismo y él renuncie al PJ bonaerense». El desafío de Fernández al hijo de Cristina no sucederá pues el diputado Máximo Kirchner no dejará ese rol. Y recién sacó del letargo al partido en la Provincia con la convocatoria a un encuentro este sábado en Cañuelas, a menos de una hora del centro de la Ciudad de Buenos Aires. A pocas horas de volver, Alberto le dijo a sus allegados que «no voy a ser un obstáculo para que el Partido se movilice». Y agendará una cita con Insfrán, quien debe convocar al Congreso partidario para el mes de marzo. Luego de eso, definirá si renuncia al cargo partidario, algo que hará si se garantiza un proceso de elecciones internas para su sucesión.
Allí, los más duros con Alberto fueron los mandatarios provinciales que se postulan para ser titulares del Partido a nivel nacional: el formoseño Insfrán y el riojano Quintela quieren la poltrona mayor del peronismo. Este último se muestra como el más confrontativo con el gobierno de Milei, llegando a anunciar la emisión de «Chachos», esto es, una cuasi moneda inspirada en Ángel Vicente Peñaloza, el caudillo y militar riojano que se alzó en armas contra el centralismo de Buenos Aires. Quintela se instala quincenalmente en un hotel del Barrio Norte porteño y allí se reúne con dirigentes del peronismo. «Ricardo está muy duro con el gobierno porque no tiene margen para otra cosa, si la Nación sólo le ha recortado y no le gira nada, qué va a hacer…», afirma un dirigente que lo vio esta semana.
Lo que dejó la cita partidaria de este jueves (sin Alberto) es que se comenzará a trabajar para llamar a elecciones internas este mismo año: la faena para esa convocatoria requiere de un trabajo como el actualizar padrones. El objetivo de varios es que los afiliados peronistas puedan votar en el último trimestre del año, lo que significaría una movilización del Partido en oposición a la gestión nacional de La Libertad Avanza.
En breve, tal vez en dos semanas, Alberto Fernández volverá a España y será difícil que se vaya del país (otra vez) ostentando la presidencia del PJ nacional. Cristina Kirchner y varios gobernadores quieren que el ex mandatario no tenga ya un rol partidario, en virtud de acusarlo de todos los males actuales del peronismo. Fingir demencia es ya un deporte de todo el arco justicialista.
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