Le revocaron el mandato y la querella queda a cargo de Roberto Méndez, quien los representa desde el inicio de la investigación. «No estoy más, me revocó sin avisar», admitió el abogado, quien dijo haberse «ganado un par de enemigos» con su intervención en el expediente. Según José Peña, hermano del chico, fue «una decisión de la familia» tras casi 80 días sin novedades.
El caso Loan sigue dando sorpresas: este jueves el mediático abogado Fernando Burlando dejó de representar a la familia del nene de cinco años desaparecido el 13 de junio en el paraje El Algarrobal, de 9 de Julio, Corrientes. La querella queda a cargo de Roberto Méndez, quien había asumido la representación de los Peña desde el inicio.
«No estoy más, me revocó sin avisar», admitió sobre su colega el propio Burlando, quien dijo haberse «ganado un par de enemigos» con su intervención en el expediente.
El pedido de Méndez, que también incluye el desplazamiento de su par Gustavo Briend y se presentó ante la jueza federal Cristina Elizabeth Pozzer Penzo, fue avalado por la mamá del chico, María Luisa Noguera (46), y por José Omar Peña (25), el hermano, quien lo atribuyó a «una decisión de la familia», sobre todo de sus padres tras casi 80 días sin novedades.
«Voy a seguir buscando a Loan. Esto no puede quedar así. Si el doctor Méndez no se pone las pilas, también vamos a tener que tomar cartas en el asunto», advirtió el joven, quien quedó en la mira luego de recibir unos 170 millones de pesos en concepto de «donaciones» a su cuenta de Mercado Pago para la búsqueda del nene.
Peña aseguró estar «conforme» y «agradecido» con la actuación de Burlando y resaltó que en los próximos días tiene pensado ir «a la casa de él y a su estudio jurídico para agradecerle todo lo que hizo».
Pozzer Penzo reconoció el miércoles que no puede «asegurar que van a encontrar a Loan con vida o en determinadas condiciones”.
Este jueves, la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, advirtió que «es un tema de una familia que tomó una decisión, hoy Loan no está, y ninguno de ellos habla».
La obra (de terror), «¿Qué pasó con Loan?», no tiene final. La principal investigadora de la desaparición de Loan Danilo Peña y la principal funcionaria de la seguridad nacional lo reconocieron públicamente: va a ser difícil desentrañar lo que pasó con el nene de 5 años que se esfumó el 13 de junio cuando fue a un naranjal en el campo de su abuela Catalina, a ocho kilómetros del pueblo.
El caso se va debilitando a medida que pasan los días y, con ello, la respuesta sobre dónde está, ya sea vivo o muerto. Basta con ver cómo disminuyó la guardia periodística de los medios nacionales en la puerta del Juzgado Federal de Goya. El desánimo es contagioso.
«Estamos viendo que ahí hubo un círculo cerrado de mentiras en la familia, en los que estuvieron ahí. Todos se han juramentado y decidido no hablar», aseguró este jueves a radio Mitre la ministra.
Además, destacó que «la jueza ha investigado todas las hipótesis que puede haber, pero es un amplio territorio para buscarlo».
«Consideramos que el secreto está en cinco personas, en siete, y que luego se puede haber extendido a otra gente. Pero es un tema de una familia que tomó una decisión, hoy Loan no está, y ninguno de ellos habla», manifestó.
Bullrich añadió que «la situación se hace difícil para la Provincia, para la Nación y la investigación se hace inconexa, porque las personas dicen todos los días cosas distintas», por lo que «la posibilidad de seguir un hilo en la investigación se hace difícil».
Este miércoles, Pozzer Penzo, en declaraciones a Radio Dos de Corrientes, expresó que encontrar a Loan «depende de muchos factores y me parece que hay algo de animosidad que no logro detectar».
«Escuchaba cuando empezó todo esto, que todavía estaba en la provincia, eso de decir: ‘Si no lo encuentran, es culpa de la Justicia’. Nosotros vamos a poner lo mejor sin lugar a dudas, pero no podemos asegurar encontrar al niño, encontrarlo con vida o encontrarlo en determinadas condiciones. Esto me parece que ya es ponernos un saco muy pesado», dijo.
No obstante, enfatizó que la búsqueda del chico continúa «dentro y fuera del país».
Para el próximo miércoles a las 9 fue citado a ampliar su indagatoria uno de los siete detenidos, Bernardino Antonio Benítez (37), el esposo de Laudelina Peña (45), la tía de Loan que también está presa. Será por videoconferencia desde la Unidad Penal 7 del Servicio Penitenciario Federal (SPF) en Resistencia, Chaco.
Benítez pasa sus días en una celda junto con su amigo Daniel «Fierrito» Ramírez (49), otro de los que caminó hasta el naranjal tras los fideos con pollo que cocinó Catalina Peña (86) para agradecerle a San Antonio que el remisero de 9 de Julio le había devuelto el celular que había dejado olvidado en su auto.
Su abogado, el chaqueño Ricardo Osuna, el mismo que defiende al clan Sena, ya anticipó que no dirá nada relevante.
Los otros detenidos son la esposa de Ramírez, Mónica del Carmen Millapi (35), el ex marino Carlos Guido Pérez (62) y su mujer, María Victoria Caillava (52), y el comisario del pueblo Walter Adrián Maciel (43), acusado de encubrimiento y señalado por el plantado del botín de Loan en un lodazal, a cargo de Laudelina y su hija Macarena (21), quien llamativamente zafó de ir presa.
Ya van casi 80 días y la jueza Pozzer Penzo todavía ni dictó sus procesamientos, con plazos al filo de lo ilegal. ¿Será porque no tiene pruebas contra ellos? En la investigación trabajan también el fiscal federal Mariano De Guzmán y la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (Protex), a cargo de los fiscales Marcelo Colombo y Alejandra Mángano.
Las hipótesis en el expediente fueron variadas: del nene perdido se pasó a la sustracción con fines desconocidos (se habló de trata, pero no hubo ninguna pista convincente).
Luego, al del «accidente» en la camioneta de Pérez que, «borracho», atropelló al chico. Un mes después, a otra disparatada como el accidente de caza con el «pum» que dijo haber escuchado uno de los nenes en su declaración en una Cámara Gesell a la que llegó contaminado por los dichos de familiares y terceros.
Pasaron muchas cosas raras en el medio. Contar todo sería una nota de nunca acabar. La más turbia: la sospechosa incursión de Laudelina a un juzgado ordinario de Corrientes, de medianoche, en el auto de un senador provincial, para instalar la teoría del «accidente» que, presuroso, avaló el gobernador Gustavo Valdés en su cuenta de X (ex Twitter): «Se ha dado un gran paso en la resolución del Caso Loan».
Se ha dado un gran paso en la resolución del Caso Loan.
— Gustavo Valdés (@gustavovaldesok) June 29, 2024
La acusación de Laudelina y Macarena al abogado José Fernández Codazzi, que había aparecido llamativamente a defender a la tía de Loan, sobre amenazas y promesas de auto, casa y moto para bancar esa versión.
Tan peculiar como que, ahora, Fernández Codazzi, tenga como abogada a la colombiana Ángela Burgos, que se cruzó fuerte con su colega Mónica Chirivin -defensora de Laudelina- en una entrevista en A24 donde se chicanearon porque una «mostraba la bombacha» y «no usaba saco», y porque otra llevaba «pestañas postizas gigantes».
Otra: el «americano» tatuado que presumía de sus vínculos con la DEA estadounidense pero era un criollo de Avellaneda y le daba seguridad a un grupo de abogados de Morón ocupados en el caso para «preservar» a los hijos menores de la pareja Laudelina-Benítez y de Camila Núñez (esposa de un primo de Loan, Diego «Huevo» Peña), otra participante del almuerzo.
O los abogados de la familia de Loan, con Roberto Méndez, por un lado, recibiendo sus millones en honorarios de una cuenta de Mercado Pago en la que se enviaban donaciones a Mariano Peña (26) en sus incursiones por los canales de TV de Buenos Aires.
Con Fernando Burlando y su ejército, por otro, sin cobrar un peso y marcándole la cancha al segundo de los siete hermanos de Loan ante un atisbo de queja de Mariano por la falta de resultados en medio de una entrevista. Y ahora, desplazado de la querella.
«Por ahora nada», es la respuesta que más reciben los periodistas que siguen el caso. Un caso que va, paso a paso, salvo que alguien se digne a contar la verdad, algo que parece improbable, camino a la impunidad.
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