Fumio Kishida había ido a apoyar un candidato para una elección local en la prefectura de Wakayama. El episodio ocurre nueve meses después del asesinato de Shinzo Abe bajo circunstancias similares.
El primer ministro japonés, Fumio Kishida, fue evacuado de un acto electoral tras escucharse una explosión, pero se encuentra a salvo. Detuvieron en el momento al presunto responsable de lanzar el artefacto explosivo, un joven de 24 años llamado Ryuji Kimura.
El incidente tuvo lugar en el puerto de la ciudad de Wakayama (oeste) sobre las 11:30, cuando se registró una fuerte explosión y se observó una columna de humo blanco en el lugar donde estaba previsto el discurso de campaña de Kishida. El ataque se produjo menos de un año después del asesinato en un acto electoral del exprimer ministro Shinzo Abe que conmocionó el país y provocó un refuerzo de la seguridad en estos actos públicos.
“Hubo una fuerte explosión (…). La policía está investigando los detalles, pero me gustaría disculparme por preocupar a la gente y causarles problemas”, declaró Kishida poco después.
“En estos momentos se desarrolla una campaña importante para nuestro país, y debemos trabajar juntos e ir hasta el final”, agregó. Está previsto que por la tarde el primer ministro participe a otro evento público en Chiba, cerca de Tokio.
Varios medios de comunicación, entre ellos la agencia de noticias Kyodo, informaron que se había lanzado un objeto parecido a una “bomba de humo”. Segundos después se escuchó una detonación y el lugar se llenó de humo blanco.
La cadena de televisión NHK difundió imágenes de la detención de Kimura mientras la multitud se dispersaba.
El joven es un residente de la ciudad de Kawanishi, en la prefectura de Hyogo, oeste del país, según el carnet de conducir que llevaba consigo, ya que se habría negado a hablar con las autoridades. En el momento de la detención, Kimura llevaba consigo una mochila y otro objeto metálico, que se cree podría ser una segunda bomba de tubo.
Testigos en el lugar relataron momentos de pánico: “Corrí frenéticamente y entonces, unos diez segundos después, hubo un ruido muy fuerte y mi niño empezó a llorar. Estaba paralizada, mi corazón todavía late muy rápido”, dijo una mujer a NHK.
“Alguien gritó ‘¡al culpable!’ o ‘lanzaron una bomba’ y todo el mundo empezó a correr”, explicó un hombre a la misma emisora.
El asesinato de Abe
Los actos electorales suelen celebrarse en Japón en plena calle y con escasas medidas de seguridad, debido al bajo índice de criminalidad y de ataques con armas propios del país asiático.
Sin embargo, el incidente de hoy ha tenido lugar después de que el pasado julio el exmandatario japonés Shinzo Abe muriera tras recibir un disparo por la espalda con un arma de fuego de fabricación casera, mientras participaba en un acto en la ciudad de Nara. Su presunto asesino, Tetsuya Yamagami, le disparó por sus vínculos con la Iglesia de la Unificación, una secta con importantes conexiones políticas a la que su madre donó tanto dinero que la familia se quedó en la bancarrota.
Tanto el jefe de la Agencia Nacional de Policía como el de la policía local renunciaron después del asesinato y de una investigación que reveló “carencias” en la seguridad del antiguo líder nipón.
Desde el Ejecutivo y el gobernante Partido Liberal Democrático (PLD) se ha condenado el incidente de este sábado, que llega antes de otra ronda de elecciones locales previstas para la próxima semana para elegir a alcaldes y miembros de asambleas.
“Que algo así haya ocurrido en medio de una campaña electoral que constituye el fundamento de la democracia es lamentable. Es una atrocidad imperdonable”, dijo el responsable de estrategia electoral del partido gobernante, Hiroshi Moriyama, a NHK.
El incidente en Wakayama coincide con la organización en Japón de cumbres ministeriales del G7 en Sapporo (norte) y en Karuizawa, cerca de Nagano (centro), antes de la cumbre de líderes de este grupo en Hiroshima en mayo.
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