Ambos fueron víctimas de tres encapuchados. Le robaron una Toyota nueva. El médico fue golpeado, amordazado y atado en su propio domicilio.
El médico había pasado minutos antes por un supermercado y había adquirido algunos víveres para el fin de semana y se dirigió junto a su hijo de cuatro años a su domicilio rural, al cual llegó cerca de las 22.15.
Según vecinos entrevistados por El Tribuno el domingo, el médico llegó a la tranquera de su casita de campo, ubicada sobre la ruta 34, se bajó junto a su pequeño y de pronto salieron desde la parte trasera tres personas encapuchadas, que lo amenazaron con armas blancas y de fuego para reducirlo, y ante la resistencia, uno de los malvivientes lo golpeó varias veces en sus piernas con un garrote y cuando cayó lo golpeó en la cabeza.
Los delincuentes, uno de gran envergadura, otro joven de mediano porte y un tercero menudo y muy joven redujeron al niño y lo introdujeron junto a su padre al interior del domicilio donde lo golpearon y amordazaron. Dos de los sujetos comenzaron a revolver la casa mientras un tercero sujetaba al niño. Los maleantes se llevaron todas las cosas de valor, entre ellas el celular y la computadora del médico pediatra.
Luego, abrieron una gaseosa y pretendían hacerle ingerir una caja de pastillas de rivotril o clonazepan al médico, para que éste se durmiera. El galeno les pidió por su hijo que no le hicieran eso por lo que optaron por amordazarlo y maniatarlo a una silla. Los delincuentes huyeron con la camioneta del médico, una Toyota Hilux, de color gris, la que no podían hacer arrancar, pero el médico -en su terror- les dijo cómo hacerlo. El niño lo ayudó a soltarse, tres horas después, y tras romper una reja logró salir y pedir ayuda a los vecinos. El niño sufrió un shock, pero ya se recuperó, dijo el médico a los medios.
Tres horas luchó junto a su hijo para pedir ayuda
Isabel y Miguel, vecinos del médico, relataron que a la 1 de la mañana sintieron al doctor que les pedía ayuda. «Estaba junto a su hijito, se le veían heridas en sus piernas y en su cabeza. Llamamos a la policía y ésta tardó más o menos una hora en llegar. Ahí nos relató el doctor la brutalidad del asalto y la valiente acción de su hijo, que durante casi tres horas lo ayudó a zafar de sus ataduras. Logró ubicar un cuchillo dentro de la casa y llevárselo a su papá, y de esa manera pudo desatarse y buscar ayuda», dijo Isabel.
Nosotros creemos que el asalto fue a las 22.15, pero él llegó aquí a la 1 de la madrugada y la policía después. Según sabemos, de la camioneta y de los delincuentes nadie sabe nada».
Ya le habían robado y nadie hizo nada
En radio Uno, una FM de esa localidad, el médico explicó detalles de lo que sufrió durante y después del asalto. Dijo por ejemplo que lo querían drogar, que luego de desatarse no podía salir de su casa porque lo dejaron encerrado y que por las amenazas de muerte sobre su persona y su pequeño hijo, le dio las claves de su teléfono celular y de su computadora, pero que los delincuentes quería «la plata». «Finalmente tuve que romper los barrotes de una ventana para salir», dijo.
También dedicó unas palabras a la Brigada de Investigaciones local, y relató que ya había sido robado en otra ocasión y que a pesar de que en el pueblo era vox pópuli quiénes habrían participado y dónde vendieron sus bienes, la policía no actuó conforme a su deber.
También afirmó que no le dieron ninguna novedad acerca de su camioneta, con la excusa que podría entorpecer la «investigación». Dio, además, precisiones acerca de que hubo en González una serie de asaltos gravísimos en apenas pocos días, uno de ellos fue el sufrido por un finquero a quien le robaron al menos 30.000 dólares.
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