El Millonario se impuso 2 a 0 con goles de Echeverri y Colidio. Quedó al tope del ranking FIFA para el Mundial de Clubes, superando a Boca.
Ahora, los de Núñez son líderes de su grupo con puntaje ideal (6) y llegarán a la definición de la Copa de la Liga repletos de confianza. De yapa, quedaron al tope del ranking FIFA para el Mundial de Clubes, superando a Boca.
De Demichelis se pueden decir muchas cosas, pero nunca que está de espaldas a lo que piensa el hincha de River. Y la sentencia, en tono de humorada, hace referencia al pedido que un hincha le hizo tras la sufrida victoria ante Rosario Central y que se hizo viral. “Martín, Martín, pará a dos delanteros, por Dios te lo pido. Por Dios, pará a dos delanteros. Es Solari y Borja, nada más. No es tan difícil”, le rogó el plateísta. Y ante Nacional de Montevideo, Micho apostó por un equipo lógico, con Rodrigo Villagra como volante central acompañado por Ignacio Fernández y Rodrigo Aliendro, más Claudio Echeverri como enganche y los solicitados dos atacantes, Miguel Borja y Pablo Solari, que estuvo en duda hasta último momento por una molestia muscular.
¿Cómo respondió el equipo? Regalando unos primeros 20 minutos de alto nivel. Fue intenso y efectivo River en esos instantes iniciales; la gente se sumó al fervor de la noche copera. En 10 minutos, los locales hicieron trabajar en 3 oportunidades al arquero Luis Mejía. En ese lapso, fueron muy buenos los rendimientos de Nacho, de Villagra y de Echeverri. Es lindo verlo jugar al Diablito: gambetea y va para adelante con la inocencia de sus 18 años. Va creciendo partido a partido el chaqueño y es una lástima que se vaya tan pronto: no terminará de explotar en el país. El Diablito, que jugó por primera vez de titular en la Libertadores, metió un golazo con un disparo de 25 metros que se clavó abajo, al palo derecho.
Pero se cansaron rápido tanto Echeverri como Villagra. Ya en la etapa inicial evidenciaron signos de fatiga. El ex Talleres no realizó la pretemporada, se sumó tarde a River y por eso le cuesta cambiar el aire. La sensación es que, cuando se ponga fino desde lo físico, no saldrá más del equipo porque tiene manejo y buena lectura para recuperar. Lo del Diablito se conoce: la agarra y la ilusión se enciende.
Fue creciendo Nacional a medida que se fue quedando el local. Es un equipo duro el uruguayo, que se plantó en el Monumental con un 4-2-1-3. Las potencias del nigeriano Christian Ebere y del extremo Gonzalo Carneiro complicaron a la defensa. Carniero tuvo dos clarísimas: en una pifió la definición cuando estaba en soledad en el punto de penal; en la otra, Armani le ganó un mano a mano.
River jugó peor en el segundo tiempo. Solari y Echeverri pedían el cambio a gritos, pero Demichelis optó por sacar al punta y a Nacho Fernández, el mejor hasta ese momento. Extraña y mala la modificación porque, se insiste, el Diablito no daba más. Nacional se empezó a sentir más cómodo con el trámite del juego, más allá de que le costó arrimar peligro.
En el complemento River corrió y por eso se hizo notar la figura de Rodrigo Aliendro, a quien el travesaño le negó el festejo luego de un rebote largo del arquero Mejía. Una buena para River: fue bueno el ingreso de Manuel Lanzini.
Los minutos finales fueron de sufrimiento por lo corto del resultado. Hasta que en la última Colidio puso el 2-0. Y el Monumental fue sinónimo de alivio y fiesta.
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