En un partido por demás aburrido, sin situaciones y con un Lionel Messi que lució cansado e hizo lo que pudo, Inter Miami logró salvar la ropa y sostener la racha sin caídas desde la llegada del rosarino. Al margen del 0 a 0, la Messimanía está intacta: el público, acostumbrado a la espectacularidad, se mantuvo en el estadio hasta el minuto final.
Aunque no salió del fondo de la tabla, el Inter de la MLS está más cerca de hacerlo y lo logrará si alcanza el objetivo que se propuso el director técnico Gerardo Martino cuando llegó a la franquicia: clasificar a los playoffs de la competencia. Todavía, lo separan 10 puntos de esa meta.
Messi, que pese a todos los récords siempre hace algo por primera vez, nunca había empatado sin goles desde su desembarco al fútbol estadounidense. En realidad, llevaba más de un año y medio sin estar en un 0-0, cuando en enero de 2022 le pasó en un PSG vs Niza. Pasaron 83 partidos para el capitán argentino.
En su casa de Fort Lauderdale, Inter tuvo la pelota pero no logró poner en aprietos a Elliot Panicco, el arquero que juega con un cabezal como los rugbiers y que no pudo evitar en la definición por penales -en el partido que ambos jugaron 10 días atrás- el primer título de La Pulga en Estados Unidos.
En la otra punta, Drake Callender tampoco tuvo demasiado trabajo: en la primera parte Nashville llegó por un error defensivo de Inter, pero el remate de Tah Anunga no levantó ni sospechas. Messi, aun cansado, podría hacer ganar a su equipo poniendo pelotas al vacío para alguno que se filtrara en el área.
Pero prácticamente todos sus compañeros parecen darle sentido a aquella frase incomprendida de Paulo Dybala, cuando dijo que era difícil jugar al lado del rosarino. Difícil, porque ninguno de los de camiseta rosa lo entienden. No esperan una pared o rebote, no se muestran para que -incluso marcado por dos o tres- él los vea, ni se avivan de correr cuando telepaticamente les marca el pase. Hasta que fue reemplazado, el finlandés Robert Taylor no logró entenderlo en todo el partido.
Tanto fue al ataque Inter Miami sin poder hacer nada, que los contragolpes de Nashville empezaron a ser peligrosos y a convertir a Callender en una figura relevante. De hecho, fue el equipo visitante el que logró sumar situaciones más interesantes. Eso sí, todo en cámara lenta, como en un partido de veteranos.
“Nos falta ritmo para romper la defensa que propuso Nashville”. ¿Quien lo dijo? El Tata Martino ¿Cuándo? En el entretiempo ¿Por qué? Porque esto no es fútbol, esto es soccer. Y todo lo conocido en el mundo de la pelota es distinto en la MLS y allí el entrenador tiene entre sus obligaciones hablarle a la tele antes que a sus muchachos en el vestuario.
Imposible clasificar al fútbol de Estados Unidos. Con Messi en el campo de juego la cancha se llena (sin él se vacía) y el mundo posa sus ojos en una liga difícil de digerir. Aunque el de ese país es un público apático para espectáculos sin fuegos artificiales ni shows de medio tiempo, la revolución del fútbol en América del Norte goza de buena salud.
Tanto, que en la primera fila de una cancha que no necesita alambrados, estaba el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, para presenciar el encuentro que tiene al mejor jugador del Mundo, con la 10 del último último equipo de la tabla.
Otro que se aseguró una ubicación VIP en el coqueto DRV PNK Stadium del Inter Miami fue el ex campeón del mundo de boxeo, Floyd Mayweather.
Y como si fuera un boxeador que se guarda una mano para el final, Leo casi lo gana en la última. El reloj ya marcaba 97 minutos cuando el 10 la tomó en posición de 10 pero en vez de enganchar para su pierna zurda sorprendió a propios y extraños yendo hacia la derecha. La tiró larga y sacó un derechazo seco que el arquero Panicco defendió con sus piernas.
Y no hubo tiempo para más. Inter Miami empató y como Toronto FC ganó su partido, el equipo de Messi aparece último en la tabla de la MLS. La cara de Leo tras el pitazo del árbitro lo dijo todo.
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