A nivel nacional, la provincia desplazó incluso al gran Buenos Aires. Salta es la única jurisdicción donde se detectaron más adicciones entre las mujeres.
Según un estudio impulsado y financiado por Unicef sobre salud adolescente en el norte argentino, Salta es la provincia peor posicionada de la región en el mapa de las adicciones. Los especialistas relacionan el problema con los altos índices de pérdida de control. La investigación evidenció, además, que las mujeres consumen más que los varones, según informó El Tribuno.
Ante la consulta sobre si «probó drogas en su vida», un 38,4 por ciento de los encuestados respondió afirmativamente en Salta, cuando el promedio de la región fue del 25,7 por ciento.
Salta también tuvo la mayor cantidad de adolescentes que admitió un consumo «frecuente»: un 12,4 por ciento, cuando la media fue de 7,1%.
Además, las mujeres consumen drogas más habitualmente que los varones. Del 12,4% que afirma consumir frecuentemente, el 10,5 son varones y el 13,9 mujeres.
La diferencia de consumo por género no se refleja en toda la provincia. «Salta capital está por encima del promedio provincial. La diferencia entre mujeres y varones se acentúa en Salta capital», informó Daniel Maceira, docente e investigador a cargo del estudio.
Ya en 2012, la Encuesta Mundial de Salud Escolar informó la crítica situación de Salta en cuanto a consumo de drogas entre adolescentes. Aquel estudio internacional arrojó que las provincias donde había mayor nivel de adicciones en el país eran las del sur. Ese año, Salta se ubicó como provincia con mayores índices por fuera de las localidades patagónicas.
Así, la provincia superó a grandes ciudades como Buenos Aires, Capital Federal, Córdoba y Santa Fe.
El consumo de drogas es alto, frecuente y conlleva a otras situaciones peligrosas como la pérdida de control; la provincia también se ubica primera en este punto.
En el informe que realizó el Centro de Estudios de Estado y Sociedad (Cedes) para Unicef en el 2016 se preguntó sobre si «perdió el control por drogas alguna vez». El promedio de respuestas afirmativas para el norte argentino fue de 2,9%, pero en Salta la cifra llegó al 3,7 por ciento, cifra compartida con Jujuy.
Salta también figura entre las que tienen mayores índices de violencia. En la Encuesta Mundial de Salud Escolar, la provincia quedó tercera en cantidad de adolescentes que dijeron haber participado de peleas.
«Ahí, claramente hay una correlación entre uso de sustancias y participación de peleas», indicó Maceira, que también colaboró con diferentes organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En consumo de bebidas alcohólicas «al menos una vez», las mujeres superaron a los varones con un 56,4% de respuestas positivas contra un 52,2. El estudio se realizó sobre más de mil adolescentes de la provincia, e incluyó además a La Rioja, Misiones, Jujuy y Chaco.
Poco presupuesto
El estudio incluyó entrevistas con organizaciones no gubernamentales (ONG) y funcionarios públicos del área y se realizó una lectura sobre el contexto de las diferentes problemáticas de los adolescentes.
El trabajo hizo hincapié básicamente en tres puntos que inciden negativamente en el tratamiento de las adicciones: el presupuesto, las capacitaciones y la inestabilidad en las políticas públicas
Sobre el tratamiento, el estudio advirtió que “se observan dificultades presupuestarias y de financiamiento, disparidades en cuanto la formación de los planteles profesionales y ausencia de continuidad en las políticas públicas”.
Se señala además que es complejo constatar el cumplimiento del plan quinquenal de salud, sobre el que se plantea que existe poca información. “La inestabilidad fue un rasgo en materia de salud, aún cuando se ha formulado un plan quinquenal (2011- 2015) que poco se sabe de su implementación y logros”, dice el informe.
“No hay un estudios, ni cifras que den cuenta de un abordaje de la situación que vea resultados en el tiempo”, indicó el investigador salteño que participó del estudio Marcelo Ibarra. Para el académico, la falta de información dificulta el marcar un punto de partida.
El otro factor que incide en la inestabilidad de las políticas públicas, son los cambios por los que atravesó el organismo oficial para el tratamiento de adicciones.
“Estaban comprendidas dentro de Salud Mental, luego fue considerada como un tema social y pasó a derechos humanos, para finalmente plantearlo como un tema de salud”, analizó Ibarra.
Para el docente, estos cambios afectan al abordaje, ya que implican “desarrollos dispares y distintos enfoques”.
“No se terminan de plantear políticas públicas con objetivos concretos, con indicadores que permitan entender de dónde se parte”, agregó el profesional.
El estudio señaló como una de las mayores dificultades, la falta de turnos e instituciones “para la cantidad de demanda existente”.
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