El 18 de marzo se estrena en España un documental que cuenta los detalles del gran hit de los noventa, compuesto por el dúo Los del Río y por qué mucha gente reclama parte de la autoría.
Para componer “Macarena”, de los 37 minutos que dura esta entrevista, a Antonio Romero (75) le hubiesen sobrado 30. “La hice de un chispazo. Posiblemente, de las casi 300 canciones que he escrito, es la que más rápido me salió”. Romero forma parte del dúo Los del Río junto a Rafael Ruiz (76). Es tarea complicada encontrar algún lugar en el mundo donde no se haya cantado y bailado “Macarena”. Tampoco existe una canción de éxito en español de vida tan accidentada como la del dúo sevillano.
“Macarena” es la historia de las mil atribuciones, porque los fracasos nadie los defiende, pero a los éxitos les salen multitud de dueños. Treinta años después de su explosión aún sale gente que pide un trocito de la torta. El documental Macarena (que se estrenará el 18 de marzo en España) demuestra que no todo está contado sobre este himno: al revés, cuanto más se escarba, más aparece.
El relato de “Macarena” muestra muchas aristas, pero la esencia se encuentra en esta anécdota que cuenta Antonio: “Eran finales de los sesenta y nos contrataban para amenizar las fiestas de la alta sociedad. Entrábamos en esas casas tan lujosas y empezaban a pasar bandejas con caviar, salmón y otras delicias, inalcanzables para nuestra economía. Yo le decía a Rafael: ‘Vamos a contar hasta 50 antes de meter la mano en la bandeja, Rafael’. Y se nos iban los ojos detrás de las bandejas, porque a lo mejor habíamos comido en todo el día un bocadillo de calamares. Pero esa es la educación que nos han transmitido nuestras madres”. Esta humildad, básica para gestionar un éxito tan monumental sin perder la cabeza, todavía la conserva el dúo, a pesar de que desde 1993 su situación financiera mejoró con el éxito.
La chispa de “Macarena” prendió en Caracas, en 1992, en una de esas opulentas reuniones de sociedad amenizadas con las rumbas de Los del Río, en casa del empresario venezolano Gustavo Cisneros y donde también estaba el presidente local Carlos Andrés Pérez. “Salió una bailarina y yo empecé a cantar: ‘Dale a tu cuerpo alegría Magdalena, que tu cuerpo es para darle alegría y cosa buena’. Como un piropo, ¿sabes?”. Más tarde, cambió el nombre por dos motivos: “Mi hija se llama Macarena, así que me parecía un bonito homenaje. Luego también había por esa época una canción de Emmanuel, un cantante mexicano, que se llamaba ‘Magdalena’”, dice Antonio Romero.
A esa altura de la historia ya aparecen dos personas que reclaman su pedazo de gloria. Por un lado, la bailarina que inspiró ese “piropo”, Diana Patricia Cubillán, que en el documental exhorta: “Esos dos señores han ganado 60 millones de euros y no me han dado nada”. Romero responde a este periódico: “Eso es una exageración de dinero. Afortunadamente no nos podemos quejar. Pero en mi reparto fui muy generoso: el 50 por ciento para la editorial de la discográfica, que me apretó en la negociación; el 25 por ciento para mí y el otro 25 por ciento para mi compañero Rafael. Se habla de las cantidades con mucha ligereza. Pero sí, ese dinerito nos sacó del agobio que tenemos los artistas, con etapas en que no trabajamos. Siempre fuimos autónomos”.
Otro que alza la mano es el músico Seju Monzón, que afirma en el documental: “En ‘Macarena’ hay un plagio bastante claro”. Se refiere a una canción de su grupo Desmadre 75, “Tengo una pena”, la cara B del sencillo más famoso de esta banda, ¿El problema? La canción está firmada por Alberto Cepeda Vicente, que falleció en 2007 y nunca quiso litigar. Sobre este asunto habla Fernando Barrera, musicólogo y profesor en la Universidad de Cádiz, que ha estudiado siete años los entresijos de “Macarena”: “Hemos hecho un rastreo de composiciones que tengan una melodía similar, y son muchas. Es una canción muy sencilla, de apenas una nota”.
Del parecido a “Tengo una pena”, dice: “Tiene un fragmento literal, el que dice ‘Micaela, Micaela, Micaela’, que Los Del Río sustituyen por ‘Macarena, Macarena, Macarena’. Pero, a su vez, Desmadre 75 toma de otras canciones antiguas, como ‘Tres sardinas y un gato’. Al ser una música tan sencilla, irremediablemente coincide con otras. ¿De quién es realmente? No se sabe. Pero no importa tanto quién haya hecho la composición, sino quién la ha grabado y le ha dado su toque personal. Y esos son Los del Río”.
Pero la “Macarena” original de Los del Río, de 1993, no fue la que convirtió la pieza en éxito global. “Macarena” fue la canción del verano en España en 1993. Y ya. Pero para darle un último aliento, la discográfica encargó una remezcla para las discotecas a Big Toxic, colaborador de Fangoria. Y tampoco fue la que desató la locura internacional, pero sí la que tomó el grupo de Miami Bayside Boys para grabar la suya.
El que tuvo la idea fue uno de sus miembros, Carlos de Yarza, cubano que a los 9 años llegó con su familia a Miami. Por teléfono desde allí, donde opera como vicepresidente de una empresa, cuenta: “Yo me entero de la canción porque salgo por la noche con mis amigos a clubes de Miami y ponían mucho ‘Macarena’, tanto la original como la remezcla. Y la gente siempre bailaba. No era un gran éxito, pero gustaba mucho el baile”.
Yarza trabajaba en ese momento para una emisora de radio de Miami, Power 96, que le requería remezclas. Así que tomó la de Big Toxic e hizo la suya, “Macarena (Bayside Boys Remix)”, añadiendo una voz femenina cantando en inglés. “En aquella época (1995), las radios estadounidenses no solían pinchar música en español. Creo que parte del éxito de mi versión fue lo que añadí en inglés”, asegura.
La empezaron a poner en la emisora y explotó en todo Estados Unidos. ¿El problema? Que Yarza no había pedido permiso a la discográfica de Los del Río. “Un día recibo una llamada con una voz poco amigable que lo único que me dice es: ‘¿Quién es tu abogado?”, relata. La primera intención de la disquera fue enviar un requerimiento a las emisoras para que dejaran de poner la versión. Alguien lo evitó: era un megaéxito, sería un drama frenarlo. Al final, “cedí los derechos de mi versión a cambio de un pequeño porcentaje. ¿Cuánto? Bueno, te puedo decir que me paga unas vacaciones anuales. Las próximas serán a Galicia y País Vasco”, dice Yarza.
A partir de 1995, “Macarena” voló sin límite: número uno en 1996 durante 14 semanas en Estados Unidos, presencia del dúo en el Super Bowl, el equipo de gimnasia americano que la bailó tras ganar el oro en Atlanta 96; congresistas que hacían lo mismo en la convención del Partido Demócrata, donde Bill Clinton fue elegido candidato a presidente. Los analistas apuntan que “Macarena fue utilizada políticamente para captar el voto latino. La canción se convirtió en un arma poderosa que trascendió lo musical. Big Toxic, que cobró 100.000 pesetas en 1993 por su remezcla, acudió a la justicia para reclamar derechos de autor, y perdió. Se calcula que hay unas 5.000 versiones diferentes.
De la coreografía, que ha sido fundamental para el éxito por su sencillez y su capacidad de inclusión, tampoco está clara la autoría. La teoría más aceptada es que se creó de forma espontánea, probablemente gracias a un intuitivo animador de algún hotel del Caribe. Obviamente, no falta gente que se atribuye la gestación del baile, pero Los del Río son concluyentes: “El baile lo hizo Dios”. Quizá no haya que recurrir a la intermediación divina, porque como demuestra el relato, “Macarena” es un triunfo popular.
De España al Superbowl
Poco antes antes de cumplirse las tres décadas del estreno de la canción, Rafael contaba a LA NACION varios detalles de la canción que hizo famoso al dúo: “Uno siempre escribe pensando que pueda pegarla un poquito. Magdalena es un nombre precioso, pero yo tengo una hija que se llama Esperanza Macarena y pensé en ella. Además, la Virgen de la Macarena me lo pidió en un sueño. Y bien, lo que pasó con la canción es que primero llegó ese poquito de éxito y después otro poquito y después otro. Al tiempo eran 200 mil poquitos, ¿lo puedes creer? ¡No ha ocurrido en la historia! Pasamos de vender 350 mil discos por semana en México a que Clinton la usara en un acto y sonara en el Superbowl”, reveló.
Y su compañero sumaba datos al éxito quitandole solemnidad al asunto: “Tenemos disco de oro, de platino, de diamante. ¡Se quedaron sin materiales para hacernos discos! ¡Tenían que inventar récords porque quebrábamos todos! Cuando hicimos la canción quisimos darle alegría al mundo y los cinco continentes se pusieron de acuerdo para pasarlo bien”.
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