Opinión

AnalisisSer liberal

Adam Smith

Por Carlos Saravia Day

El epíteto de liberal, tan hermanado con la riqueza, también es rico en acepciones: salud, fuerza, voluntad, tolerancia, orden, progreso, prosperidad, generosidad, todos estos conceptos se hayan implícitos dentro del concepto de lo liberal.

El espíritu liberal reconoce que en cada criatura el creador impuso un arquetipo y una finalidad cuya misión no es otra que su máxima expansión y plenitud, pues el deseo que la infinita diversidad de actividades se cumplan en plenitud de acuerdo a su propia índole o naturaleza, es espíritu liberal, verdadero patrón de tolerancia y respeto. Esta simpatía cordial por tanto cuanto existe es espíritu liberal.

Todo es bueno, en cuanto a su naturaleza, y cumple con el fin a que está destinado. Lo mejor es lo más eficaz, Así es la creación y la vida.

Ya veremos cómo aspirando a ser cada ser y cada cosa innumerables y contrarias las unas a las otras, cuanto acusen las diversas personalidades y se defina la oposición sobrevendrá el equilibrio.

¿Cómo se las hubiera arreglado el gran autor del drama universal, si al mismo tiempo no hubiera creado al mártir y al verdugo? Suprimía a Judas y ya no hay drama de la pasión.

Lo opuesto a la facultad creadora es la facultad censoria o dictatorial.

El espíritu liberal sostiene que todo es bueno y debe servir para algo y lo malo es transitorio y relativo.

Si el espíritu liberal y la facultad creativa se origina en Dios y espíritu faccioso en su contrario el diablo.

¿Si para el espíritu liberal todo es bueno en cuanto es necesario, también será necesario y bueno el espíritu faccioso? :respondo que sí.

En una novela, Benito Pérez Galdós, el mejor escritor de la generación del ´98, en una de las tantas guerras civiles españolas ocurre un doble fratricidio: dos hermanos en campos enemigos luchan hasta el final y la reflexión la hace el sobreviviente cuando dice: “Ahora me doy cuenta que Juan Garrote (que así se llamaba el hermano) ahora habita en mí”.

Balbín en su despedida a Perón dice: “Este viejo adversario viene a despedir al amigo”, y lo hace en nombre de las viejas luchas.

El otro liberalismo es de carácter económico; muchas veces se observa el fenómeno que las personas que por el propio esfuerzo han creado riquezas profesan ideas radicales (del todo vale). El creador de riqueza pide que lo dejen luchar, conquistar y crear. La divisa de todos los creadores es la misma que la de todos los fisiócratas y liberales manchesterianos: “dejar hacer, dejar pasar”. El creador pide que el gobierno no intervenga y siente la voluptuosidad propia de lo creado por el propio esfuerzo, la del self mad man (triunfador por su propio esfuerzo).

En cambio, el que ha tomado la hacienda heredada teme ante todo que otros dispuestos e impacientes se la arrebaten. Este ya no simpatiza con la libertad económica y la inhibición  del gobierno antes, al contrario, pide leyes protectoras, monopolios y privilegios, en síntesis, se hace prebendario.

El riesgo que conlleva la hacienda heredad es doble: 1) disiparla por inexperiencia económica; 2) Moral, por endurecimiento del corazón.

Tanto se dice que la pobreza es el mayor crimen, pero no crimen de los pobres, sino de los demasiados ricos.

El capitalismo resulta imbatible en el ahorro y en la inversión en bienes y servicios.

La economía pronto ya no será la ciencia lúgubre de la escases, sino un problema de justicia, es decir de derecho.

“El derecho es el arte de los bueno y equitativo”.

Siempre será bueno recordar que el fundador del liberalismo Adam Smith, fue profesor de la moral en la universidad de Glasgow.

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