El conflicto con la AFA comenzó en noviembre de 1948 y finalizó en mayo de 1949. Los clubes rescindieron todos los contratos y recurrieron a los juveniles. El libro «Los muchachos futbolistas», que se presenta hoy, aborda el tema.
En estos tiempos de fútbol todos los días, con la Copa de la Liga Profesional, la Copa Argentina, la Supercopa Argentina, la Libertadores, la Sudamericana, la Selección Argentina en amistosos y en la próxima Copa América, resulta difícil comprender que hubo un tiempo en que no hubo competencia oficial por alrededor de 180 días, 25 semanas, casi 6 meses. Fue la huelga de profesionales más larga de la historia. Sucedió hace 75 años y para los primeros días de abril todavía no se había solucionado el conflicto.
¿Se pueden imaginar a los cracks de ahora liderando las reuniones en Futbolistas Argentinos Agremiados, firmes antes la AFA en sus reclamos por mejoras salariales y laborales? ¿Se imaginan a Franco Armani, Marcos Rojo, Federico Mancuello o Lisandro López, por citar a cuatro experimentados, jugando en canchas o potreros de todo el país, sin afiliación a AFA, para recaudar unos pesos y solventar sus gastos día a día? ¿Se imaginan a los artistas más renombrados de esta época poner alcancías en los teatros para acompañar la causa de los jugadores?
Todo eso y más sucedió entre noviembre de 1948 y abril de 1949. En realidad hubo fútbol oficial, pero las últimas cinco fechas del torneo de 1948 y la primera del certamen de 1949 se disputaron con jugadores amateurs, de inferiores, por decisión de los dirigentes, en una lucha de poder con los futbolistas profesionales y con Agremiados. Con poca gente en las tribunas.
El conflicto se dio en una década que es considerada “la edad de oro” del fútbol argentino, que participó en cinco de los seis Sudamericanos y ganó cuatro, que ante la inminencia del primer mundial de post-guerra y tras la huelga, hubo un éxodo importante de muchos futbolistas al fútbol colombiano sin pase, ya que la nueva liga profesional no estaba afiliada a la FIFA, de triunfos en amistosos antes europeos (Italia, España, Inglaterra), del retorno exitoso a los Sudamericanos y el regreso a los Mundiales. El ciclo terminó con un duro golpe para la moral futbolera: Argentina perdió 6-1 con Checoslovaquia y no logró superar la primera ronda. Fue el Desastre de Suecia.
El libro Los Muchachos Futbolistas, del periodista Ariel Borenstein, que este viernes 5 a las 19 será presentado en la sede del Centro para la Investigación de la Historia del Fútbol (CIHF); en México 3558 (entrada libre y gratuita), recorre toda esta temática, desde los inicios de la década del 40 con la fundación de Futbolistas Argentinos Agremiados, los cracks en el cine, la huelga de los profesionales, el éxodo a Colombia, los amistosos con Inglaterra y la previa a Suecia 58. Con un eje central que fue el conflicto entre la AFA, el primer gobierno de Juan Domingo Perón y los futbolistas profesionales.
“Los muchachos futbolistas cuenta la historia de una década de paradójicos desencuentros entre el primer peronismo y la principal pasión popular de Argentina. La de los años en que los jugadores consolidaron un proceso de profesionalización que se había iniciado en los 30 y se sindicalizan”, resume la contratapa del libro editado por Aguilar.
El libro resume claramente cuáles eran los reclamos de los futbolistas. “Los planteos combinaban reivindicaciones para las distintas situaciones: desde sueldos mínimos para los jugadores de la segunda del Ascenso hasta sacar el techo salarial de 1.500 pesos que se imponía a las figuras; acabar con la costumbre de dejarles de pagar a mitad de temporada a los jugadores que no se destacaban y conseguir la libertad de trabajo de los crack, para que no quedaran atados a contratos eternos en sus clubes”. Además, seguro médico y aportes jubilatorios.
La vieja disputa entre jugadores y dirigentes se profundizó, entonces, en marzo de 1948 con la aprobación del Nuevo Régimen de Futbolistas. Ya existía Agremiados pero los directivos de la AFA no lo reconocían. En junio hubo amenaza de huelga. Fue suspendida. El fin de semana del 30 y 31 de octubre los jugadores hicieron un paro simbólico de un minuto. El 1° de noviembre la AFA decidió suspender el torneo. El 8 los jugadores declararon la huelga, que duró casi seis meses.
La AFA rescindió todos los contratos y continuó el torneo plagado de juveniles y con poco público en los estadios. Racing, que en un principio propuso la suspensión del campeonato, perdió el título y no se presentó a jugar los últimos dos partidos. Incluso amenazó con desafiliarse de la AFA junto con River. Independiente fue el inesperado campeón. Gimnasia y Tigre, que debían descender, se salvaron. Y el campeonato de Primera B se suspendió.
Mientras duró la huelga, los jugadores profesionales se mantuvieron en actividad disputando partidos no oficiales o confrontando contra equipos barriales. Por ejemplo, la cancha de la empresa Danubio, en Ramos Mejía, también fue escenario de partidos entre equipos A y B lleno de profesionales. Entre ellos, Adolfo Pedernera, uno de los líderes de la huelga. Cuando el conflicto se agravó y los meses pasaban, hasta los actores se paseaban con alcancías para juntar fondos en solidaridad con los jugadores.
Durante enero, planteles completos viajaron a diferentes ciudades del país para ganarse unos pesos. En enero, Boca y Racing estuvieron por Río Cuarto y Laboulaye. En marzo, Boca y River jugaron dos partidos también en Córdoba, uno en Bell Ville y otro en Villa María. Valían los nombres propios, no representaban al club. En marzo de 1949 se celebró La Semana de Bell Ville. Hasta allí viajaron jugadores de Boca y River, contratados, como gran atracción. Esos partidos nunca fueron reconocidos por los clubes. Luego, acordaron otro encuentro en Villa María, a 80 kilómetros de distancia.
El torneo de 1949 comenzó el 24 de abril y en esa primera fecha aún jugaron los juveniles. Los profesionales volvieron a actuar a partir de la segunda jornada, el 7 de mayo, luego de que una asamblea de Agremiados levantara la huelga. Fue un triunfo de los jugadores por sobre los dirigentes, que aún así tuvo sus consecuencias.
Hubo pase de factura a los huelguistas, la tentación de los dólares de Colombia con un incipiente fútbol profesional no afiliado a FIFA y que no requería pases internacionales inició un éxodo de jugadores que diezmó el potencial del campeonato de Primera División y de la Selección Nacional. Para colmo, se agravó el conflicto con los dirigentes brasileños y la Argentina se aisló, primero del Sudamericano de 1949 y luego de los Mundiales de 1949 y 1950. Una etapa compleja y difícil de olvidar.
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