En el Kempes y por la Copa Argentina, el Pincha se impuso por 3-2 con goles de Carrillo, Boselli y Figal, en contra. El equipo de Herrón jugó más de 70 minutos con diez por la roja a Saracchi.
Boca Juniors sufrió una dolorosa eliminación en las semifinales de Copa Argentina que pone en jaque su presencia en la próxima Libertadores. A pesar de haber sido protagonista en la edición de este año y haber disputado la final contra Fluminense, el Xeneize podría quedarse sin actividad en el máximo certamen continental si algunos resultados ajenos no le juegan a favor en la próxima semana.
Boca Juniors perdió ante Estudiantes en Córdoba por la semifinal de la Copa Argentina. El Pincha se impuso por 3-2 con goles de Guido Carrillo, Mauro Boselli y Jorge Figal, en contra. El Xeneize se había puesto transitoriamente arriba en el marcador por un doblete del uruguayo Miguel Merentiel. El equipo de Mariano Herrón quedó muy comprometido en su clasificación a la Copa Libertadores 2024. Los de La Plata jugará la final ante el vencedor de Defensa y Justicia-San Lorenzo.
Hace apenas 18 años días, Boca se quedó en el umbral de levantar la Copa Libertadores. Ahora empieza a ver cada vez más lejos la posibilidad de disputar la de 2024. La eliminación frente a Estudiantes en las semifinales de la Copa Argentina le cerró el camino más directo. La derrota por 3-2 en el estadio Mario Kempes es otro golpe duro, difícil de asimilar. En un momento de mucha incertidumbre, con un director técnico interino (Mariano Herrón) y una elección a la vuelta de la esquina (el 2 de diciembre), recalentada desde que Mauricio Macri decidió involucrarse de lleno en la oposición.
Boca depende de que un triunfo sobre Godoy Cruz en la última fecha de la Copa de la Liga lo haga subir en la tabla anual y de que algún equipo que consiga la clasificación por alguna de dos vías diferentes libere un cupo. Un rompecabezas de complejísima resolución, que lo tendrá muy preocupado, tanto como la tendencia autodestructiva a sufrir expulsiones por excesos injustificables. Esta vez fue Marcelo Saracchi, antes de que se cumpliera el primer cuarto de hora. Enseguida vino a la mente la de Frank Fabra en el Maracaná. Y Marcos Rojo había dejado al equipo en la cornisa cuando vio la tarjeta roja en la semifinal contra Palmeiras.
En Córdoba, aun con 10 jugadores Boca revirtió una desventaja. Pasó del 0-1 al 2-1 gracias al olfato y la potencia de Miguel Merentiel, uno de los pocos jugadores que quedan eximidos en los últimos naufragios. Pero Boca no aguantó en el segundo tiempo; quizá Mariano Herrón demoró demasiado los cambios cuando ya pesaban las piernas.
El primer movimiento profundo de Estudiantes desnudó las fragilidades defensivas de Boca. Asistido por Fernando Zuqui, Leonardo Godoy, un lateral que suele encender el turbo cuando se proyecta, desbordó a pura velocidad a Saracchi y mandó un centro atrás para el cabezazo de Guido Carrillo con el arco de frente. Gol de manual del máximo anotador histórico del Pincha en la Copa Argentina (cinco tantos).
El partido tuvo un tono vivaz desde el comienzo en una cancha que había sido regada en exceso y en algunos sectores frenaba la circulación de la pelota. Valentín Barco se hizo cargo del armado y la conducción. Puso a correr a Luis Advíncula, que ejecutó un centro al que no llegó Lucas Janson.
Cuando Boca empezaba a percutir en el área, Saracchi se pasó de revoluciones y causó un grave perjuicio a su equipo. En una acción sobre la línea de fondo del campo de Estudiantes aplicó un insólito planchazo a Zuqui. Yael Falcón Pérez, bien ubicado, no dudó de expulsarlo. Acierto del árbitro en una competencia en la que no se cuenta con la asistencia del VAR.
Boca se condicionaba por el exceso de un lateral izquierdo, como ocurrió con Fabra en la final de la Copa Libertadores. El colombiano sigue sin reaparecer, entre una molestia física y un alicaído estado anímico. Está protegido públicamente por la palabra y la comprensión del vicepresidente Román Riquelme. Saracchi tomó rápidamente conciencia de su desatino: no protestó y se fue llorando y maldiciéndose.
En menos de 15 minutos, el panorama para Boca no podía ser más adverso: 0-1 y un jugador menos. Pero el equipo reaccionó a la expulsión y a la desventaja, lo hizo con determinación y aumentó el despliegue ante un rival que pareció confiarse. Advíncula seguía yendo por la derecha y los volantes se prodigaban en el despliegue. Boca agradecía que el peruano hubiera sido liberado del partido del martes por las eliminatorias a raíz de estar suspendido. Su incorporación anticipada fue agua bendita.
La presión alta de Janson le dio rédito a Boca al provocar el error de Zaid Romero en un control y un giro: lo aprovechó Merentiel con un remate de media distancia que entró junto a un poste. Sin dudas, el uruguayo es el delantero de mejor actualidad del plantel y justifica plenamente la reciente compra de su pase a Palmeiras por poco más de tres millones de dólares.
Fue un golpe anímico para el partido el empate de Boca. Estudiantes no terminó de animarse ni aun viendo que podía generar superioridad numérica cuando atacaba. Le faltó decisión a Franco Zapiola en el área y “Chiquito” Romero después despejó una definición del delantero.
Estudiantes no estaba firme atrás. Demasiadas dudas, flojas coberturas, malos escalonamientos. Ezequiel Bullaude había hecho muy poco en el primer tiempo, pero se jugó una corazonada y acertó cuando Jorge “Corcho” Rodríguez se pasó increíblemente en un cierre y permitió que el ex futbolista de Godoy Cruz enviara un centro para una definición certera, por supuesto, de Merentiel, el delantero que empieza a meterse en el corazón del hincha. Nadie se lamentaba de que Edinson Cavani tuviera que ver desde fuera el encuentro, mientras se recuperaba de un desgarro.
Estudiantes estaba dando una pálida imagen y el DT Federico Domínguez intentó cambiarle la cara con los ingresos de Mauro Boselli y Mauro Méndez. El veterano goleador (38 años), que está en sus últimas funciones previas al retiro anunciado para fin de año, marcó el 2-2 en la primera pelota que tocó, tras recibir un pase de Benjamín Rollheiser. Gol 92 para Boselli en sus dos etapas en el Pincha. Como en la primera mitad, Estudiantes sorprendía de entrada a un Boca que demoraba otra vez en meterse en el partido.
Lo bueno era que la semifinal seguía abierta, entretenida, con descuidos defensivos de ambos lados que facilitaban las llegadas. Boselli definió muy alto en una entrada franca al área.
Boca acusaba el desgaste, necesitaba piernas frescas. Entró Cristian Medina por Janson para oxigenar el medio. Pero al nudo volvió a hacérselo la defensa en su área. Un despeje de Marcos Rojo rebotó en Barco y la pelota fue hacia el arco, y Nicolás Figal hizo el gol en contra ante una arremetida de Boselli. Un blooper fatal para Boca.
En el constante ida y vuelta que fue el encuentro, Boca apretó a Estudiantes en el final, ya con Luca Langoni y Darío Benedetto –sigue sin estar fino con la pelota–. Llenó de centros el área. No le alcanzó el último envión. Pagó carísima la temprana expulsión a Saracchi. Vive obsesionado por la Copa Libertadores y se boicotea en los momentos clave. Inconcebible. No aprende la lección; sigue en penitencia.
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