En caída, el oficialismo sumaba apenas el 27% de los votos y perforaba sus peores marcas.
Dirigentes peronistas que integran diferentes espacios internos dicen que por el momento no deberían esperarse cambios. Imaginan que ahora habrá una especie de abroquelamiento interno para llegar en las mejores condiciones a las generales de octubre.
Más allá de la suerte de Sergio Massa en la presidencial, el peronismo pondrá en juego en esa elección 68 bancas en Diputados y 9 en la Cámara de Senadores.
Si se compara la cifra de este domingo con los mejores resultados obtenidos por el peronismo en las presidenciales, el contraste es abismal: Perón en 1951 cosechó el 63,51% de los votos y en 1973 el 61,86%; Cristina Kirchner, en 2011 obtuvo el 54,11% (y 50,24% en las primarias, que debutaron en ese año).
El número de este domingo de Unión por la Patria es también malo si se lo contrasta con los conseguidos en las peores derrotas del peronismo.
En 1983, cuando cayó frente a Raúl Alfonsín, Italo Luder obtuvo el 40,16% de los votos. En 1999, cuando el vencedor fue Fernando de la Rúa, el PJ sacó el 38,27%; y en 2015, cuando triunfo Mauricio Macri, Daniel Scioli cosechó el 37,08% (y 38,67% en las PASO).
Piso histórico
Ese 37,08% del Frente para la Victoria era hasta este domingo el piso histórico obtenido por el peronismo en votaciones presidenciales.
En elecciones legislativas el peronismo tuvo peores performances que en la presidencial de 2015. La peor fue en 2009, cuando el Frente para la Victoria sacó el 28,70% de los votos (fue en la elección con las «candidaturas testimoniales», donde se presentaron Néstor Kirchner, el entonces gobernador Daniel Scioli y el entonces jefe de Gabinete Sergio Massa como postulantes a diputados).
Y en las PASO de 2021, el Frente de Todos sacó el 32,43%. Tras esa elección, Cristina Kirchner difundió una carta en la que calificó al resultado como «una catástrofe política» para el oficialismo.
En la elección de este domingo, Unión por la Patria quedaba por debajo de las flojas performances de 2009 y 2021.
Hipótesis
A futuro, y en caso de que Sergio Massa no logre ser electo presidente en octubre, en diferentes sectores del peronismo empiezan a bosquejarse algunas hipótesis.
Ya se habla, incluso, de «la renovación II», en referencia al fenómeno que se produjo tras la derrota del PJ en 1983 y donde se instalaron las nuevas figuras del «peronismo renovador»: Antonio Cafiero, José Luis Manzano, José Manuel de la Sota, Carlos Grosso, quienes fueron contra la estructura que manejaba el peronismo ortodoxo.
Dirigentes del PJ que juegan con Massa sostienen que el actual ministro de Economía será el jefe de la oposición en caso de que no alcance la Presidencia. Pero quizá sea una hipótesis aún muy temprana e incierta.
Según las fuentes consultadas, ya hubo conversaciones de dirigentes con Cristina en las que la actual vicepresidenta reconoció que deberá producirse un cambio en caso de derrota en octubre.
«Hay un proceso de autocrítica de su parte, aunque no lo va a reconocer públicamente… Ella se quiere volver a Santa Cruz», aseguran. Habrá que ver.
En otros sectores también se habla de un fuerte recambio interno en caso de que el peronismo vuelva a caer en octubre. Y dicen que se avanzará en las conversaciones para que regresen al pejota nacional el peronismo cordobés de Juan Schiaretti y el gobernador electo de esa provincia Martín Llaryora.
La mayor incógnita es qué sucederá con el kirchnerismo. «Van a tener que descansar un poquito, moderarse», sostiene un histórico referente nacional del PJ, que siempre jugó aliado a los K. Otros arriesgan que se buscará llevar al sector a que sea una «mínima expresión».
Pero es difícil, más cuando una tajada muy importante de los votos que cosechó este domingo Unión por la Patria se supone los aportó la propia Cristina.
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