Magdalena Rodríguez está viviendo en la casa de una amiga por miedo a represalias. La familia de Octavio Luna necesita además, todo tipo de ayuda.
Días atrás, el cruel asesinato del joven Octavio Luna, dejó en shock a la comunidad de Rosario de la Frontera y totalmente destrozada a su familia y amigos más cercanos, quienes realizaron un par de marchas para pedir justicia.
Si bien la justicia tomó intervención y se detuvo a uno de los mayores implicados, doña Magdalena Rodríguez, madre de Octavio, desde la muerte de su hijo, nunca más volvió a su domicilio, porque tiene miedo a alguna represalia por parte de la familia del homicida.
Mientras tanto, está viviendo en la casa de una amiga, quien gentilmente le abrió las puertas de su hogar. Allí, dialogó con El Tribuno y entre otros pedidos, rogó por la presencia y la custodia permanente del personal policial, ya que aseguró que ella y su entorno más cercano, “están recibiendo amenazas” y ahora, “temen por su vida”.
Sobre quién era Octavio, la madre contó; “Era un chico muy trabajador, demasiado bueno y nunca le hizo mal a nadie. Él salía todas las mañanitas a la casa del señor Hugo García para trabajar y venderle la leche”.
“Mi hijo tenía una pensión y aun así trabajaba de maletero en la terminal de ómnibus por muchísimos años. Como dije, él realmente era un chico bueno y siempre estaba haciendo alguna changuita porque era muy guapo”, recordó.
Vale señalar que la familia de Octavio es mediamente conocida dentro la sociedad rosarina y siempre se dedicaron a hacer diferentes tipos de “changas” en su carrito para poder sobrevivir.
En ese sentido, expresó; “Muchas veces salíamos con Octavio y con mi marido en el carrito a trabajar, sacábamos escombros, basura y vendemos tierra para las plantas. Ese siempre fue el trabajo de nosotros y si bien, nuestra familia es numerosa, todos nuestros demás hijos son excelentes, no faltan el respeto a nadie y también son trabajadores”.
Pedido de justicia
Además la mujer, quien tiene problemas cardiacos y toma medicación, pidió justicia para su hijo y protección policial para ella y su familia.
“Lo único que pido y que me gustaría, es que toda esa gente que le hizo daño a mi hijo, que pague, porque solamente voy a estar tranquila cuando el Juez me diga que se hizo justicia, recién ese día se va a tranquilizar mi corazón, que late fuerte y muchas veces con dificultad para respirar, ya que tengo problemas cardiacos y tomo pastillas para el corazón. Por mi estado, no puedo tener emociones muy fuertes, pero el vivir esta situación, superó todos los límites y las amenazas, rebalsaron la última gota del vaso”, advirtió y resaltó; “Todavía no entiendo lo que esa gente le hizo a mi hijo, tenían una buena relación, por eso, no logro entender qué les pasó por la cabeza”.
Así mismo, con mucho temor, la sobrina de Magdalena, recalcó; “Hemos recibido varios mensajes de amenazas y tuvimos que hacer la denuncia, solo que hasta el momento no hemos recibido una respuesta. Pero lo que nos preocupa es que mi tía y su familia están solos, desamparados y necesita de manera urgente la presencia de la policía para que ellos puedan estar resguardados y protegidos ante cualquier represalia”.
Muchas necesidades
Finalmente y no menos importante, es que la familia de Octavio, necesita múltiples ayudas. En especial, todo tipo de mercadería. También, calzados y camperas de abrigo para sexo masculino, colchas o acolchados para acobijarse en las bajas temperaturas.
Las personas de buen corazón que puedan colaborar, deberán acercar sus donaciones al Pasaje Pastor Padilla, del barrio Avellaneda, a la familia García, lugar donde vive Magdalena temporalmente.
Agregue un Comentario