Los dirigidos por Jorge Almirón ganaron 2 a 0 y Chiquito Romero atajó un penal que podría haber sido el empate parcial. Los hinchas del ‘Rojo’ estallaron en insultos y ven de cerca la lucha por la permanencia.
Todo sucedió en tres minutos. Y de repente, ese clásico que poco ofrecía, entregó emoción, incertidumbre y la explosión de las tribunas. De tener a su rival contra las cuerdas, Independiente no sólo pasó a perder; falló un penal, sufrió el segundo gol y el aliento se transformó en insultos. Y Boca, que resistía con orden, lo ganó con una genialidad de Frank Fabra, las manos de Sergio Romero y una pelota parada.
A fin de cuentas, Boca mostró mayor jerarquía que Independiente. No es casual la distancia que hay entre uno y otro en la tabla. Mientras el equipo de Jorge Almirón se reforzó con Edinson Cavani para pelear la Copa Libertadores, eliminó a Barracas Central de la Copa Argentina y sumó 16 de los últimos 18 puntos en la Liga, el conjunto de Ricardo Zielinski perdió dos fechas seguidas y tiembla con el descenso.
La intensidad de Independiente y la candencia de Boca dominaron el primer tiempo. Con un denominador común: la falta de creatividad. Entonces, ese tradicional duelo que desde el contorno se intuía apasionante por las gradas llenas y el colorido con el que se abrió el juego, terminó siendo un concierto de imprecisiones. Hubo mucha pelota parada, pocas jugadas elaboradas, demasiados pases largos y errores no forzados.
En este contexto, Independiente generó más peligro sobre el área de Chiquito Romero. A bordo del 4-1-4-1 que eligió el Ruso Zielinski, la búsqueda estuvo enfocada en las bandas. Sacó mayor provechó Braian Martínez que Santiago Salle o Baltasar Barcia. Por el sector que defendía Marcelo Weigandt, el rojo sacó ventaja porque Cristian Medina colaboraba poco en el retroceso.
Martínez, dicho está, generó las situaciones más claras de Independiente. Fueron tres, con dos atajadas de Romero. La primera, cuando recién arrancaba el partido. A partir de un pase largo de Martín Cauteruccio, llegó bien perfilado al área, pero achicó muy bien el arquero visitante en la puerta del área. La otra, a partir de otro centro pasado del uruguayo que no llegó a cortar Nicolás Valentini. El chaqueño arremetió, pero encontró una gran respuesta del número uno misionero. Y también hubo un remate cruzado, con rosca, que pasó muy cerca del poste izquierdo.
Boca ostentó de la tenencia (66% al cabo del primer tiempo), pero resultó anodino. No tuvo dinámica, acumuló pases y con la excepción de alguna irrupción de Valentín Barco –sólido en los cruces- o Norberto Briasco por la izquierda, casi no inquietó a Rodrigo Rey. Faltó mayor influencia de Medina. Tuvo manejo, pero no fue agresivo. Darío Benedetto salió mucho del área y no conectó bien. El Pipa quedó una sola vez mano a mano tras un pase filtrado de Weigandt, pero llegó antes Rey. Miguel Merentiel, el otro “9”, no pesó.
Fue ordinario el primer tiempo en Avellaneda. Y parecía tener el mismo tenor esa segunda etapa. Con Independiente lanzado, presionando desde la mitad de la cancha con sus volantes, lo encerró a Boca. El remate de media distancia de Sergio Ortiz que Romero atenazó sin dar rebote fue una muestra gratis de lo que dieron ambos futbolistas. El juvenil por su dinámica y buena ubicación. El arquero, por esa categoría que lo supo llevar a la Selección.
Almirón hizo un cambio clave. Con Briasco de entrada, Barco no había podido pesar arriba. Y mandó a la cancha a Fabra para soltar al juvenil. Después, ingresaron Esteban Rolón y Exequiel Zeballos. El colombiano y el Changuito terminaron siendo importantes.
A la media hora, cuando Independiente exigía, pero no llegaba claro, Valentini salió largo, Fabra picó, le metió un sombrero a Javier Báez y dejó a Zeballos de frente al gol. No pasó un minuto y Darío Benedetto barrió abajo para cortar un tiro de Ayrton Costa y metió la mano. Nicolás Ramírez no dudó. Cauteruccio se paró frente a la pelota y Romero se convirtió en héroe como en el Mundial 2014. Hacía una década que el uruguayo no fallaba un penal en la Argentina, justamente ante Boca.
Y enseguida, llegó el córner de Zeballos, el cabezazo bombeado de Valentini y el final. Porque fue un mazazo el segundo grito para Independiente, que se ahoga en sus miserias futbolísticas. Boca disfruta su cuarto triunfo consecutivo y un horizonte copero que entusiasma.
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