Cerrillos es el quinto distrito de mayor crecimiento demográfico del país. Las redes cloacales, de agua potable y de energía eléctrica han quedado obsoletas frente a una frenética demanda que hace colapsar barrios enteros.
La idea de destinar los campos del INTA Cerrillos para loteos sociales, pone de manifiesto un enorme desconocimiento de la realidad del Valle de Lerma y, especialmente, la de uno de los departamentos más chicos de la provincia y uno de los más afectados por la falta de servicios y la explosión demográfica sufrida en las últimas décadas.
Un dato no menor: Cerrillos pasó de 35.789 habitantes en 2010 a 56.287 el año pasado. Se trata de un crecimiento del 57,2%, el quinto mayor porcentaje de la Argentina.
La iniciativa, que ya cuenta con dictamen de comisión en la Cámara de Diputados de la Nación, quedó a un paso de su media sanción y disparó un alerta.
El proyecto prevé disponer de 41,8 hectáreas del INTA Cerrillos que se subdividirían en 870 terrenos. El predio se encuentra ubicado entre la ruta nacional 68 y la autopista de Circunvalación Sudeste. Se entregarían a través del programa Mi Lote.
Sin profundizar sobre lo que representa el INTA para el sector agropecuario, agroalimentario y agroindustrial de una región esencialmente productiva, pensar en destinar sus valiosísimos tierras para multiplicar el área urbana es colocar un bomba de tiempo.
Cerrillos todavía no logra brindar las condiciones mínimas de habitabilidad a los enormes loteos sociales de la ruta 26, como por ejemplo Los Paraísos (alrededor de 1.300 lotes), donde los vecinos alzan periódicamente sus voces reclamando servicios. A este se suma un sinnúmero de emprendimientos privados que, luego de ser comercializados, navegan a la deriva y de cuyo destino debe hacerse cargo el Estado municipal y provincial.
En la zona este de la localidad surgieron diferentes centros urbanos, por nombrar solo algunos: Palmares de La Isla, Paraísos, Chañares, Santa Rita I, II y III, Algarrobos I, II y III, Mama Pacha, San Agustín de la Candelaria, Paraísos de La Candelaria, Terrazas del Río, muchos de cuyos catastros aún no pagan impuestos y por lo tanto carecen de servicios. Y barrios como Las Tunas, Pinares, Crespones, Santa Marta, 35 Viviendas.
Lo mismo sucede en otros puntos de la jurisdicción, como las zonas cercanas a la ruta 21, 68 y 23; Camino a Colón y Circunvalación Oeste.
Las redes cloacales, de agua potable y de energía eléctrica han quedado obsoletas frente a una frenética demanda que hace colapsar barrios enteros. Ni qué hablar de la necesidad creciente de nuevos establecimientos escolares, de puestos policiales y de salud. No hay cifras ciertas ni oficiales, pero se calcula surgieron mucho más de un centenar de loteos en los últimos 15 años y otra decena se encuentran en pleno desarrollo. Todo este cóctel configuró un nuevo mapa poblacional, cuyas consecuencias son palpables por la falta de una planificación urbanística integral, en el que se observa desde rutas colapsadas hasta la carencia de servicios básicos.
Cerrillos ni siquiera ha logrado mejorar a la fecha su coparticipación totalmente desfasada para hacer frente a esa realidad, pese a ser el escenario en el que históricamente Salta Capital ha solucionado, en parte, su problema habitacional. Y este proyecto no parece ser la excepción.
Una vez más la improvisación y el simplismo parecen ganarle la pulseada a la previsión y a los deseos de trabajar en la construcción de comunidades organizadas, donde la gente disponga de las herramientas necesarias para desarrollarse. En síntesis, a los deseos de hacer las cosas bien y de una vez por todas.
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