Están en el Palacio de Versalles y se accedía por una puerta escondida que le sirvió a María Antonieta para huir de los revolucionarios en octubre de 1789.
El Palacio de Versalles reabrirá al público a partir de este martes los apartamentos privados de María Antonieta, a los que se accedía por la puerta escondida que a la esposa de Luis XVI le sirvió para huir, en un primer momento, de los revolucionarios en octubre de 1789.
Tras una serie de trabajos de investigación, restauración y re amueblado, estas estancias consideradas como uno de los elementos «más secretos de la antigua residencia real» se podrán visitar en su totalidad a partir de ahora, que se celebra el 400 aniversario del Palacio de Versalles, ubicado a una treintena de kilómetros de París.
«El resultado de varios años de trabajos de investigación y restauración (destaca el organismo que lo gestiona en un comunicado) es que ahora podemos redescubrir la coherencia y la riqueza de un espacio eminentemente femenino repartido en dos plantas del palacio».
El conjunto del apartamento no había estado abierto al público desde hacía una década, según indicaron este lunes fuentes del palacio, y las obras de renovación se han desarrollado en distintas fases.
Las habitaciones de la primera planta se restauraron por etapas entre 2003 y 2015, aunque no se pudieron visitar hasta el año pasado. Las salas del piso superior, por su parte, han estado cerradas desde 2016.
Las habitaciones de María Antonieta
María Antonieta (1755-1793), que antes de reina consorte de Francia fue princesa archiduquesa de Austria, comenzó a amueblar estos aposentos, que habían sido asignados precedentemente a Marie Leszczynska (esposa de Luis XV), en 1774, cuatro años después de su llegada a Versalles.
La primera planta del apartamento reservado al uso de la reina consta de una biblioteca, un gabinete llamado «Méridienne» y otro bautizado gabinete interior o dorado.
El primero es una alcoba presidida por una otomana de espejos de colores que posee una de las decoraciones «más preciosas del palacio» y evoca, de acuerdo a los investigadores, la felicidad de la pareja real por el nacimiento de su primer hijo.
El gabinete interior, por su parte, fue decorado en 1779 con sedas de flores, medallones y arabescos, pero éstas fueron sustituidas en 1784 por una nueva decoración de ebanistería esculpida, inspirada en la egiptomanía emergente en la época, y de ahí el nombre de gabinete dorado.
A través de unas pequeñas escaleras se accede a la segunda planta, en la que hay salas que la reina reservó a su uso personal y al de sus ayudantes de cámara y sirvientes.
En ese nivel hay dos habitaciones de la reina (un comedor y un tocador), una sala de billar (un juego muy popular en la corte desde los tiempos de Luis XIV) que se convirtió en salón, tres habitaciones para las primeras camareras y tres para los criados.
«Todas estas habitaciones han sido restauradas, dotadas de una nueva decoración textil y re amuebladas» después de «una amplia investigación» sobre su uso, destacó el Palacio de Versalles.
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