Ganó la medalla de oro con Estados Unidos y es récord; debutó en un Juego Olímpico en Atenas 2004 y repitió el primer lugar en Pekín 2008, Londres 2012, Río 2016 y Tokio 2020.
No hizo falta traducir la frase de Diana Taurasi. La leyenda del básquetbol norteamericano habló en un español casi perfecto. Fue el primer indicio. Después hubo que escucharla para confirmar lo presumible. “Creo que en un par de semanas pensaré en lo que logré en estos 20 años. Es un orgullo. Y siempre lo digo, llevo la camiseta de Estados Unidos, pero abajo siempre llevo la de la Argentina. Estaba mi viejo, mi vieja, toda la gente de Los Ángeles vino hoy. Yo gano esta medalla para los dos países”.
Taurasi se volvió un mito. En París disputó los octavos Juegos Olímpicos y, ante Francia, con la que, paradójicamente, no jugó ni un minuto, logró la sexta medalla dorada en la competencia madre. Las raíces están en la Argentina. Mario, el padre de la basquetbolista, nació en Italia, pero con cinco años se radicó en Rosario durante gran parte de su infancia, adolescencia y adultez. Fue allí donde conoció a una rosarina de pura cepa como lo es Liliana. Nació en esta tierra la mayor de las niñas Taurasi, Jessica, pero al tiempo la familia decidió mudarse a Chino, California, donde nació Diana, que de pequeña era una muy buena jugadora de fútbol. Ese deporte siempre fue su pasión, pero apareció el básquetbol en el camino y cuando tuvo que elegir, entendió que lo suyo era encestar.
A cada paso está su vínculo con nuestro país. “Criarme en una casa común en Argentina con mi familia, vivir ahí por un tiempo me lo dio. Simplemente somos diferentes, vivimos la vida diferente. Somos un poco intensos para muchas personas, pero definitivamente soy así, estoy hecha así, es parte mía”, le decía a LA NACION allá por 2023, quizá sin intuir el récord que se avecinaba.
La final con Francia fue de película. Estados Unidos se impuso por 67 a 66, pero cualquier cosa pudo haber ocurrido. Taurasi debió contener su ansiedad y alentar desde afuera. Después de todo, esa también es la misión de los verdaderos líderes. No jugó, pero no lo sintió como un paso atrás. Más bien, todo lo contrario.
“¡Qué partidazo! Los dos equipos jugamos muy fuerte y nos tocó a nosotros ganar. Francia es un equipo increíble, jugar en su casa, sabíamos que iba a ser duro”, señaló Taurasi.
“Me encanta este deporte, me encanta competir. Hablamos siempre de ganar o de perder, pero el camino, la preparación y la lucha por ello es lo que más me gusta. A veces la gente se queda sólo con las victorias, pero lo que a mí me gustan son las cosas que pasan antes de las victorias”, dijo Diana, apenas terminado el encuentro, aún incrédula.
De Rosario al mundo
Ellos son Mario y Liliana. Él nació en Italia, pero se crió en Rosario donde la conoció a ella. Años despues, se fueron a vivir a EE.UU y ahi nació Diana.
Hoy, Diana Taurasi se convirtió en la unica basquetbolista en ganar 6 oros olimpicos 🐐pic.twitter.com/I5raFJ2jxE
— Historias de NBA (@nba_historias) August 11, 2024
Taurasi debutó en un Juego Olímpico en Atenas 2004 y repitió el oro en Pekín 2008, Londres 2012, Río 2016 y Tokio 2020 (disputado en 2021 como consecuencia de la pandemia de coronavirus). Hasta que en París grabó su nombre para siempre con seis primeros lugares consecutivos. Esta cita marcó la vigencia de varios deportistas, ya el luchador cubano había logrado hace algunos días el récord de cinco medallas doradas consecutivas, ya superado por Taurasi.
El día que saludó a Diego Maradona
Hoy Diana Taurasi ganó la 6ª medalla de oro 🥇 con el básquet 🇺🇸, nunca nadie en equipos ganó tantas veces unos #JuegosOlímpicos . Su madre es rosarina y ella siempre tuvo su raíz 🇦🇷.
Este vídeo pidiéndole un saludo al Diego en Beijing 08 es hermoso. pic.twitter.com/qApfM0L5Wd
— Javier Lanza (@javierlanza) August 11, 2024
A los 42 años, Taurasi puede jactarse de su carrera. Viene de disputar su temporada N° 20 en la WNBA, siempre jugando para Phoenix Mercury y luego de haber superado los 10.000 puntos, un hito único. De la NBA femenina fue campeona tres veces, con tres MVP en total (dos de Finales), cinco títulos de goleadora y nueve selecciones de All Star. Pero lo suyo va más allá: en los recesos, por años se fue a Europa, básicamente porque los sueldos en Estados Unidos siempre fueron inferiores. Y en el Viejo Continente ganó 18 títulos, seis de Europa, siendo cuatro veces la goleadora. Si le faltaba algo, con el seleccionado norteamericano logró seis oros olímpicos y cuatro Mundiales.
Ahora, por supuesto, es tiempo de balance para una carrera impecable. “Al principio jugué con mis ídolos y ahora estoy con la nueva generación, he tenido mucha suerte y he trabajado duro”. Qué más decir.
La vida de Diana fue de una aventura a la otra. Soñó en grande. Y casi siempre llegó a destino. Es cuando conviene recordar otra respuesta a LA NACION, esta vez en 2018, ocasión en la que se la comparaba con Michael Jordan.
“Cuando uno habla de uno de los mejores deportistas que alguna vez jugó a cualquier deporte, uno piensa en Michael. Si por esas cosas de la vida alguien me menciona en la misa frase que él, quiere decir que estoy haciendo las cosas bien y lo siento como un gran honor”.
Aunque lo más impactante llegaría más adelante durante la misma charla. Ahí se entenderá, entonces, qué pasa por sus venas. Todo empezó cuando se la consultó por Emanuel Ginóbili. “Manu es enorme. Es el jugador que potenció el básquetbol en la Argentina, lo puso en el mapa. Es alguien que admiré desde siempre. Es un gran honor tener sangre argentina y los mismos sentimientos por el celeste y blanco que Ginóbili, Messi y Maradona”.
¿Será posible otra aventura? No lo parece, pese que los próximos Juegos Olímpicos, en 2028, serán en su casa: Los Ángeles. “Estaré allí, sí, pero con una cerveza en la playa”.
Hasta que una y otra vez la mente vuela a la Argentina. A Rosario, precisamente. “En mi casa se habla castellano, se toma mate, se come facturas, milanesas, empanadas, asado, tripa, pollo. Hablamos todo el día de fútbol… Yo viví casi toda mi vida en Estados Unidos, pero llegaba a mi casa en Los Angeles y era como llegar a Argentina”. Vaya orgullo, entonces. Una medalla compartida desde el corazón.
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