Por Carlos Saravia Day
Al fin el Gobierno argentino cuenta con las herramientas para achicar y agilizar el Estado.
La mitología es antesala de la historia (sin Homero no hay rapsodia y sin Heródoto historia y esta es maestra de la vida según Cicerón o un relato hecho por un loco para muchos idiotas, como sentenciaba Shakespeare). De todas maneras, el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra.
Cuatro siglos antes de Cristo, Aristófanes, poeta satírico, hace subir al cielo a su personaje Trigeo montando un escarabajo o como Calixto Gauna montando un caballo y de un solo azote.
Ingenuidad, sarcasmo o mala fe.
Como se dijo, los cuatro gobiernos kirchneristas hicieron uso y abuso del estado de excepción para crear burocracia innecesaria y fidelizar clientelismo electoral.
Se volvió realidad el adagio latino: “la necesidad no tiene ley y se convirtió la excepción en la fuente primaria del derecho, la excepción se hizo regla y la vaca toro”.
Fue repetida, haciéndose una técnica de gobierno y se eludía el control entre los poderes políticos se convierte en un mecanismo de perpetuación y abuso.
El estado de excepción trae malos recuerdos desde sus orígenes.
El 14 de marzo del año 44 antes de Cristo es muerto Julio Cesar (Los Idus de Marzo), le habían dado la dictadura perpetua y la republica romana la entendía solamente transitoria y limitada.
Rosas en nuestro país obtiene el lleno de facultades.
Solo el poder detiene al poder y Lord Acton aconsejaba: “El poder corrompe y cuando es absoluto, corrompe absolutamente”
A más poder, más control.
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